El Ibex no pudo aguantar los 8.700 puntos porque ha comenzado la campaña de presentación de resultados de las empresas americanas y no ha podido empezar peor: Alcoa, la compañía de aluminio que abre siempre la temporada, ha caído estrepitosamente, un 10% a media sesión, arrastrando al Dow Jones y a las bolsas europeas.
En medio de la confusión sobre el estado de la economía americana, con la Reserva Federal aplazando la subida de tipos de interés, sólo quedaba la prueba del algodón: qué hacen, cuánto ganan, cómo les va a las empresas del Dow Jones y del S&P 500. A partir de ahí cabe hacerse una idea concreta de cómo van las cosas realmente en EEUU.
Pues bien, Alcoa, que es tradicionalmente un poco gafe, ha obtenido unos beneficios en los nueve primeros meses un 16,3% más bajos que hace un año, ha facturado 5.213 millones de dólares frente a 5.570 millones en el mismo periodo, y el beneficio neto por acción es de 60 centavos comparado con los 78 de 2015.
El mercado siempre se ha tomado con una cierta distancia los resultados de Alcoa, pero este año los ha juzgado a prueba de ley, señal de lo que cabe esperar sobre los resultados del conjunto. Ésa es hoy la diferencia.
Este dato es una advertencia seria de Donald Trump a las posibilidades presidenciales de Hillary Clinton. Veremos lo que vendrá después pero lo que hace la bolsa en el último tramo de la campaña hasta noviembre es un buen indicador respecto a los resultados electorales.
En Europa, el indicador de confianza de los empresarios alemanes ZEW fue muy positivo ya que subió a 6,2 puntos en octubre frente al 0,5 anterior, lo que indica "una actividad relativamente robusta de la economía germana", según las conclusiones que presenta el índice.
El Ibex se ha ido torciendo al final, tras la espectacular colocación de deuda del Tesoro, a tipos históricamente bajos, y el anuncio de que el Rey fijará una consulta para elegir candidato a la investidura el 24 y 25 de octubre. Pero la bolsa es bolsa, como el fútbol es fútbol, que diría Cruyff.