Oppenheimer, el nuevo trabajo de Christopher Nolan, formando una singular e inesperada pareja con Barbie, ha revitalizado las taquillas mundiales en plena crisis económica y creativa de Hollywood. Pero además, esta reconstrucción de la figura del creador de la bomba atómica es una película extraordinaria que brilla en numerosos frentes, desde su reparto hasta la manera muy personal de explicar una historia, y que se ha convertido en la más nominada de los Oscars 2024. Aquí os lo resumimos en cinco motivos para entrar en la sala de cine y disfrutar del viaje.
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5 motivos para ver Oppenheimer
1. Porque es muy Nolan
Christopher Nolan se ha especializado en explicar grandes historias desde una perspectiva muy personal. Dando saltos temporales, rompiendo la estructura clásica, creando enigmas a partir de lo que no vemos o escuchamos. Esta no es una excepción, y sus tres horas atrapan de principio a final como una sinfonía hipnótica en que cada detalle quiere decir alguna cosa. ¿Qué tienen en común Batman, el insólito detective de Memento, los magos de El truco final, el arquitecto de sueños de Origen y, ahora, el creador de la bomba atómica? Que todos ellos representan los conflictos de la creación, de la construcción de mundos y de la identidad. Es decir, hablan del cine.
2. Por los temas que trata
Sí, Oppenheimer tiene vocación biográfica y nos ofrece una parábola del poder, del instinto autodestructivo de la raza humana y de la obsesión del individuo para trascender sus limitaciones y jugar a ser Dios. Pero la película es (y por eso es tan buena) muchas más cosas. Es un thriller político, un drama sobre las renuncias (el momento del hijo, terrible) y una tensa mirada a las relaciones afectivas. También es una radiografía muy desgarradora de un tiempo de recelo y paranoia en que se señalaba al vecino, el amigo o el familiar por sus ideas. Es, pues, un espejo del presente, de las derivas de un mundo, el nuestro, que sigue tropezando con las mismas piedras.
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3. Por Cillian Murphy
El protagonista de la serie Peaky Blinders hace aquí una de aquellas interpretaciones que marcan toda una carrera. No solo porque captura perfectamente la esencia del científico que aspira a dejar huella, sino porque acierta de lleno en el retrato más íntimo de un hombre que tiene tanto ímpetu defendiendo sus ideas como falta de empatía en la gestión de las emociones. Pero sería injusto centrarlo solo en él: Oppenheimer es una película coral en la que destacan grandes nombres como Robert Downey Jr., Matt Damon, Gary Oldman o Florence Pugh. Y Emily Blunt, que se dice poco, pero está realmente fantástica.
4. Porque se entiende muy bien
Es cierto, como se ha dicho, que la película a veces se entretiene en conceptos científicos que podrían expulsarte de la historia, pero Nolan sabe convertirlo en una detonación controlada que contribuye al verismo y el rigor de la película. Ahora bien, donde realmente brilla es en su capacidad para hacerte entender las motivaciones de todos los personajes (y no hay pocos), las características del contexto histórico y las consecuencias de las decisiones que se describen. Un buen ejemplo de eso es su inteligente uso del color y el blanco y negro, adecuado al punto de vista del protagonista y que crea una fascinante dialéctica visual.
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5. Por su final
Si habéis visto las otras películas de Christopher Nolan, ya sabéis que la mayoría de ellas se articulan a partir de un enigma. A veces puede ser una aparente pequeñez, pero acaba siendo clave para desenredar (o incluso mantener) el conflicto dramático de la película. Memento, El Caballero Oscuro: La leyenda renace o Interstellar son unos claros ejemplos. En Oppenheimer también pasa: tiene que ver con una escena en la que observamos a dos hombres desde la distancia y tardamos tres horas en saber qué se han dicho. Es un clímax maravilloso, con el mérito añadido de hacerlo en una historia real protagonizada por personajes reales.