Barcelona es sencillamente asfixiante. No es ningún secreto. Lo saben los abuelos, lo saben los niños y, de paso, lo saben Alavedra -el grupo salido de su particular Sonido Carmel formado por Dani (Daniel Belenguer, Bearoid), Xiri (Oriol Romaní), Ret (Albert Rams) y Genís Pena, cuarteto ahora dividido entre la capital catalana y Madrid. Por eso, cuando nos juntamos con Ret y Genís, no nos sorprende que, cinco minutos después de sentarnos en una de estas cafeterías que encuentras a patados por el Poblenou de estética euro-minimalista enfocada a nómadas digitales, más por sus precios que no por sus servicios, nos echen para tener un portátil en la mesa . Pase lo que pase preparados para el desastre, como dirían ellos. Refunfuñando, o cagándonos un poco en todo, vamos a la terraza. Pero no pasa nada, hace sol y corre el aire. Podría ser peor. Un poco como lo que pasa en un álbum, su nuevo Feliz en la fuerza (The Yellow Gate Records, 2024), donde las pequeñas miserias acaban siendo prácticamente motivo de celebración. Trabajo que mañana estarán presentando en concierto en la sala La Nau. No os lo perdáis, tienen uno de los mejores directos del país.
Después de un año trabajando en el proyecto, e ir soltando singles con cuentagotas, su disco más trabajado, producido y pensado vio la luz hace poco más de un mes. "Hasta que no salió y lo escuché por primera vez como un todo, no dije: ¡'Ep! ¡Hemos hecho un disco!", admite Genís. "No conceptual, pero un disco como tal, de principio a fin. En el fondo, la idea ya era esta. Queríamos hacer un disco que a nosotros también nos apeteciera escuchar. Decidimos producir un poco más las canciones y buscar un concepto detrás. Y al final salió solo, porque nos dimos cuenta de que lo que más funcionaba era reírnos de nosotros mismos. Queríamos esforzarnos un poco más, pero también disfrutarlo un poco más". Ret confirma que Alavedra venía de una dinámica del háztelo tú mismo elevada a la máxima potencia. "Haciendo EPs te puedes permitir ser más cutre. Pero cuando te planteas hacer un elepé, quieres hacer las cosas mucho más curradas". El resultado es un trabajo que te sacude, despeina, te hace enloquecer en una olla donde estarán los colegas de siempre y, prácticamente, te obliga a corearlo con la sonrisa enloquecida de quien no puede más. "Parece básico, pero hacemos canciones pop", retoma la palabra Genís. "Temáticamente, creo que el concepto es el de 'eres un desgraciado', pero intentas decirlo de una manera alegre. No es una cosa que hagan muchos grupos, realmente. Detectas las penas, pero las cantas de una manera un poco mejor, las abrazas. Diría que, en el sonido, hay una evolución. Es más complejo y, quizás, más lento". Ret se une a la teoría de Genís y sostiene que con Alavedra quieren hablar de lo que les pasa y esta es su manera de expresarlo, con su lenguaje. "No nos sentiríamos cómodos expresando las penas dando pena". Lo remata nuevamente Genís añadiendo que "la base del grupo es pasárselo bien. Todos habíamos tenido proyectos donde había ido mal la cosa, después de poner mucha intensidad, mucha parte individual de cada uno. Con Alavedra queremos sentir una mayor despreocupación, pasárnoslo bien, hacer música con amigos, pase lo que pase. Un poco el disco es eso".
Soy uno fracasado, pero vivo en Barcelona
Alavedra componen de manera coral y no van nunca cortos de ideas. "No sé cómo lo hacemos, pero tenemos una gran capacidad de escucharnos, de asimilar las ideas de los otros y aportar entre todos", descubre Genís. "Además, trabajamos muy bien bajo presión". Esta vez la grabación del disco tardó tan solo una semana en materializarse. Aventura que vivieron en el estudio de Paco Loco, productor referente del indie estatal. "Siempre vamos con todo muy abierto, pero esta vez fue más extremo. Fue como llegar a una casa, montar el equipo de sonido, escribir las canciones de cero, grabar, recoger todo y marcharnos". Ret, también con una larga experiencia como productor, describe a Paco Loco como 'el puto amo'. "Está chalado. Pasó una cosa muy guay: rápidamente se ganó nuestra confianza y nos fue muy bien, porque a la hora de cerrar o decidir qué camino coger en las canciones, su opinión era muy válida. Nos ayudó mucho. Desde dentro, muchas veces no ves ciertas cosas y él nos iba señalando los patrones que repetíamos, las manías, los riffs que hacíamos igual y nos iba proponiendo cosas". "Tiene sesenta años y es la persona que más entiende nuestros códigos", sentencia Genís. En los créditos del disco también encontraréis a Diosito, cantante de La Élite, que siempre es sello de terremoto festivo.
Cuando empezamos, nadie hubiera dicho que duraríamos tanto y que ahora haríamos giras por toda la península. Y eso, para mí, ya es un éxito
Entre sus bailes de guitarras frenéticas y melodías brillantes, encontramos antiodas a la cultura del esfuerzo, el querer quedar bien con todo el mundo, la sobreestimulación social, ser un hipocondríaco, morir en el suelo de un lavabo y fracasar. "Cada uno tiene un poco de fracaso personal en sí mismo, pero la cuestión es qué haces con todo eso. Y nosotros, si nos escuchas, básicamente te decimos: 'Ei, tio, está bien, está guay fracasar un poco", nos y os aconseja Genís. "Es que nuestra historia es esta. El éxito tampoco sabemos ni lo que es". Con todo, Ret puntualiza, y nos presenta su definición de qué es el éxito y qué el fracaso. "Si el éxito es hacerse rico con la música, hemos fracasado, sí. Sin embargo, hostia, podríamos estar mucho peor. Estamos bastante bien. Cuando empezamos, nadie hubiera dicho que duraríamos tanto y que ahora haríamos giras por toda la península. Y eso, para mí, ya es un éxito". A pesar de no vivir de la música, aseguran que se trata de un trabajo a tiempo completo. "No conocemos otra realidad", señala Ret. "Tenemos que tener un curro normal para pagar el puto alquiler. Pero cada día pensamos en el grupo, en todas las movidas del proyecto. Al final, la reflexión es que te tiene que compensar o reportarte bastante retorno. Y este retorno para mí es pasártelo bien, aunque no se refleje en la parte económica". Y si alguna cosa brilla en su disco, son estas sinceras ganas de pasarlo bien, divertirse, muchas risas, muchas bromas. "Sabemos que jugamos con un componente humorístico fuerte, pero eso también genera mucho debate internamente", admite Genís. "No sobre los límites del humor en sí mismo, sino dónde etá el límite del nuestro propio de humor. Hay miedo a banalizar demasiado algunas cosas, o que no llegues a conectar con la gente haciendo bromas internas que solo te hagan gracia a ti. Con la pena es más fácil conectar. Todo el mundo puede encontrar su interpretación, pero con el humor tienes que dar un poco más en el clavo". Hijos de sus tiempos, escriben para aquellas que compartimos un meme antes que poner por escrito, punto por punto, aquello que sentimos. Mientras que cantan "quiero ser la decepción de toda mi generación", se convierten en una de sus voces más inintencionadament generacionales.
Nos gusta poder jugar con esta ambigüedad y hacer crítica social desde el humor. Todo el mundo que viva en Barcelona sabe que estos problemas son reales
Con los tiempos que corren, la crisis de la vivienda, turismo de masas, el rechazo a la Copa América, la manifestación del 23N... Les pregunto si sintieron miedo de no afinar lo suficiente escribiendo Barcelona, ácido retrato de la capital catalana, y sin querer acabar ofendiendo a alguien. La respuesta de Genís es que "como, precisamente, somos leídos como un grupo de humor, cuando te encuentras la canción allí dentro del álbum dices: 'Hostia, esto cómo lo tengo que entender?'. Sin embargo, nos gusta poder jugar con esta ambigüedad y hacer crítica social desde el humor. Todo el mundo que viva en Barcelona sabe que estos problemas son reales". Para Ret, ciertamente, es la canción que tiene menos humor y más crítica social. "Más allá de exponer los problemas de nuestra ciudad, ¿qué más podemos hacer como grupo? Después si se tiene que ir a una manifestación, iremos. Cuando nos toque votar, votaremos. Yo ni quiero, ni pienso marcharme de mi ciudad". Orgullo barcelonés a que se suma Genís. "Para mí sigue siendo la mejor ciudad del mundo. Es la puta hostia. También es verdad que la canción nació de querer hacer un beef entre Barcelona y Madrid, pero esta segunda no salió". Llegada la hora de llevar Feliz a la fuerza al directo, lo tienen claro, las cosas han cambiado. "La última vez que tocamos en Madrid nos despedimos de las canciones antiguas. Sabíamos que vendría el disco nuevo y, claro, tenemos cuatro EPs y dos discos largos, son muchas canciones. Por lo tanto, alguna tiene que caer. Así que hicimos como una fiesta para celebrar las canciones que después se quedarían en un baül. Fue como la muerte de Alavedra tal como lo conocemos". Mini drama que también afecta a Ret. "Es un tema delicado, no de llorar, pero de decir hostia, ¿nos tenemos que cargar todas estas canciones? Sabe mal, pero se tiene que hacer. Es eso o haces como The Cure, tres horas de concierto". Ahora, ponen la mirada en las siguientes fechas. Quieren dar show para que la gente se lo pase bien, entre en las ollas y salga con el alma más pura, dicen. Recordad, mañana estarán actuando en la sala La Nau de Barcelona, donde esperan hacer que la gente salga diciendo: "Me rompí por fuera, pero me recuperé por dentro".