No lo encontraréis en ninguna parada firmando libros, porque tiene fobia a la aglomeración de personas, lectores y escritores, pero, a buen seguro Albert Sánchez Piñol, una vez más, será uno de los autores más vendidos de este próximo Sant Jordi.

El antropólogo y escritor barcelonés ha publicado Les tenebres del cor  (La Campana), un nuevo libro que se fija en "la fascinación por los pigmeos" a través de las experiencias de diferentes personajes que entraron en contacto a lo largo de los siglos. Paul du Chaillu, Georg A. Schweinfurth, Paul Schebesta o Anne Eisner son algunos de los protagonistas de una obra que recupera episodios "ciertos y documentados", pero que lo hace a través de una estructura narrativa. También se puede encontrar la misma historia del autor, que viajó al Congo en tres ocasiones para acabar haciendo lo que define como un viaje dimensional. "Mi vocación infantil era conocer otros mundos, y los he encontrado en el nuestro", sostiene.

Una proyección diferente del mundo

Les tenebres del cor narra la investigación por parte de un grupo de exploradores, aventureros y estudiosos del grupo humano más alejado de nuestros parámetros culturales y de nuestra fisonomía: los nombrados erróneamente pigmeos de la selva africana. Esta empieza en el siglo XIX y acaba en el siglo XXI con la propia experiencia del escritor que los visitó durante tres años seguidos (1996, 1997 y 1998) durante varios meses. Piñol reconoce que la idea de escribir un libro así hacía mucho tiempo que le rondaba por la cabeza y se acabó materializando cuando empezó a descubrir personajes que también habían entrado en contacto con esta gente, "cada uno con sus propias aventuras y tragedias". Entre los nombres se puede encontrar el extravagante y seductor Paul du Chaillu, el estirado botánico alemán Georg A. Schweinfurth, el injustamente olvidado etnógrafo Paul Schebesta, la pintora Anne Eisner y su marido, Patrick Putnam, o el antropólogo Colin Turnbull.

Lo que intenta explicar este libro es un viaje dimensional, y la primera cosa que pierde el sentido es el tiempo, dejando de lado si un personaje pasó dos tardes o un cuarto de siglo

El autor señala que todo aquello que explica no contiene ni una migaja de ficción y que todas las anécdotas son ciertas y están documentadas. "Ahora bien, con respecto a la organización del texto es donde se puede encontrar un poco esta estructura narrativa con que permite, por ejemplo, excluir ciertas cosas y decidir qué queda dentro y qué queda fuera del texto", añade. Según Piñol, todos los personajes tienen en común que más allá de unas experiencias "aterradoras, alegres, viles, peligrosas, decepcionantes o reveladoras", viajaron con un objetivo muy claro: "encontrar a los pigmeos", y que el hecho de hacerlo les aportó una proyección diferente del mundo que en realidad querían encontrar. "Lo que intenta explicar este libro es un viaje dimensional, y la primera cosa que pierde el sentido es el tiempo, dejando de lado si un personaje pasó dos tardes o un cuarto de siglo", añade.

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Albert Sánchez Piñol vuelve a las librerías con Les tenebres del cor  / Foto: Eli Don / ACN

Una puerta dimensional abierta

Uno de los personajes de la obra es precisamente el mismo Piñol, que incorpora también su experiencia, la cual cree que solo por el hecho de plasmar en papel ya puede resultar un fracaso. "Si me he resistido tantos años es porque estamos intentando explicar en palabras una sociedad donde todo es diferente y que no es como la nuestra", admite. Sin embargo, como los antropólogos son "unos cotillas profesionales", optó por hacerlo, abriendo la puerta a un mundo que nada tiene que ver con el de la sociedad que él conoce. "Es como una puerta dimensional que está abierta por quien la quiera cruzar", explica, "donde alguien verá maravillas, otro solo querrá ver hombres y mujeres pequeños". Por eso, remarca que en su caso fue toda una revelación, para una persona que de pequeño ya tenía el ansia de acercarse a todo lo desconocido. El momento más importante para el escritor fue la primera vez que chocó con un pigmeo, dejando de lado los prejuicios habituales de toda persona para encarar una "experiencia maravillosa" que afrontó sin ningún "miedo".

Es como una puerta dimensional que está abierta para quien la quiera cruzar donde alguien verá maravillas, otro solo querrá ver hombres y mujeres pequeños

Durante las diferentes estancias que pasó en el África, Piñol pudo captar una manera de vivir diferente con casas sin puerta, ritmos pausados, habitantes más libres y niveles de ritualismo bajos. "Aquí no sabemos qué es la libertad, estamos absolutamente controlados, pero existen sociedades donde no hay un poder parecido", relata. "Allí cuando uno quiere marcharse, se va, pero también traté de no idealizarlos porque tienen sus problemas". Los conocimientos adquiridos allí han permitido al autor acercarse también de una forma diferente a la literatura y convertirse en un autor "diferencial" de los otros. "Vengo de una inmersión absoluta con la empatía y nunca les podré agradecer lo suficiente", concluye. "Hay sociedades que no tienen el menor interés de convertirte a su manera de ver el mundo".