Hace hoy 30 años el mundo de la música perdía al polémico guitarrista Frank Zappa, el músico que bailaba sobre arquitectura. Un genio estrafalario (como casi todos los genios) que dedicó su vida a desafiar el statu quo de la industria musical y de la sociedad estadounidense a través de sus más de sesenta álbumes de estudio. Una obra fonográfica infinita, la gran mayoría álbumes más que notables (y alguna que otra fumada también) con la característica de que jamás compuso ni grabó una sola balada. Eso se lo dejaba a los Beatles.
Frank Vincent Kappa nació en 1940 en Baltimore (Maryland) y tuvo una infancia muy peculiar: de pequeño se divertía jugando con sustancias químicas que su padre -un químico-matemático que trabajaba para el Gobierno de los Estados Unidos- le llevaba a casa. En 1952 la familia se estableció en San Diego, donde Zappa dio el pistoletazo de salida a su inagotable pasión musical, interesándose por artistas poco convencionales como Igor Stravinsky o Edgar Varese, que le llevaron luego al R&B y el jazz moderno.
El joven Zappa aprendió a tocar la guitarra y la batería de manera autodidacta cuando su familia se mudó a las afueras de Los Angeles, donde también se dedicaba a componer y dirigir arreglos para la orquesta de su escuela. Mientras estudiaba, Zappa fue batería del grupo The Blackouts, aunque no fue hasta 1964, año en que comenzó a formar parte de The Soul Giants (posteriormente The Mothers of Invention) que por fin pudo vivir de la música.
La madre del invento
Zappa se convirtió en guitarrista, cantante, compositor y líder de The Mothers of Invention, con los que publicó en 1966 su primer álbum, Freak Out!, que consiguió entrar en las listas de Billboard y al que siguieron otros proyectos como Absolutely Free, We're Only In It For The Money o Uncle Meat. La mezcla de géneros y el humor satírico de los temas de la banda, que se burlaba de la música pop comercial y la sociedad estadounidense, convirtió a Zappa en un icono de la disidencia y de la rebeldía contra las normas establecidas. Tanto en sus letras como en sus intervenciones públicas, Zappa criticó duramente a Estados Unidos y al llamado "sueño americano", e incluso llegó a decir que un país que no se preocupa por cuidar a su cultura "no debería existir".
Tanto en sus letras como en sus intervenciones públicas, Zappa criticó duramente a Estados Unidos y al llamado "sueño americano", e incluso llegó a decir que un país que no se preocupa por cuidar a su cultura "no debería existir"
También opinó abiertamente sobre temas que en aquella época eran bastante polémicos: se manifestaba en contra de la penalización del aborto, de la posesión de armas y del consumo de drogas. De hecho, detestaba el movimiento hippie, del que criticaba el constante consumo de estupefacientes y el "flower power", pues, para él, el cambio en la sociedad se conseguía a través de la educación y de votar en las urnas. Zappa también se vio envuelto en diversas polémicas por sus declaraciones sobre artistas como los Beatles, a los que calificaba como un mero producto comercial y a los que parodió junto a The Mothers of Invention en We're Only in It for The Money. También cargó diversas veces contra la crítica musical, siendo autor (o no, esto ya entra dentro de la leyenda) de aquella sentencia lapidaria que decía que "escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura". Vaya, que no sirve para nada.
En 1992 apuntó su nombre como candidato independiente en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, pero el estado avanzado de su cáncer de próstata, diagnosticado dos años antes, le impidió presentarse. A lo largo de su trayectoria musical, el guitarrista publicó algunos trabajos en solitario, como Joe's Garage o Apostrophe, produjo y compuso bandas sonoras de películas de serie B como The world's greatest sinner y dirigió una suite orquestal llamada El tiburón amarillo en Francfort.