The Adam Project es la típica película del domingo por la tarde. Y quizás esta definición es demasiado genérica - enseguida concretaremos más -, pero es que la propuesta de Shawn Levy también lo es. Repitiendo con el mismo actor que le dio buenos resultados el año pasado en Free Guy, Ryan Reynolds, el director nos ofrece una mezcla de ciencia ficción, comedia y drama, más entretenida que original, y con el objetivo claro de gustar a todos los públicos. El resultado funciona bastante bien; no hay espacio para el aburrimiento e, incluso, emociona, pero es de aquellos casos en que se agradece el estreno directo en Netflix para ahorrarse el trayecto hasta el cine para ir a ver una película que ya hemos visto antes.

La verosimilitud en un segundo plano

La premisa de The Adam Project es compleja, pero el guion la ofrece muy masticada para asegurarse de no pierde a ningún espectador. Adam Reed quiere viajar en el tiempo desde el 2050 al 2018 para reencontrarse con su pareja, pero un accidente lo hace aterrizar en 2022. Que lo haga precisamente en su casa, donde aquella noche resulta que su yo de 12 años se ha quedado solo, es solo una de las muchas conveniencias de guion que nos encontramos a lo largo del film, y es que la verosimilitud queda siempre relegada en un segundo plan, en beneficio del entretenimiento.

A partir de aquí, la dinámica entre los dos Adams se convierte en la base principal de la película, y juntos viajarán al 2018 para intentar salvar el mundo y, sobre todo, a ellos mismos, reconectando con el padre que habían perdido. Curiosamente, será en esta parte más íntima y personal donde la película brillará más, por delante de las escenas de acción, que cumplen su papel sin coreografías demasiado impresionantes ni ningún aspecto especialmente memorable.

The Adam Project es una mezcla de ciencia ficción, comedia y drama, más entretenida que original

Homenaje a los clásicos del género

En segunda posición detrás del interesante drama familiar queda la comedia, en que funciona bastante bien, pero a medias, con una de cada dos bromas consiguiendo hacer gracia, y la otra mitad haciéndose un poco pesadas. Es una ratio que se tiene que aceptar cuando tienes a Ryan Reynolds haciendo de Ryan Reynolds en este papel ya tan habitual en él de héroe divertido y extremadamente hablador, sumado a su versión de 12 años todavía más bocazas que interpreta Walker Scobell, una de las sorpresas positivas de la película con respecto a los actores.

Quien ya sabíamos que nos ofrecerían buenas interpretaciones como padres del protagonista eran Jennifer Garner y Mark Ruffalo, este segundo con más oportunidades de demostrar su vertiente cómica en escenas de acción tal como nos tiene acostumbrados en su papel de Bruce Banner al Universo Cinematográfico de Marvel. También desde este universo llega Zoe Saldana, aunque su personaje está poco desarrollado, igual que el del antagonista a quien da vida Catherine Keener, de quien no se exploran lo suficiente sus motivaciones, provocando que el conflicto con los protagonistas pierda intensidad.

Al fin y al cabo, The Adam Project quiere rendir homenaje a clásicos de la ciencia ficción de los 80 como Regreso al futuro o La guerra de las galaxias, pero lo hace repitiendo las fórmulas que ya hemos visto otras veces, de manera que el protagonista, el antagonista y la acción acaban siendo bastante genéricas. Sin embargo, estas fórmulas acostumbran a funcionar, y, en general, aquí también lo hacen, potenciadas por una comedia llena de ritmo y, sobre todo, una relación padre-hijo que ejerce como corazón|coro emocional de la película.