Si la carrera discográfica de Bruce Springsteen tuviera una columna vertebral, estas serían las 10 canciones a través de las cuales se puede hacer un recorrido a 52 años de carrera. Como siempre pasa en estos casos, habrá seguidores del cantante que echarán de menos canciones y de otros que no estarían de acuerdo con la presencia de algunas. No obstante, la mayoría de temas incluidos en esta lista generan un consenso bastante unánime respecto de su representatividad. Son las 10 canciones sin las cuales no se entendería Bruce Springsteen, un ejercicio relativamente complicado teniendo en cuenta que ha compuesto más de 350. Están puestas por orden cronológico de publicación.

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10 canciones imprescindibles de Bruce Springsteen

Thunder Road: Si en lugar de 10 canciones se tuvieran que escoger 3, seguramente los seguidores de Bruce Springsteen incluirían Thunder Road en este podio. Es la piedra filosofal de su discografía, una canción que —igual que Bohemian Rapsody— tiene muchas canciones dentro de una sola canción con protagonismo compartido por armónica, voz, piano, guitarra y saxo en una combinación difícilmente mejorable. Publicada en 1975, es el tema con que se abre el álbum Born to Run. Desde entonces forma parte de la banda sonora de millones de seguidores de todo el mundo que, cuando suena en los conciertos, la cantan como quien reza el padre nuestro.

Born to Run: Una de las mejores canciones de la historia del rock y, seguramente, una de las que mejor explica cuál es la aportación del cantante americano a la música contemporánea. Tiene todos los ingredientes springsteenianos: desde el explosivo inicio, a la melodía, el estribillo y el final épico. Y sobre todo, la letra, una auténtica declaración de principios de qué es Springsteen: una manera de hacer rock que mezcla sueños, promesas, coches y autopistas.

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Foto: Ricardo Rubio / Europa Press

Badlands: Del álbum Darkness on the Edge of Town (1977) hay unas cuantas perlas, sin ir más lejos la que da nombre a todo el disco. Pero esta, Badlands, define también muy bien el sonido Bruce Springsteen y especialmente las zonas de tono más oscuro de su obra. Ahora bien, si Badlands está en esta lista también es por su papel fundamental en los conciertos: una auténtica explosión de energía en que también queda bien explicada la comunión entre el público y la banda.

Hungry Heart: Uno de sus éxitos comerciales, en el sentido más industrial del término. Es uno de los singles de The River (1980). Él no buscaba un hit de masas pero se lo encontró gracias a una melodía pegadiza y fácil. Aquello provocó la primera gran incursión de Bruce Springsteen en el mercado musical de los grandes éxitos, fueran rock, pop o dance. Esta canción también tiene la peculiaridad de que, desde que la publicó, en los conciertos es el público quien canta la primera estrofa a pleno pulmón.

The River: La balada por excelencia de la carrera de Bruce Springsteen. De las más de 350 canciones que de una manera u otra tiene publicadas, hay un tanto por ciento muy destacado dedicadas al amor. Son historias humanas dignas de un programa de Albert Om y que solo el azar hace que toquen en nuestra casa o en la del vecino. En este caso explica la de su hermana disfrazada bajo el seudónimo de Mary. Capaz de conmover a todo un estadio solo con los primeros acuerdos de la armónica.

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Nebraska: Podría ser Nebraska (1982), The ghost of Tom Joad (1996) o Devils and Dust (2005), pero de vez en cuando, a Bruce Springsteen le da por cerrarse en sí mismo, abandonar la banda y quedarse solo en un estudio a componer canciones desnudas. Nebraska está en esta lista como representación de esta parte más acústica, introspectiva y reservada del cantante. No es la mayoritaria, pero ahí está. Y Nebraska, por cierto, es un disco mayúsculo.

Born in the USA: Es LA canción. Puede gustar más o menos, pero es el single con el que se dio a conocer mundialmente. Desde aquel 4 de junio de 1984 ya nada volvió a ser igual. Es la canción que todo el mundo te canta cuando dices "Bruce Springsteen" aunque, musicalmente, no es la más representativa de su estilo, pero sí la letra. Una letra que, como ya es sabido, se ha mal interpretado varias veces en su historia, la más conocida cuando Ronald Reagan la quiso utilizar como banda sonora en las elecciones presidenciales de aquel año y Bruce Sprinsgteen no se lo permitió. Y es que, precisamente, Born in the USA no es ningún himno patriótico sino una declaración de rabia y tristeza de la generación que perdió la guerra de Vietnam. Pero da igual: Bruce Springsteen siempre quedará asociado al Born in the USA y Born in the USA a Bruce Springsteen.

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Foto: Ricardo Rubio / Europa Press

Dancing in the Dark: Otro ejemplo de cómo una de las canciones más conocidas de Bruce Springsteen no es la más representativa de su ADN musical. Pero corrían los años 80, el sonido del sintetizador se llevaba mucho y los SEO musicales de la época le dijeron que si hacía una canción con una tonalidad fácil y estos toques electrónicos, la canción en cuestión tendría mucho éxito y sería trending topic por todas partes. Y a fe de Dios que lo fue. Por si eso no fuera suficiente, su videoclip también dio la vuelta al mundo con la circunstancia de que la chica que saca al escenario a bailar era una desconocida Courtney Cox, la actriz que unos años más tarde sería Monica de Friends.

Brilliant Disguise: A finales de los 80, Bruce Springsteen era un ídolo de masas a punto de cumplir 40 años y con todo resuelto en la vida salvo el apartado sentimental. Se casó con la modelo Julianne Philips en plena resaca del boom del Born in the USA, el matrimonio estuvo en crisis desde los primeros acuerdos y fruto de aquel embrollo emocional salió el Tunnel of Love (1987), que suscitó críticas desiguales, una exitosa gira mundial y el divorcio. De aquel disco, una de las canciones más emblemáticas es Brilliant Disguise, una pieza de amor herido pero que con guitarra, batería y su voz suena menos dolorosa.

The Rising: Los años 90 son el agujero negro de la carrera de Springsteen. Es cuando se separó de la E Street Band, publicó discos con experimentos diversos, pero también es cierto que estaba criando a tres hijos junto con su inseparable Patti Scialfa y eso lo dispensa de todo. En 1999 volvió a convocar a la E Street Band y juntos hicieron una gira de reunión sin ningún disco nuevo en el mercado. Este nuevo disco llegó en 2002, un año después del trauma del 11S. The Rising es eso, el renacimiento, el mensaje de esperanza que Bruce Springsteen envió a los norteamericanos. Pero también fue el resurgir de su carrera. Y esta canción ha acabado siendo, a la larga, el himno de la segunda mitad de su vida musical.