Mucho antes de que las plataformas digitales se apoderaran de nuestro entretenimiento, TV3 decidió regalarnos cada verano las reposiciones de series míticas que compartían dos cosas en común: eran un espejo atemporal de la sociedad catalana y, como el buen vino, mejoraban con los años hasta volverse auténticas joyas de coleccionista. Quien escribe estas líneas, sin ir más lejos, confiesa que algunos veranos atrás casi no pisó la calle y acabó más blanco que la leche después de pasarse el día en casa mirando un capítulo tras otro de algunas de las mejores series hechas nunca en catalán. Que las series son un artefacto narrativo de altísima adicción no es una cosa que hayamos descubierto ahora, pero que hay algunas series catalanas que han ayudado a configurar una identidad nacional es una evidencia de la cual se habla poco.
Al igual que los traductores de Tintín o Bola de Dragón al catalán tendrían que tener un monumento en cada pueblo, en la Selección La Tumbona de hoy hacemos un homenaje a los guionistas, creadores y directores de las series que nos han permitido entender no sólo de dónde venimos, sino quiénes somos y como somos.
1. Plats bruts
La primera sit-com de la historia de Catalunya, una obra maestra de 73 episodios breves e independientes el uno del otro que dos décadas después de su estreno sigue siendo como los goles de Messi, las calas del Cap de Creus o el fuet: por mucho que vuelvas, por mucho que lo repitas mil veces, nunca cansa. Con Joel Joan y Jordi Sánchez como creadores y protagonistas, las vidas de David, Lopes, Emma, la Carbonell, Pol, Ramon y Mercedes se convirtieron desde el primer capítulo en un fenómen capaz de conseguir superar a los 900.000 espectadores al segundo episodio, el año 1999, pero sobre todo de conectar de una forma fresca, actual, desinhibida e inteligente con un público intergeneracional y dispuesto a observar los problemas sociales, económicos, laborales y nacionales de la sociedad catalana contemporánea a partir de dosis de ironía. ¿Puede una serie donde se recita un fragmento de Santiago Rusiñol en el primer capítulo o que tiene una radio cuyo nombre homenajea el autor del Orfeneta de Menargues devenir una serie moderna, atemporal y de culto a la vez? Una pregunta demasiado retórica para una respuesta tan evidente.
¿Es el capítulo "Tengo nación" una reinterpretación contemporánea de La identidad nacional de Enric Prat de la Riba? Abrimos debate.
2. La memoria dels cargols
¿Se puede explicar la historia milenaria de Catalunya con escasos ocho actores y una estructura repetitiva tan simple como las pipas pero más flexible que el chiclé? La respuesta es sí y esta obra maestra de Dagoll Dagom creada por Joan Lluís Bozzo y Eduard Cortès es la muestra. ¿Quién no recuerda a Pere Pau Esclatasangs, su hija Estranya, el Barón o Ramon Cargol? 26 episodios escritos por Lluís Arcarazo y Francesc Orteu que explican la historia de Catalunya desde la formación de los condados catalanes hasta finales del s.XX, con la llegada de internet, es decir, casi mil años donde un pueblo ficticio llamado Les Valls de Santa Gueraula sufre el epidemia de peste, la Guerra de Redenciones, la de los Segadores, el Decreto de Nueva Planta, las Guerras Carlistas, la Renaizença, la II República, la Guerra Civil o el Franquismo. Y todo, claro está, con unos mismos actores que capítulo tras capítulo hacen el papel de los descendientes de los protagonistas del capítulo anterior, en una especie de eterno retorno permanente donde los hechos no se repiten, pero los rasgos humanos característicos de cada personaje sí, desde la tacañería hasta la tozudez pasando por la envidia, la ira o la avaricia.
¿Es el capítulo sobre la Guerra Civil donde los hermanos Cargol -uno es catalanista, el otro anarquista- se pasan tres años discutiendo y cerrados en una despensa una de las metáforas más originales nunca creadas para explicar qué fue la Guerra Civil en Catalunya y especialmente los hechos de mayo de 1937?
3. Teresina S. A.
Esta genialidad creada por La Cubana el año 1992 es un retrato tan preciso de la catalanor que casi treinta años después sigue más vigente que nunca, tal como demuestra una cuenta de Twitter capaz de explicar la realidad informativa de hoy a partir de escenas de las Teresines. La serie, dirigida por Jordi Milán y con Mercè Comes, Mont Plans y Silvia Oleácar como protagonistas -todas con el nombre Teresa en su partida de nacimiento-, relata la vida de tres hermanas solteras y jubiladas que viven en Gracia y se pasan el día cosiendo, preparando pedidos en negro y, sobre todo, chismorreando sin cesar. A medio camino entre el homenaje a la figura de La tíeta de Joan Manuel Serrat y a las "Tietess del Procés" que dos décadas más tarde de la existencia de la serie se convertirían en uno de los músculos más importantes del independentismo en la calle, la serie retrata satíricamente maneras de hacer tan catalanas como el miedo al qué dirán, el asociacionismo sin ánimo de lucro, la fanfarronería de vivir de cara a la galería y, sobre todo, el noble y necesario arte de ser capaces de reírnos de nosotros mismos.
La pregunta, pues, no es si las Teresinas habrían defendido las urnas el Primero de Octubre, sino en qué colegio de Gracia lo habrían hecho.
4. Temps de silenci
Pongámonos de pie, por favor. Si La memoria de los Cargols retrata de forma satírica la historia del país desde los tiempos de Guifré el Pilós, Temps de silenci es el retrato riguroso, dramático y costumbrista del s.XX en Catalunya, desde la proclamación de la II República hasta la Catalunya pujolista y la Barcelona olímpica. La historia de los Dalmau, los Comas y los Hernández sustenta la trama a partir de historias entrecruzadas entre las tres familias y que sirven para poner de manifiesto los hechos históricos del siglo XX desde tres puntos de vista diferentes: por una parte, el de la familia burguesa del textil con orígenes rurales pero afincada en Barcelona; de la otra, el de la menestralía rural que emigra a la ciudad para ganarse la vida y que con el paso de los años se convertirá en clase media; y para acabar, el relato de los emigrantes andaluces o murcianos que llegan a Catalunya a la primera mitad del siglo XX hasta volverse una parte esencial e indispensable de la Catalunya que hoy conocemos. Dirigida por Xavier Gomà y escrita por Rodolf Sirera, Gisela Pou y Enric Gomà, la serie marcó un antes y un después en las ficciones de carácter histórico en España, siendo el precedente de la exitosa Cuéntame como pasó.
La historia de amor prohibido entre Isabel Dalmau y Ramon Comes, así como la de Núria Ribalta con Antonio Hernández, son todavía hoy un mito romántico sui géneris para millones de catalanes que sin haber vivido los tiempos de la República, el Franquismo o la Transición, podemos llegar a comprender qué pasó y cómo se vivía en Catalunya en aquellos años gracias a la verosimilitud histórica y narrativa de esta serie que relata nuestro país, esclavo todavía de su propio silencio.
Y la última pregunta de todas: ¿es el inicio del capítulo "La boda de Isabel", con un soldado retirando la placa donde dice "Plaça del Blat" para cambiarlo por uno donde se lee "Plaza del Trigo" otra cruda y poética metáfora de lo que significa la ocupación política, militar y cultural de una nación?