Su origen es polaco y lo elaboraban –y consumían- las numerosas comunidades judías que, durante siglos y hasta el Holocausto- vivían en aquel país. Tradicionalmente, se elabora con harina de trigo y se caracteriza por la densidad de su miga, la corteza ligeramente crujiente y el agujero en el centro que lo convierte en un bocado único. A menudo, es tradición añadirle sal, cebolla, ajo, queso y hasta muesli. También se le puede añadir harina de centeno, muy común en Centroeuropa y el exterior se suele recubrir con sésamo, semillas de amapola o ajos y cebolla seca. Ahora, además, llega a Mercadona.
Popular en Estados Unidos e Inglaterra
El bagel, a partir de mediados del s. XIX, se empezó a vender en Londres y, posteriormente y a raíz de la emigración masiva centroeuropea a Estados Unidos, se popularizó en las principales ciudades norteamericanas. Hoy, además de seguir siendo popular en Polonia, es casi un emblema en Estados Unidos que se vende también en Mercadona. La cadena valenciana comercializa este bollo en paquetes de cuatro y cortado al medio. Se convierte así en perfecto para bocadillos, hamburguesas y similares. Su particular sabor se debe a que la masa se hierve en agua antes de hornearse.
Por 1,50 euros
En Mercadona, la bolsa de cuatro bagel cuesta 1,50 euros. Están elaborados con harina de trigo y, por tanto, contienen gluten. Son ligeramente más dulces que el pan normal. Cada bollo aporta unas 200 kilocalorías. Al cocerse antes de hornearse quedan más esponjosos por dentro y la corteza se endurece. El agujero central, además de dar personalidad al bollo, hace que se hornee antes.