Madre (biológica) solo hay una pero hay muchas maneras de ser madre. Eso precisamente nos han enseñado muchas series de la década de los 2000: que existen tantas figuras maternas como criaturas hay en el planeta. Este próximo domingo es el día de la madre y es buen momento para homenajear algunas maneras de representar la maternidad, porque es cierto que son todas las que están pero no están todas las que son. Es innegable que las series de principios de este siglo todavía sufrían un sesgo racial y de diversidad con ficciones que tendían a representar solo historias de personas blancas y heterosexuales, dejando que el ejercicio de ser madre recayera normativamente en mujeres también blancas y heterosexuales. Esta falta de diversidad se ha ido corrigiendo con el tiempo, apostando por relatos mucho más inclusivos y correlativos a la vida real. Sin embargo, también es cierto que hace dos décadas ya había algunas figuras femeninas que salían de lo que se consideraba políticamente correcto.

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De Siete vidas a El cor de la ciutat: algunas madres que nos han marcado

¿Recordáis a Judith de Majoria absoluta, interpretada maravillosamente por Emma Vilarasau? Es un personaje que, a priori, no está nada destinado a ser madre. Al contrario: reniega y deja claro que la maternidad no está dentro de sus planes. Pero todo cambia cuando conoce a Eduard (Jordi Bosch), un director de orquesta internacional y viudo que tiene ni más ni menos que siete hijos, la mayoría todavía menores de edad. La serie, una de las ficciones cómicas de la época de más éxito de TV3, centra gran parte de su argumentario en ver cómo convive la protagonista con esta nueva realidad y cómo se tiene que acostumbrar a criar a unas criaturas que han entrado en su vida de rebote, hasta que la relación que se teje entre ella y cada uno de sus hijastros acaba siendo especial —y también acaba siendo madre biológica de un pequeño, Octavi—. Un caso similar se vivió en Los Serrano, cuando Lucía (Belén Cuesta) no solo tenía que educar a sus hijas, sino también a los tres hijos torpes de su nuevo marido, que tenían unos valores y unas maneras de hacer bien diferenciadas. Y cuándo hablar de madres solteras todavía era un tabú, aparecía el personaje de la Llum Barrera en Polseres vermelles para luchar por un hijo en coma, Roc.

Protagonistas de Majoria absoluta. / TV3

Otra madre de la televisión que nos marcó en aquel momento fue la mítica Sole de Siete vidas, a quien daba vida una ya desaparecida Amparo Baró. Podríamos decir que era el personaje que siempre representaba la sensatez, y aunque sus collejas profesaban cierto respeto entre sus hijos (y entre los que no lo eran pero la veían como una madre), siempre demostraba que se podía contar con ella. Igual que Teresa (Montserrat Carulla), la inimitable abuela de Catalunya, que era toda una lección de incondicionalidad hacia la familia y la resiliencia personificada. La madre de la Montse en El cor de la ciutat no solo lideraba casi todas las tareas domésticas o colaboraba en la crianza de los nietos —uno de ellos, Narcís, con una discapacidad intelectual—, sino que garantizaba el apoyo moral y emocional siempre, incluso en las situaciones más complicadas, como la violación de Montse o el asesinato de su yerno Huari.

Este es un pequeño homenaje a algunas madres de la televisión que han marcado a toda una generación y que, a pesar de ser insuficiente por la falta de diversidad, pretende hacer un guiño a algunos personajes poderosos que también fueron parte de la construcción de una mirada propia entre los 90 y los 2000. De toda esta radiografía al pasado para ver de donde venimos nace Retrovisor pop, la sección audiovisual fast-food de ElNacional.cat que revisa la cultura pop que hemos consumido los millennials en los años 90' y 00's. Aquí encontrarás todos los vídeos.