Hace 25 años murió el Perich, uno de los humoristas más emblemáticos del tardofranquismo y la transición. Ahora Angle Editorial, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, recupera un proyecto que dejó muy avanzado, pero que no pudo terminar: Un abric verd penicil·lina, que definen en la portada como "Un libro vagamente autobiográfico sobre la educación franquista en un colegio de curas" (que es, exactamente, lo que el Perich dejó escrito como definición de la obra). El humorista Kap, seguidor del Perich, se ha encargado de la edición de esta obra cargada del humor sarcástico a que tan aficionado era el dibujante barcelonés. Para hacerla, ha aprovechado los materiales del Perich que su familia depositó en el Arxiu Històric de la Ciutat, con la voluntad de recomponer un documento lo más próximo posible a lo que había previsto el Perich.

Más allá de la autobiografía

Hay episodios del libro que sabemos, por entrevistas y textos autobiográficos, que se corresponden a vivencias reales del Perich, que fue a una escuela de curas que odiaba (odiaba la escuela y odiaba a los curas). Con esta obra, el Perich se entrega del complejo que le producía ir siempre con el abrigo color verde penicilina que su madre le obligaba a ponerse. Pero eso no es un intento de autobiografía del humorista, sino que más bien intenta ser una crónica generacional que funcione como terapia colectiva, mediante el humor, para librarse de las humillaciones y malas experiencias vividas. De hecho, el Perich, en sus textos, ya apuntaba que recogía también historias de gente que conocía.

La iglesia

El Perich, deja clara al principio de la obra su posición con respecto a la educación católica: "No sé exactamente qué putada hice a mis padres siendo yo muy pequeño... ¡Pero ellos se vengaron sin contemplaciones llevándome a una escuela de curas!". El Perich no se enfrentó al método educativo al que estaba sometido en su época. Él confiesa que era "un poco cándido... bastante tímido. No, en realidad... ¡muy burro"!. Su escapatoria era, justamente, ir al quiosco a hojear o comprar "tebeos". Pero la experiencia en la escuela de curas lo sacudió. Él escribía "Soy anticlerical porque fui educado en un colegio de curas donde vi y sufrí las barbaridades más increíbles, la falta de dignidad, las mentiras más infames, la suciedad... todo. Los odio de una manera brutal". Y añade que necesitó 20 años para recuperarse. Este libro formaba parte de una especie de proyecto de revancha a posteriori de una España franquista que el Perich describía como "desolada, sucia, gris, hambrienta, triste, católica, apostólica, burra, cruel, imbécil, una y grande".

Bien recuperado

Da miedo abrir un libro editado en base a los materiales de un autor muerto hace un cuarto de siglo. Pero en este caso las prevenciones resultan absolutamente injustificadas. Aunque Kap aclara que no se sabe si todos los materiales estaban completos ni cómo quería ordenarlos el Perich, se consigue dar la sensación de una obra cerrada. Un magnífico libro. La combinación de textos y dibujos permite reconstruir el estilo más crudo del humorista barcelonés. Sin duda el Perich quedaría muy satisfecho con esta última revancha post mortem de la escuela de curas., que fascinará, especialmente, a quienes también pasaron por aquella dura experiencia.