Por mucho que a Pompeu Fabra no le gustara saberlo, no utilizar algún barbarismo cuando escribimos o hablamos en catalán es una tarea increíblemente difícil, ya que muchas veces no nos damos cuenta de que estamos utilizando palabras, expresiones o locuciones que no son propias de la lengua catalana. Ahora que el debate sobre si en los medios de comunicación se hace uso del catanyol y que en Twitter los sabelotodo lingüísticos que se prestan a hacer correcciones sobre el catalán son vistos con malos ojos, la Playlist La Tumbona de hoy se basa en 7 barbarismos que tanto tú como el 99,9% de la gente de tu alrededor han dicho alguna vez, ni que sea sin querer. Porque todo el mundo sabe que decir agulletes, puesto o basura es estar utilizando un barbarismo como la copa de un pino, pero en cambio a menudo olvidamos que decir vivenda en vez de habitatge, hablar de disfrutar cuando en lo que nos referimos es a gaudir o usar el verbo recolzar para expresar la voluntad de dar apoyo son barbarismos igual de flagrantes.
Sin voluntad de ponernos tiquismiquis, sino de hablar catalán de una forma más genuina y correcta, aquí tenéis 7 barbarismos que usamos cada día y que podemos erradicar sin demasiadas complicaciones.
1. Tenir que (haver de)
Posiblemente el error sintáctico más frecuente y doloroso de nuestro día a día, el auténtico campeón de las locuciones a la castellana que utilizamos equivocadamente y casi de forma automática. Cada día oímos cosas como "Tenim que anar comprar el pa" o "Hi ha que fer una reunió per decidir-ho", en vez de decir "Hem d'anar a comprar..." o "Cal fer una reunió...", ya que en catalán, cuando nos referimos a obligaciones o una necesidad que se tiene que cumplir, es necesario utilizar la construcción haver de + infinitivo, caldre + infinitivo o ser necessari + infinitivo.
2.Gran (gros)
En catalán, cuando nos referimos al volumen físico de un objeto o persona, las cosas no son grandes, sino grosses. Tu coche no es grande, sino gros; tu vaso de cerveza no es el más grande de la vajilla, sino el más gros, e incluso Messi no es el más grande, sino en cualquier caso el mejor de todos. ¿Cuándo es correcto utilizar la palabra grande? Cuando nos referimos a la edad de alguien, la categoría de alguien a quien elogiamos o al tamaño de un espacio, por lo tanto, sí: tu bisabuela es gran, Josep Pla era un gran escritor y tu garaje es gran.
3. Donar (tocar, fer, girar-se, etc.)
El verbo donar, tan sencillo e inofensivo que parece, es una de las armas más peligrosas de nuestra querida lengua, ya que demasiado a menudo lo utilizamos en situaciones donde no tiene como significado el concepto entregar. Podemos dar una carta, un libro o un jersey a alguien, pero cada vez que decimos "Què més dona!" en vez de "Tant se val" o "No m'ha donat temps" en vez de "No he tingut temps", estamos siendo víctimas de un castellanismo producido por la traducción mental del verbo dar castellano. En catalán no damos besos, los hacemos; el reloj no da las siete, sino que las toca; no le damos al botón para imprimir, sino que lo apretamos (premem); y no nos dan plantón, sino que nos dejan (deixen) plantados.
4. Decepcionar (decebre)
Este verbo, junto con el disfrutar y el despedir, es posiblemente el barbarismo más repetido sin que nos demos casi cuenta de ello. Cuántas veces hemos oído decir "estic decepcionat amb tu" o "no decepcionis el teu germà" cuando deberíamos decir "estic decebut..." o "no decebis..."? El verbo decepcionar en catalán no existe, sino que hay los verbos decebre o defraudar, pero el hecho de que exista la palabra decepció nos permite caer una vez tras otra en la trampa.
5. I punt (i prou)
"Això és així, i punt!". Seguro que más de una vez habéis dicho una expresión así, sobre todo cuando se trata de dar un tema por cerrado. La locución, sin embargo, es un castellanismo provocado por la popularidad de la expresión "¡y punto!", cuando en realidad en catalán nos conviene decir simplemente "i prou". Otro error muy frecuente y parecido, también por culpa de una locución proveniente del castellano, es utilizar la conjunción i entre tal com o punt final.
6. Calcos con los verbos reflexivos (s'ha caigut por ha caigut)
En catalán los verbos reflexivos no llevan pronombre, por lo tanto no "se'ns cauen les coses al terra", sino que "ens cauen les coses a terra". El error es pequeño y puede parecer insignificante, de acuerdo, pero expresiones como "ens passem per casa del teu cosí" no son nada más que el calco de "nos pasamos la tarde en casa de tu primo". Así que ya lo sabéis, ni os reís (us rieu) de las cosas ni os pueden pedir que no os riáis (us rigueu) de nada.
7. Menys mal (encara sort)
Para acabar la elección de hoy, una expresión muy vulgar y popular entre todos nosotros, a menudo expresada directamente en castellano catalanizado: menus mal. Entra dentro de aquel grupo de barbarismos pronunciados a la catalana que tanta ternura despiertan, como bussón (buzón), gastu (gasto), paru (paro) o lavavajilla (lavaplatos), pero que no por eso dejan de ser barbarismos de padre y muy señor mío. En catalán no decimos "menus mal que no me he hecho daño" o "menus mal que has llegado, ya sufría", sino que diremos "encara bo que no m'he fet mal" o "sort que has arribat, ja patia".