"El 15 de agosto de 1971 és el día más importante de mi vida. El día del Watusi. El arco que se tiende sobre la madrugada en que Pepito y yo, resguardados de la lluvia por un plástico azul, pescamos sobre un dique derrumbado, y acaba sin gloria el amanecer también lluvioso del día siguiente. Los sucesos nos han devuelto al mismo lugar. Allí abajo, sólo un vaivén entre dos aguas, se mece un cuerpo con cadencia eterna".
Francisco Casavella, un escritor Watusi que no podemos olvidar
El día del Watusi de Francisco Casavella ocupa un lugar de honor en aquella etiqueta líquida que es la 'gran novela de Barcelona'. Título de culto que toma el relevo y reformula el legado de novelistas condales de la magnitud de Juan Marsé y Manuel Vázquez Montalbán; obra inagotable en la que encontraron su fuente de inspiración toda una legión de escritores barceloneses posteriores; contingente de discípulos, declarados o no, donde destacan nombres como Miqui Otero (primo de Casavella), Carlos Zanón, Kiko Amat o Sergi Pons.
Casavella ideó su novela definitiva como una trilogía, sobresaliendo muy especialmente la primera entrega: El día del Watusi. Los juegos feroces
Casavella ideó su novela definitiva como una trilogía, sobresaliendo muy especialmente la primera entrega: El día del Watusi. Los juegos feroces (Mondadori, 2002) -la saga se completaría con El día del Watusi. Viento y joyas (Mondadori, 2002) y El día del Watusi. El idioma imposible (Mondadori, 2003). Un relato iniciático, este primer episodio (que también sirve como radiografía de los años previos a la transición), que transcurre el 15 de agosto de 1971 por las calles de una Barcelona, escenario y personaje central, en las cuales deambulan viviendo una inifinita sucesión de aventuras y peripecias el protagonsita de la historia: Fernando Atienza -un Quijote preadolescente en una ciudad a la cual todavía le quedaba muy lejos la transformación olímpica-, y su fiel (o no tanto) escudero, Pepito "el Yeyé".
Las primeras páginas de la historia nos llevan al mes de enero de 1995 en Barcelona, presentándonos un Fernando Atienza convertido en un trepa de las finanzas en horas bajas, a quién encargan un Informe Confidencial. El sujeto del estudio es uno de aquellos personajes oscuros que frecuentan indistintamente las páginas de tribunales y las resonancias de sociedad de los diarios.
Una misión que lo llevará a retroceder en el tiempo hasta llegar al día en que todo empezó, aquel 15 de agosto de 1971, cuando junto con su amigo Pepito "el Yeyé" corrió toda Barcelona buscando el Watusi para avisarlo de que lo buscaban por la violación y el asesinato de la hija de uno de los quinquis más peligrosos del barrio.
Francisco Casavella ganó el premio Nadal en el 2008 por Lo que sé de los vampiros. Murió repentinamente a los 45 años de un infarto de miocardio. Fue el 17 de diciembre de aquel mismo 2008. En aquel momento escribía una nueva novela con Fernando Atienza de protagonista. Casavella no había podido abandonar el mundo del Watusi. Nosotros, justamente 20 años después de la publicación de una novela que se ha convertido en todo un título de culto, tampoco. Por eso hoy, os proponemos redescubrir Barcelona siguiendo la ruta trazada por Atienza y Pepito en su fascinante Dia del Watusi.
1. El puerto de Barcelona
Fernando Atienza y su inseparable (o no tanto) Pepito "El Yeyé" inician su particular aventura pescando en una zona que ellos denominan 'La Grúa'. Leyendo entrelíneas podríamos interpretar que se trata de la parte Port de Barcelona que queda bajo el acantilado del Morrot..
2. Montjuïc
Atienza y Pepito no pescan nada pero acaban descubriendo el cadáver de una chica. Es aquí cuando inician su ruta por Barcelona buscando a esa figura de resonancia mítica que todo el mundo conoce como el "Watusi", subiéndose en esta primera etapa hasta Montjuïc. Todavía lejos de convertirse en el epicentro olímpico de la ciudad, entonces era una zona que vivía la última época de los barrios de chabolas que habían proliferado en sus laredas, como Las Cuevas de Alí Babá, Ciudad sin ley o La Tierra Negra.
3. Barceloneta
En una época en que los quinquis dominaban los barrios, "Atienza" y "El Yeyé" tienen que huir por patas de Montjuïc. Lo hacen robando un Seat 600 y conduciendo montaña abajo hasta la Barceloneta. Su objetivo es dar con el "Supermán", otro de aquellos personajes crápulas de un realismo casi mágico. De nuevo, tendrán que huir piernas ayudadme antes no los atrapen los señores del lumpen de la barriada marinera: El "Soplagaitas" y sus esbirros.
4. El Zoo
Huyendo del "Soplagaitas", la pareja protagonista de El día del Watusi llega hasta el zoo de Barcelona, donde se cuelan saltando los muros. Antes caer en el foso de los leones que enfrentarse con algunos de los quinquis más peligrosos de la Barceloneta de inicios de los setenta. Una sabia decisión.
5. El barrio Gótico
Una vez han despistado a la banda del "Soplagaitas", Atienza y Pepito suman nuevas peripecias por una zona que por las pistas que nos da Casavella tiene que ser el barrio Gótico (probablemente la calle Escudellers). Allí la pareja entra en un prostíbulo decadente, el Boston's, donde Atienza vive sus primeras experiencias sexuales, momento en que pierde de vista en "El Yeyé".
6. Las Ramblas
Confundido por todo lo que está viviendo en unas pocas horas, Atienza, convertido ya en una especie de Ulises barcelonés, continúa su odisea paseando Rambles arriba, uno de los escenarios más representativos e icónicos de la ciudad.
7. El Tibidabo
Atienza abandona los bajos fondos de Barcelona y se encamina hacia la parte alta, más concretamente la avenida del Tibidabo. Su objetivo es La Alameda, otro prostíbulo, mucho más selecto que el anterior, donde 'La Francesa' le resolverá muchos de los enigmas, no todos fácil de digerir, que le ha planteado su particular aventura.
8. El Puerto
"El Yeyé se detiene ante el muro de contención. Toma la brocha, la moja en pintura. Me pide que le aúpe a la mona. Oigo el sonido de la brocha rasgando el muro. Le escucho cantando la canción del Watusi (...) El Yeyé recupera la brocha, remata la faena: una enorme W para que la vean los marinos cuando observan los jardines, el cementerio, los restos de la vida alrededor del vertedero, en la montaña, cuando fuman y meditan antes de que el barco llegue a la ciudad". La aventura acaba tal como había empezado, con la pareja protagonista en el Port de Barcelona, bajo el Morrot, tirando la caña y no pescando nada. Todo es lo mismo pero nada es igual. Cuando menos, 24 horas después, sí que han acabado descubriendo qué ha sido del Watusi.