La serie británica de Apple TV+ se estrenó sin hacer mucho ruido, pero poco a poco ha ido sumando una legión de fans y cada nueva temporada se ha situado entre lo mejor de su año. ¿Por qué gusta tanto? Aquí os damos cinco claves para entender el extraño fenómeno de una serie que pone a todo el mundo de acuerdo afirmando que es buenísima.

1. Es una muy buena serie de espías

La era de plataformas ha dado a más espías que conflictos geopolíticos hay en el mundo. Slow Horses sabe darle la vuelta al género tanto por sus premisas (se centra en la oficina donde van a parar los agentes repudiados y apartados del servicio) como por la manera de abordarlas. Los casos son sólidos y emocionantes, dialogan con la actualidad y nunca se resuelven por la vía fácil. Y la acción nunca se pone por delante de la evolución de los personajes.

Los casos son sólidos y emocionantes, dialogan con la actualidad y nunca se resuelven por la vía fácil

Slow Horses, una serie de espías donde los casos no se resuelven por la vía fácil

2. Alterna tonos y estilos con maestría

Uno de los rasgos característicos de Slow Horses es que tiene muchos rasgos característicos: hay suspense y acción, pero también humor (negro), drama, conflictos sentimentales, retratos costumbristas y diálogos chispeantes. Te hace reír y te pone los pelos de punta en un mismo episodio, y cuando crees que ves por dónde van los tiros, un giro te pone en su sitio y ya no sabes qué pensar. Por eso no ha parado de ganar adeptos, sabes que si bajas la guardia te pierdes alguna cosa.

Cuando crees que ves por dónde van los tiros, un giro te pone en su sitio y ya no sabes qué pensar

3. No pierde calidad

¿Cuántas veces hemos visto una primera temporada con entusiasmo y a partir de la segunda empezamos a perder interés? No es el caso de Slow Horses. Si se ha devuelto una serie de culto es porque cada temporada ha mantenido el nivel o incluso lo ha elevado, como ha pasado con la cuarta. Es porque nos hemos enamorado de los personajes, sí, pero sobre todo porque sus guiones nunca dan nada por sobreentendido y mantienen el listón de la tensión muy arriba.

Si se ha devuelto una serie de culto es porque cada temporada ha mantenido el nivel o incluso lo ha elevado

4. Los personajes

Es muy difícil hacer una narrativa coral sin caer en la tentación de esquematizar a los personajes o convertirlos en un tópico por facilitar que el espectador se identifique. En los primeros episodios te podía parecer que los protagonistas respondían en un molde, pero enseguida te das cuenta de que viven en un mundo en que no puedes dar nada por hecho. A pesar de que son espías y tratan de evitar desastres a contrarreloj, son de carne y hueso. Por eso siempre queremos saber más cosas.

A pesar de que son espías y tratan de evitar desastres a contrarreloj, son de carne y hueso. Por eso siempre queremos saber más cosas

Gary Oldman y Kristin Scott Thomas, dos motivos mes para ver Slow Horses

5. Gary Oldman

Dentro de unos años, cuando recordamos a los grandes personajes televisivos de esta era, uno de los más citados será Jackson Lamb. Lo que hace Gary Oldman en Slow Horses es de otro planeta y seguramente una de las razones fundamentales del éxito de la serie. Todo carisma, mala leche y suciedad, el actor da un recital de recursos y protagoniza momentos impagables (entre ellos, aquel en que escucha The Proclaimers dentro del coche mientras lo apuntan) que te hacen sonreír solo pensar.

Lo que hace Gary Oldman en Slow Horses es de otro planeta y seguramente una de las razones fundamentales del éxito de la serie