Seguramente solo hay una palabra que los catalanes utilizemos más que los términos libertad, independencia o Messi: el vulgarismo castellano joder, una expresión que ha hecho mella en nuestro país y que es desde hace décadas el comodín perfecto para cualquier contexto. Decimos joder cuando nos enfadamos ("¡Ya es suficiente, joder!"), decimos joder cuando nos extrañamos ("Joder, no me lo esperaba"), decimos joder cuando estamos contentos ("¡Qué gustazo estar de vacaciones, joder!") y decimos joder cuando nos entristecemos ("¡Eso es una mierda, joder!"). ¿Es realista pretender que, de repente, dejemos de utilizar este castellanismo tan útil y cómodo? No. ¿Es posible encontrar 17 formas genuinas de decir joder que nos provoquen aquella extraña sensación magfnificiente, contundente e inefable de cuando decimos joder! y nos quedamos muy a gusto? Creemos que sí, por eso en la Selección La Tumbona de hoy hacemos una lista con 13 expresiones catalanas para mostrar admiración, sorpresa o decepción.
1. Qui el va matricular!
Muy adecuado para sustituir el clásico joder en un entorno automovilístico, cuando conduciendo por la carretera necesitas enviar a hacer puñetas a algún indeseable que se ha saltado un semáforo, ha adelantado por la derecha o simplemente va más lento que una tortuga.
2. Casum seuna!
Un eufemismo políticamente correcto para no blasfemar, ya que cagarse en Dios ahora quizás está al orden del día, pero hace cuarenta años no era así. El casum seuna! es en catalán lo que el ¡me cago en to' lo que se menea! es al castellano: una forma brutalmente pomposa y genuina de desear enviar alguien o algo a freír espárragos. Fonética casi eslava, genuinidad digna de un personaje de La memòria dels Cargols y una oclusiva velar (la [k] inicial) que tiene la fuerza de un francotirador. ¿Qué más queréis?
3. Mare meva!
Un clásico que disfruta de buena salud lingüística. Dependiendo de la entonación puede servirnos como expresión de rechazo o de placer. Por ejemplo, alargando la primera vocal de mare mostraremos rechazo ("maaaare meva, ¡qué peste!"), en cambio alargando la primera vocal de meva expresaremos un estado de disfrute ("mare meeeva, ¡qué caliente está el agua!").
4. Hòstia!
No hay que ser católico ni practicando para tener en la punta de la lengua una hostia, ya que en todas sus variantes (òstipa, òndia, hòsties y hòstia santa), esta expresión proveniente del cuerpo de Cristo es más polivalente y efectiva que Sergi Roberto.
5. Collons!
Como ya pasaba con mare meva, el collons también expresa varias reacciones dependiendo de la forma de pronunciarlo. Cuando se alarga alguna de las dos oes, acostumbra a ser ideal para mostrar sorpresa y admiración ("coooollons, ¡qué coche te has comprado!"), pero en cambio cuando se pronuncia de forma seca y estridente, el 99,9% de las veces significa que nos estamos cagando en todo.
6. Recoi!
El recoi! tiene una carencia de fuerza como taco pero una maravillosa fuerza como expresión de sorpresa y extrañeza. El recoi! es a las expresiones genuinas el que los Aromes de Montserrat a los destilados: te conecta telúricamente con la catalana tierra, pero estar familiarizado con ello teniendo menos de 30 años denota un evidente anacronismo vital.
7. Cullera!
Expresión más de irritación que de admiración, a menudo utilizada en soledad e incluso en voz baja, sin estar dirigida a ningún interlocutor. En la actualidad está claramente en recesión y desuso, aunque es una expresión óptima para sustituir el joder en un contexto íntimo, como por ejemplo cuando un callo te da la lata o cuando parece que tengas una rave dentro del estómago tras haberte hartado de calçots.
8. Va parir...!
Tres sílabas y la fuerza de la tónica final permiten que esta expresión contenga toda la frustración, ira, rabia y odio que quizás solo un saco de boxeo sabría apaciguar. No se sabe quién parió a quién, pero poco importa. Tampoco se sabe por qué el verbo parir, aparentemente positivo, sirve para canalizar la rabia, pero no pasa nada. Decir va parir! es a la lingüística lo mismo que Rothko al arte: no se entiende, pero relaja.
9. No cardis!
El verbo cardar, en catalán, tiene más acepciones que la misma expresión joder. Especialmente en la Catalunya Central, donde dice la leyenda que hay ciudadanos del Berguedà o del Bages capaces de utilizar el cardar con más de cinco significados diferentes en una sola oración. Sea como sea, un buen no cardis! siempre expresa bien el enfado o sorpresa desagradble respecto a algo.
10. Alça, Manela!
Es tan difícil saber quién era la Manela como curioso observar que nuestros hermanos valencianos, en vez de decir Manela, utilizan el nombre de Pilili. En momentos de desacuerdo, sobre todo en una discusión donde los argumentos se tambalean, un buen "alça, Manela!" para denigrar la opinión contraria es tres mil veces más elegante que un "pero qué diantres dices!" o un "joder, qué dices!".
11. L'os pedrer!
Uno de nuestros otros grandes eufemismos, tan benévolo y poco agresivo que todo el mundo lo utiliza descargando su rabia sin darse cuenta que cagarse en un os pedrer es tan absurdo como, en castellano, cagarse en la mar salada. ¿Qué nos ha hecho el os pedrer para ser tan odiado? ¿Qué tiene de especial un humilde os (hueso) para ser capaz de despertar tanto enojo?
12. Caram!
La reina absoluta de las expresiones que denotan sorpresa, una auténtica joya que es una variante de carall! y que, por lo tanto, es también un eufemismo. Dentro de la familia de vulgarismos relacionados con los órganos genitales, si cony! se utiliza tanto para denotar rechazo como para mostrar sorpresa, carall (proveniente de pene) es el complemento perfecto para sorprenderse de forma genuina y elegante.
13. La mare del tano!
Para acabar, la pregunta del millón: ¿quién carajo era el Tano y qué había hecho su madre? Hay disparidad de opiniones, ya que por un lado dicen que es una expresión argentina, donde los napolitanos emigrados a América son denominados Tanos, pero la expresión también puede tener origen en Catalunya, concretamente en la Plaça Nova de Barcelona: dicen que los vendedores de tripas que había en la calle de los Sagristans, en el barrio de la Catedral, se hacían llamar Tanos -un diminutivo de gayetano-, ya que estos comerciantes tenían la advocación patronal en San Gayetano. Como muchos de estos vendedores eran gitanos, hizo fortuna la expresión "la madre del Tano que era gitano" con el fin de expresar sorpresa. Una expresión con toda esta literatura popular detrás reúne méritos de sobra para sobreponerse a joder!, ¿no?