Si eres de los que echa de menos el acento inconfundible de Carles Porta, estás en mi equipo. Somos los que soñamos con una tercera temporada y nos hemos tragado todos los podcasts de Catalunya Ràdio. Y es que desde que Crims entró en nuestra rutina vemos la vida en blanco y negro, como en una peli de Hitchcock constante, mirando a cada lado. ¿Será peligrosa esta señora del tren? ¿Tendrá una doble vida macabra el tipo que me hace el café cada mañana? ¿Querrá cortarme en trocitos, mi compañero de trabajo?
Nos mola el fenómeno de las series true crime porque tienen aquel morbo de cuando una cosa te hace gracia y repelús a la vez, pero no puedes parar de mirarla. Y claro, hacerlo con el filtro de la pantalla ayuda para tomar distancia y no cagarte encima. Da igual que las maldades hayan pasado en Vic o en Sant Vicenç de Montalt, que siempre nos pensaremos que esto, en nuestra casa, no pasa; que los asesinos son cosas de Hollywood, aunque la historia sea en catalán. Pero también cabe decir que el género en sí ha evolucionado mucho. Las recreaciones cutres con actores de poca monta han pasado a la historia: ahora hablan los protagonistas, nos enseñan imágenes de archivo y se nos hace totalmente partícipes de todo el proceso criminal y judicial. Es como jugar al Cluedo pero sin aburrirse.
Sí, somos muchos los que añoramos poner luz a la oscuridad los lunes por la noche. Pero, mientras tanto, aquí 5 investigaciones animales de Netflix para ir haciendo boca.
Un caso tan frenético que no te dejará respirar y no por que sea un crimen súper macabro o sanguinario. Aquí, lo que de verdad da miedo son los policías, los jueces y todo el sistema penitenciario. Explica el caso de Steve Avery, quien se pasó 18 años en la prisión por un delito que no había cometido. Un año después de salir, en 2005, volvió a ser acusado y condenado por el asesinato de Teresa Halberg, justo cuando estaba a punto de cobrar una indemnización millonaria por parte del estado. A través de dos temporadas, los documentalistas nos explican un caso real para el que estuvieron más de 10 años investigando. Muy recomendable.
La crítica la pone por las nubes, y no es para menos. The Keepers narra el asesinato de una monja en una escuela secundaria de Baltimore que, 50 años después, todavía trae cola y muchas preguntas. ¿Podría ser que la muerte de Catherine Cesnik estuviera relacionada con las acusaciones de abuso sexual que tenía un sacerdote del centro? Un reportaje intenso de 7 episodios (de una hora) que habla de temas que, todavía ahora, están al orden del día.
[banner-AMP_0]
Un crimen que trastornó Estados Unidos durante los años 80. Bien, de hecho fueron varios crímenes, asesinatos brutales que causaron que el terror se extendiera por la ciudad de Los Ángeles por culpa de un psicópata que se colaba en hogares ajenos para perpetrar las peores aberraciones que os podáis imaginar. La narración es rápida y súper adictiva, alimentada por las figuras de los dos miembros del Departamento de Homicidios que llevaron el caso: Gil Carrillo y Frank Salerno. Una docuserie de 4 capítulos que, probablemente, superes en una tarde.
A finales de los 70 y comienzos de los 80, un asesino en serie sembró el pánico en Yorkshire, en el norte de Inglaterra. Sobre todo entre las mujeres: 13 mujeres fueron asesinadas con un mismo modus operandi – la mayoría de ellas, prostitutas. Estos crímenes también destaparon la conciencia de mujeres empoderadas, que salieron a la calle para pedir más justicia y menos victimización, en un momento en que la solución de las administraciones era que se quedaran cerradas en casa. También son 4 capítulos.
[banner-AMP_1]
Los aficionados al fútbol americano sabrán que Aaron Hernández fue un deportista amado, uno de aquellos ídolos con contratos millonarios que levantan gradas enteras. No sólo eso: también es el nombre de un asesino escondido tras una cara famosa. El caso causó conmoción en Estados Unidos y estos 3 capítulos explican no sólo el caso, sino la problemática vida de la figura de Hernández.