Día 1.º - 14 de febrero

He asistido a la fiesta de la democracia sin tener muy claro a quién votar —o incluso si quería hacerlo—, pero una conversación cazada al vuelo mientras hacía cola para entrar en el colegio electoral le ha dado el vuelco no sólo al día, sino también a esta cuarentena cultural. "Si el 3 de octubre hubiéramos ido a todas, ahora no votaríamos en unas elecciones autonómicas", le ha dicho una señora a la otra con un tono de arrepentimiento calcado al de Hristo Stoichkov el día que volvió del Parma para fichar de nuevo por el Barça. En aquel preciso momento, he decidido abandonar el reto de pasarme trece días y medio bebiendo únicamente agua de Vilajuïga para adentrarme en una aventura mucho más peligrosa y a la vez fascinante: vivir durante dos semanas como si Catalunya fuera independiente, haciendo reales todas las ucronías posibles sobre nuestro pasado.

Día 2.º

¿Y si el PDeCat y Juntos hubieran concurrido juntos a los comicios? Me he levantado y esta hipótesis estaba en boca de todos los tertulianos y analistas del país, que durante todo el día han gastado saliva y neuronas haciendo cábalas electorales sobre quien habría ganado las elecciones si los herederos de Artur Mas y el partido de Carles Puigdemont no hubieran partido peras hace meses. ¿Tiene algún sentido dedicar esfuerzos a pensar qué hubiera pasado si hubiera sucedido aquello que no ha pasado? En cualquier otro país del mundo, no. En Cataluña, en cambio, el subjuntivisme© [subjuntivismo, en castellano] es el deporte nacional con más aficionados, ya que desgraciadamente el único deporte reconocido por el COI en el cual las selecciones catalanas son oficiales, el korfball, todavía no disfruta de mucha popularidad entre los deportistas de nuestra pobre, sucia, triste y desdichada patria.

Día 3.º

¿Y si Martín l'Humà no hubiera muerto sin descendencia? He entendido que la criatura llora de aquí, ya que todos los descendientes del rey Martí I, último soberano del casal de Barcelona, murieron antes que él. Primero, todos sus nietos; después, Martín el Joven, su hijo, que ya era rey de Sicilia y tenía que heredar los reinos catalanoaragoneses. Delante de eso, Martí l'Humà decidió salvar los muebles escogiendo como sucesor a un nieto bordo, Federico de Luna, hijo bastardo que Martí el Jove había tenido con Tarsia Rizzari, una amante catanesa del rey. El día antes de oficializar la herencia con Federico, sin embargo, Martí l'Humà la diñó por causas todavía hoy poco claras.

San Vicente Ferrer anunciando la elección de Fernando de Antequera, consecuencia de las pocas erecciones de Martí I. (Institución Alfons el Magnànim)

Algunas fuentes hablan de una cena que su hermana Isabel -mujer de Jaume de Urgell II- envenenó; otros comentan que el rey murió de un ataque de risa, como si la situación hiciera mucha gracia; otros, incluso, afirman que murió a causa de los medicamentos que tomaba para intentar procrear compulsivamente. Fuera o no fuera Martí I el primer caso mundial de muerte por sobredosis de Viagra, su muerte ocasionó el Compromiso de Caspe y la coronación de Fernando de Antequera, el primer rey castellano de la historia de la Corona de Aragón. Por lo tanto, podemos afirmar que Federico de Luna y Jaime II de Urgell, a buen seguro, son el "paciente cero" del subjuntivismo, una patología eminentemente catalana, altamente contagiosa y que, hoy por hoy, todavía no ha encontrado remedio.

Día 4t

¿Y si Martín I hubiera tenido más hijos, seríamos independientes? Según la Enciclopedia, el subjuntivo es el modo verbal de los verbos irreales epistémicos, es decir, lo que se refiere en aquello que podría ocurrir pero todavía no ha sucedido. Si en vez de decirle el Humano hoy habláramos de Martín el Encastador, aparte de tener series de cómics con un rey medieval nombrado Martinetor o alguna película pornográfica titulada Fucker Martí con Conrad Son haciendo el papel de un monarca catalán, quizás seríamos un estado independiente y no nos pasaríamos la vida conjugando el pluscuamperfecto del subjuntivo para todo. ¿Si John Lennon no hubiera nacido en Liverpool y lo hubiera hecho en Portbou, en vez de decir que "la vida es aquello que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes", habría dicho que "la vida es aquello que te pasa mientras estás ocupado pensando "¿y si hubiera pasado aquello?" o "¿y si hubiéramos hecho aquello otro"? seguro. Tanto si caemos sin querer como si nos recreamos por voluntad propia, el subjuntivismo nos define tanto como el Barça, la Moreneta o los calçots, ya que el modo subjuntivo es, para el pueblo catalán, algo como lo que el bindi es para los hindúes pero en versión sui géneris: una marca gravada en el frente, en nuestro caso internamiente —en la conciencia—, que desde hace siglos nos atormenta haciéndonos imaginar la vida que viviríamos si las cosas hubieran ido de otra forma.

Día 5.º

¿Y si Pedro el Católico no hubiera perdido la batalla de Muret? Quizás para remontarse a los orígenes del subjuntivismo catalán hace falta ir más atrás del Compromiso de Caspe y poner el foco en la batalla de Muret, cuando el rey Pedro II se lo jugó todo a una carta y, con la actitud temeraria de quien promete hacer alguna cosa diciendo "aguántame el cubata", plantó cara a un ejército más numeroso que el suyo y comandado por Simón de Montfort. La cosa no fue bien, Pedro el Católico murió en combate y toda la política expansionista del Casal de Barcelona iniciada décadas antes se fue al garete, por eso no he podido evitar entristecerme sólo de imaginarme plenamente dentro de la ucronía, paseando por Montpellier y diciendo "passi-ho bé" al salir de una tienda de quesos, por ejemplo. Que lástima. Quizás si Pedro el Católico no hubiera ido de chulo, hoy podríamos ir a los Grands Bufets de Narbona y tener escudella con carn d'olla o ànec mut del Penedès en el self-service del bufete.

Día 6.º

¿Si Muret no hubiera significado una derrota, habría crecido Jaime I en cautiverio en manos de Simón de Montfort? Posiblemente no. Por lo tanto, si el monarca más famoso de nuestra historia no se hubiera criado siendo esa especie de pequeño Dalai Lama catalán, protegido por el papa Inocencio III y por la Orden del Templo, quizás nunca habríamos perdido los territorios occitanos que rendían vasallaje a los reyes de Aragón y los condes de Barcelona, pero sin embargo quizás tampoco se habría hecho nunca una expedición para conquistar Mallorca u otra para conquistar Valencia. O quizás sí, quién sabe, y hoy alguien de Pollença o Xàtiva sería tan primo hermano de alguien de Carcasona o Clarmont de Hérault como lo es de alguien de Mollerussa.

En un universo paralelo, Jaime I no conquistó nunca Mallorca y hoy un cantante insular llamado Bartolomé de las Peñas triunfa con canciones country. (Discmedi)

Día 7.º

Vamos más atrás, sin embargo: ¿y si el conde Borrell II no hubiera dejado de prestar juramento de vasallaje al rey de Francia? Pues que no se habría proclamado de facto la independencia de los condados de Barcelona, Osona y Girona —es decir, el Principado de Catalunya— y seguramente hoy seríamos más franceses que una canción de Carla Bruni y hablaríamos francés, une chose que c'est ne pas très confortable pour moi et j'ai oublié de mettre fin à cette uchronie d'aujourd'hui quand je n'avais pas encore eu le temps de commencer.

Día 8.º

¿Y si el Tratado de los Pirineos no hubiera existido nunca? He salido de casa escuchando a Jordi Barre con el altavoz del móvil, he cogido el AVE en Sants, me he plantado en poco más de una hora en Perpinyà, he puesto los pies en el centro del mundo, como dijo Dalí, he saludado diciendo "bon dia, adéu!" a unos escolares de la Bressola, he desayunado pidiendo un café con leche sin que el camarero se mostrara dubitativo, he escuchado las noticias en catalán en Radio Arrels, he comprado el último Premio Mercè Rodoreda en la librería Catalana, he comentado el último partido de la USAP con unos señores que charlaban en la plaza Jaubert de Passà, he comprado espárragos y berenjenas en el mercado de Sant Jaume, en la plaza del Puig, he comido un menú escrito en catalán en Cal Tap y he vuelto a Barcelona haciendo exactamente lo mismo que habría hecho si hubiera ido a Olot, Solsona o Tortosa, pero el móvil, al traspasar un túnel entre Figueres y Perpinyà, me ha avisado que cambiaba de país, y he entendido que las fronteras, a pesar de ser invisibles o puramente administrativas, decapitan naciones con la misma furia de un ejército mutilando estatuas.

Día 9.º

¿Y si no hubiésemos sido lo suficientemente tozudos ante la represión hacia la lengua catalana? He salido a la calle imaginando como sería la vida en caso de haber acatado las más de 200 leyes, reales decretos, planes, derogaciones o prohibiciones varias que des de 1714 ha sufrido el catalán. La experiencia ha sido dura: hoy nuestra lengua sería un fósil, poco más que una triste figurita en el museo de cera de las lenguas muertas. Sin embargo, esta angustiante ucronía ha llegado a su fin quan he recordat que, per sort, vam ser, som i seguirem sent tossuts.

Día 10.º

¿Y si la anexión napoleónica de Catalunya bajo dominio francés de 1812 hubiera prosperado? Pues que Napoleón habría ganado la Guerra del Francés, hoy yo me habría levantado en el Departamento de Montserrat y tú leerías estas rayas siendo miembro de la ciudadanía del Departamento de Bocas del Ebro, del Ter, de los Pirineos Orientales o del Segre. En resumen, seguramente hoy seríamos más franceses que una terrina de foie comprada en el Carrefour de Bourg-Madame y hablaríamos francés, ce que, comme je l'ai déjà avoué, je ne sais pas faire assez précisément.

El mapa del imperio napoleónico el año 1812, con Catalunya siendo el culo de Francia.

Día 11.º

¿Y si la Exposición Universal de 1888 no se hubiera celebrado? He imaginado por un momento que el alcalde Rius i Taulet nunca decidió llevar a cabo la idea estrambótica del empresario Eugenio Serrano: hacer una expo universal en Barcelona. He imaginado, pues, que la Ciutadella seguía siendo una fortificación militar, que la Ribera era un barrio claustrofóbico en el cual no se puede vivir con salubridad, que la iluminación eléctrica de la ciudad se había demorado tres décadas más o, también, que las simpáticas Golondrinas del puerto no existen. He imaginado, también, que el modernismo arquitectónico nunca habría triunfado como triunfó o que la ciudad no habría dado el paso adelante económico e internacional que hizo. Pero, sobre todo, he imaginado que sin la Exposición nunca habría habido una demanda tan elevada de mano de obra para construir, y que quizás la clase obrera barcelonesa no se habría dado cuenta de que los trabajadores tenían que unir sus fuerzas para defender sus intereses y mejorar sus condiciones laborales. Y por lo tanto que UGT nunca se habría fundado el año 1888, que quizás el anarcosindicalismo nunca habría arraigado profundamente en Catalunya y que hoy, por lo tanto, todavía seríamos más carne de cañón de lo que, por desgracia, todavía somos.

Día 12.º

¿Y si Pompeu Fabra nunca hubiera leído el Diccionari de la lengua catalana ab la correspondencia castellana y latina, de Pere Labèrnia, o la Gramática de la lengua catalana, de Antoni de Bofarull y Adolf Blanch? Numés de pensar·ho me vis obligat a viura tot lo dia talment com si Pompeu Fabra non haguera existit mai e la lengua d·aquést lloch dyt Catalunha no fos com la que mitg conexem ara. Fyll de politich republicá, ab aquets dos llibres Fabra va descubrí de patit llur curiositát per la lengua, e mercés a axó, pus tard i ab la renaixensa del pays, L’Avenç, el modernisme, el noucentisme e l’Institut d’Estudis Catalans com a context cronológich e forsa conséntrica, la insérsia del mumén va ayudar a fer pusible las Normes ortogràfiques de Fabra, sensa les cuals avui putsé ascriuriam aixins.

Día 13.º

¿Y si el año 1986 Joan Antoni Samaranch no hubiera dicho aquello de "à la ville de Barcelona"? ¿Y si Manel no hubiera ganado nunca el Sona 9 y algún productor no se hubiera fijado en ellos? ¿Y si Iniesta no hubiera marcado el gol contra el Chelsea, el año del triplete de Guardiola? ¿Y si este artículo no hubiera existido y tú no llevaras siete minutos malgastando el preciado tiempo de tu vida? Y si, y si, y si, etc. ¿Y si el subjuntivismo es una droga, más que una patología? Es curioso como es de fácil plantearse qué habueira sido de Picasso —y de su periodo azul y todo lo que vino después— si su amigo Carles Casagemas no se hubiera suicidado por un mal de amor, por ejemplo, y como de es difícil comprender que el subjuntivismo es apasionante, pero tóxico, ya que hasta donde la ciencia nos ha sabido decir, el destino es azaroso y aquello único que lo determina son nuestros actos. En este decimotercer día más vale asumirlo: la realidad es la metadona de los idealistas.

Hay un universo en el cual el Iniestazo en Stamford Bridge no existió y muchos culers no tenemos que decir "¿cúal?" cada vez que, de viaje para|por España, alguien menciona "el gol de Iniesta". (Efe)

Día 14.º

¿Y si todo eso no fueran más que gilipolleces? He llegado a este último día de cuarentena absolutamente agotado, ya que, si ser catalán cansa, adentrarse de lleno en los delirios del subjuntivismo catalán es como emprender una aventura en la cual constantemente hay que ir abriendo puertas y, tras aquella puerta, siempre hay muchas otras por abrir. Fatigado, pongo punto final a esta locura de trece días y medio tripulante la nave de una ciencia-ficción permanente en la cual, mientras sigo intentando encontrar la forma de luchar por vivir en la Cataluña que sueño, he intentado vivir en todas aquellas Cataluñas hipotéticas y diferentes que nunca llegaron a ser.