Aunque venga otoño la música no se detiene y eso hay festivales que lo saben muy bien. Este noviembre, y después de un Cruïlla llega otra edición del Cruïlla de Tardor, el ciclo de conciertos que ya se ha hecho un agujero en la agenda de los melómanos de la ciudad. Diferentes salas de Barcelona abrirán las puertas para acoger 10 propuestas musicales y una programación ecléctica que combina artistas referentes del panorama estatal con músicos emergentes de la escena catalana y que se alargará durante casi 3 meses, del 4 de noviembre al 1 de diciembre, cuando el certamen musical se dará por acabado.

Abrirá fuego en este ciclo la banda madrileña-alicantina Niña Polaca, que llegará a la Sala Apolo el 4 de noviembre, igual que Ciudad Jara, el 10 de noviembre. Noviembre continuará cargado de conciertos con Funzo & Baby Loud el sábado 11 en el Sant Jordi Club, con la doble sesión de Pinpilinpussies + Vecinos el viernes 17 en la Sala Wolf y Victorias + Banani el 18 en el Sidecar. Aterrizará la africana Fatoumata Diawara en el Paral·lel 62 el miércoles 22 y disfrutaremos de las barcelonesas Al·lèrgiques al Polen el 24 en la Sala Wolf. El día siguiente, y cerrando un noviembre lleno de opciones musicales, 31 FAM presentando nuevo disco en el Sant Jordi Club mientras resuena la interesante propuesta de Joan Miquel Oliver en Razzmatazz. El ciclo acabará en diciembre protagonizado por Nena Daconte el viernes 1 en la Sala Wolf. Las entradas ya se pueden comprar en la web oficial.

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Nena Daconte cerrará el ciclo de conciertos del Cruce|Encrucijada de Otoño 2023. / EFE

Una alternativa otoñal del Cruïlla

La versión otoñal de uno de los festivales más transversales y consolidados de la ciudad de Barcelona es todo un éxito que no se ha detenido en su carrera para ser una alternativa musical potente de los últimos meses del año, equiparándose a la edición de verano. El pasado julio el Cruïlla vivió un sueño y cerró con una afluencia de público total de 76.000 personas. Tal como dijo Jordi Herreruela, director del certamen, la pasada edición del Cruïlla marcó el camino de ser un "festival diferente" que se definía por la experiencia que vivía a su público. Sin embargo, Herreruela reconoció que una de las asignaturas pendientes del festival de cara al próximo año era mejorar la movilidad en transporte público.