El ABC de este sábado dedica su portada a Gibraltar, reciclando otra publicada el pasado 16 de junio con el mismo argumento: el ministro García Margallo quiere resolver el contencioso sobre el peñón ofreciendo a Gran Bretaña la "cosoberanía" sobre la Roca. La gracia de la solución Margallo –si lo he entendido bien– es que Gibraltar seguiría en Gran Bretaña, que es lo que quieren los llanitos, a la vez que disfrutaría de las ventajas de pertenecer en la Unión Europea (UE) por el hecho de formar también parte del Estado español.
No es difícil saber qué recorrido tendrá. Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, ha avisado a Margallo de que "en la Europa moderna lo que debe imperar es el derecho a decidir. El consentimiento de un pueblo es se tiene que buscar siempre antes de hablar de su soberanía". El truco del ministro es, justamente, que su propuesta se ejecutaría mediante un acuerdo entre los gobiernos español y británico y la UE, artefacto que te ahorra la molestia preguntar a los gibraltareños qué les parece. El Foreign Office no ha dicho nada, quizás porque un país con la experiencia de pasar en un siglo de administrar 300.000 a 33 millones de km2 se las sabe todas en materia de política exterior. Hace falta alguna cosa más que un Margallo para asaltar esas torres.
Un malpensado diría que el ministro quiere generar entre los gibraltareños la misma sensación que el Scottish National Party extiende entre los escoceses para promover un segundo referéndum de independencia: votaron a favor de permanecer en la UE pero están atrapados en el Brexit general.
Apocalipsis en sábado
El tabloide madrileño no dice nada de eso. Se le adivinan las intenciones en la portada de este sábado, donde pinta el mar en torno al peñón de color rojigualdo, una colosal bandera española. Da la impresión de la plaga que cae sobre la tierra en el capítulo 8 del Apocalipsis al abrirse el séptimo sello: "La tercera parte del mar se convirtió en sangre". Pero es para "salvarlo" del Brexit:
La historia de ABC y Gibraltar es la de un diario transmutado en la fiel infantería. Desde 1975 ha dedicado 167 portadas al peñón (45, el 29%, desde 2012). Una media de cuatro por año (nueve desde 2012), según datos de su valiosa hemeroteca. Siempre en el tono solemnemente reivindicativo de quien vive y se desvive por el deber sagrado de limpiar una mancha gravísima sobre el honor de la patria, etcétera.
Hay batallas que ese diario ha peleado en solitario, incluso más allá de la actuación del gobierno español. La más cruenta –18 portadas, quince sólo en el mes de agosto–, es de 2013, a raíz de la construcción de un arrecife artificial en aguas que el Estado español considera suyas. Se movieron barcos de guerra, los embajadores fueron llamados a consultas y toda la pesca. La serie de portadas evoca, con aires de épica castiza, la crisis de los misiles de Cuba entre los EE.UU. y la URSS de 1962.
La cosa arranca con otras declaraciones de Margallo, estas bien diferentes: "Se acabó el recreo en Gibraltar". Al día siguiente el titular es "Londres acusa el golpe", con foto del entonces ministro de exteriores británico William Hague. Unos pocos días más adelante: "Londres presiona con su Armada" (con foto del portahelicópteros HMS Illustrious, un armatoste que la Royal Navy retiró justo un año después) seguida de "Tensión en Gibraltar. Londres amenaza España" (también foto del Illustrious) y continuada con "Rajoy no cede en Gibraltar" (foto de Rajoy y el Rey en Marivent) y "España mantiene los controles a pesar de la presión británica". Así todo el mes de agosto, en lo que llamaron, ya lo has adivinado, "el órdago español".
Una cueva de ladrones
En realidad ¿qué es Gibraltar para ABC? El retrato que hace de este territorio y sus ciudadanos en las portadas de los últimos cinco años es el de un peñón arrancado a la soberanía española que se ha convertido en guarida de narcotraficantes, escondrijo de contrabandistas, paraíso fiscal y nido de casinos de donde, como se sabe, no sale nada de bueno. Por ejemplo, se nos informa –sin datos– de que "Gibraltar paga la sanidad y la enseñanza con el contrabando de tabaco" o de que "sólo 120 de los miles de residentes en España que trabajan en la Roca acreditan un empleo legal". Y así todo.
El diario se ha cuidado de hacer caer sobre el ministro principal todo tipo de amenazas y acusaciones. "Hacienda investigará la fortuna de Picardo" o, semanas después, "Ridículo de Picardo en la ONU".
Otra línea argumental de ABC es mostrar un Gibraltar asediado por las fuerzas del bien a causa de su maligna condición. "Abusos de Gibraltar. España forzará una resolución de la ONU" (no pasó nada); "La UE investigará las violaciones de Gibraltar" (no pasó nada); "Denuncia de Rajoy en la ONU: Gibraltar es la última colonia en la Europa del siglo XXI" (no pasó nada); "La UE acosa Gibraltar por contrabando de tabaco y blanqueo de dinero" (no pasó nada); "España investiga los vínculos del crimen organizado con Gibraltar" (tampoco pasó nada).
Enemigos de España
La guinda del pastel son las portadas en que se denuncia cómo Gibraltar se utiliza para socavar al gobierno y a España. "La oposición [PSOE, IU, UPyD, PNV y ERC], cómplice de una nueva trampa de Picardo en España. Pretenden agasajarlo en Madrid y Sevilla", por ejemplo, aunque la mejor es esta: "ERC ayuda a Gibraltar para hacer daño a España". Imperdible.
Sólo es una selección de titulares. Hay más, muchos más, siempre sobre los mismos argumentos, que casi nunca se sostienen en ningún hecho ni dato más allá de las interpretaciones o sospechas de los editores del diario. Es curioso como en muchas de estas portadas el caso Gibraltar acompaña asuntos más puntiagudos: los ERE, la visita del jeque de Qatar, el agujero de Bankia, la crisis de la deuda...
Llegados aquí, vienen bien un poema y una pregunta. El poema es "Al túmulo del Rey", de Cervantes, donde un soldado admira del túmulo de Felipe II en Sevilla y otro, todavía más chulo, interviene:
Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
cuanto dice voacé, seor soldado,
y el que dijere lo contrario miente».
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
Un articulista antiguo del mismo diario explica este soneto diciendo que la actitud del valentón "suele ser la conducta del charlatán, jactancioso, baladrón, perdonavidas, bravucón, arrogante, parlanchín, bocazas, pendenciero". Eso. Tanta portada para nada.
La pregunta es: ¿siendo Gibraltar una cueva de ladrones, una olla de delincuencia y una guarida de malhechores, quién y por qué querría recuperarlo con tanta ansia?