Hay alguna cosa que atraviesa las trayectorias de personaje y actor. De alguna manera, da la sensación que, en su inmersión interpretativa, Timothée Chalamet ya llevaba aprendida de casa una de las características fundamentales del exigente reto profesional a que se enfrentaba: como Bob Dylan, el actor parece empeñado a huir de cualquier corsé, gestionando un salto a la fama que provoca vértigo y que podría haberlo arrastrado a hacer más de lo mismo una y otra vez.
🙌🏻 Bob Dylan es como Dios, está en todas partes
Poco después que Blowin' in the Wind se convirtiera en un himno antibelicista y en banda sonora de la lucha en favor de los derechos civiles, el músico se negaba a cantarla en sus conciertos a pesar de la insistencia de espectadores y promotores porque, decía, él estaba allí para mostrar sus nuevas composiciones. Dylan no estaba cómodo como abanderado de ninguna causa, como símbolo de nada más que de su propia inquietud creativa. De la misma manera, Chalamet parece decidido a mirar muy poco hacia atrás, y a seguir evolucionando como actor con proyectos exigentes que lo sigan desafiando. Como lo ha sido convertirse en aquel joven aspirante a cantautor que, el año 1961, llegó a Nueva York haciendo autostop con la guitarra en la espalda y un puñado de canciones escritas en una libreta.
Como Bob Dylan, el actor parece empeñado a huir de cualquier corsé, gestionando un salto a la fama que provoca vértigo y que podría haberlo arrastrado a hacer más de lo mismo una vez y otra
A Complete Unknown, que mañana llega a las salas de cine, empieza cuando el artista de Minnesota visita a uno de sus ídolos, la leyenda del folk Woody Guthrie, ingresado en un hospital por una enfermedad neurodegenerativa. En aquella oscura habitación conoce también a Pete Seeger, cantante y activista que lo adopta y le abre las puertas a hacer sus primeras actuaciones en pequeños locales de Greenwich Village, nido de aquella bulliciosa escena musical y artístico de la época. Desde aquí, la película recorre los cinco años que pasan hasta que, ya convertido en una estrella, vuelve a actuar en el prestigioso Newport Folk Festival que en su momento ya lo elevó, y rompe las normas de sus organizadores, obsesionados con la pureza de un género que pide compromiso social y el uso de instrumentos acústicos. Con una mezcla de rebeldía, insensibilidad, todo-me-da-igual y arrogancia, Dylan sube al escenario con su banda, enchufa la guitarra en un amplificador, y ofende a los puristas a golpe de rock'n'roll.
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Bob Dylan: encantador a ratos, insensible y cruel en otros, siempre genial y a menudo bastante cretino, la película no se esfuerza en construir una figura heroica ni en esconder su lado oscuro
La historia nos dice que, con aquel gesto aparentemente disfrazado de menosprecio, el músico estaba dibujando un punto de inflexión hacia todo aquello que estaba por venir. Pero, dentro de la mirada humana de A Complete Unknown, el personaje protagonista remata la traición, rompiendo definitivamente con aquellos que habían estado sus cómplices, con aquellos que lo amaban. En este periplo vital, hemos visto todas las caras de alguien tan impenetrable, tan poco definible, como Bob Dylan: encantador a ratos, insensible y cruel en otros, siempre genial y a menudo bastante cretino, la película no se esfuerza en construir una figura heroica ni en esconder su lado oscuro.
La cuerda floja de Dylan
Después de petarlo con En la cuerda floja, el biopic musical sobre Johnny Cash (que aquí aparece como personaje secundario), con Joaquin Phoenix y la oscarizada Reese Whiterspoon, James Mangold propone un retrato similar en la forma: probablemente porque tampoco le hace falta ni lo pretende, no hay ni gota de la genialidad y el riesgo de la poliédrica I'm not There de Todd Haynes, en la que Dylan tenía muchas caras, una de ellas la de Cate Blanchett. A Complete Unknown navega en aguas narrativamente más convencionales, de eficacia extraordinaria pero alejada de la aproximación autoral. La reconstrucción de la época es impecable, la atención por el detalle es absoluta, y no hay altibajos en el viaje biográfico que plantea sobre alguien que surfea su propia genialidad, avanzando a golpe de letra de canciones icónicas, sin perderse en elipsis temporales perfectamente acotadas.
A Complete Unknown navega en aguas narrativamente más convencionales, de eficacia extraordinaria pero alejada de la aproximación autoral
Pero donde la película crece es en el compromiso de un magnífico Timothée Chalamet que entiende a la perfección el misterio detrás del mito. El actor se ha hecho mayor con proyectos exigentes, mejores o peores, pero que a menudo lo llevan al abismo y demuestran su capacidad camaleónica. Y, en este sentido, el actor sabe retratar fabulosamente al Dylan poeta, el Dylan enigma, el Dylan de creatividad infinita, el Dylan amante, el Dylan antisocial, el Dylan insolente, el Dylan canibalitzador, el Dylan alérgico a la popularidad, el Dylan antidogmático, el Dylan de las huidas adelante o el Dylan cantante. Porque, sin ningún miedo y con mucho trabajo en la espalda, Chalamet ofrece su propia voz en temas tan reconocidos como Song for Woody, Mr. Tambourine Man, Maggie's Farm o Like a Rolling Stone (de cuya letra sale el relevante título de la película).
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La película crece en el compromiso de un magnífico Timothée Chalamet que entiende a la perfección el misterio detrás del mito
Pero la excelencia interpretativa no se queda limitada en el trabajo del joven protagonista, porque igualmente magníficos están Edward Norton (en la piel de Pete Seeger), Boyd Holbrook (como Johnny Cash), Elle Fanning (con un personaje basado en la activista Suze Rotolo, pareja del artista durante sus primeros años en Nueva York) o la luminosa Monica Barbaro, que dibuja una Joan Baez con quien Dylan vivió una historia de amor y rivalidad, y que a ratos se convierte en la desorientada mirada del espectador hacia alguien que sorprende a cada paso.
Sin necesidad de ser la obra definitiva sobre el personaje, porque a ello se acercan mucho más la ya citada I'm not There o el documental No Direction Hombre de Martin Scorsese, A Complete Unknown funciona de manera impecable como relato sobre el fenómeno, y no tanto sobre el hombre. Porque Dylan persona es, como dice el título de la película, un absoluto desconocido, y no dejará de serlo por muchos biopics que Hollywood le dedique.