Desde que en septiembre se estrenara en San Sebastián el documental Tardes de soledad, con el consiguiente premio que quizá nadie esperaba, se crearon muchas expectativas con la obra de Albert Serra. También, lógico, el debate sobre si es necesario un documento. Tal vez, o justamente, esta es una de las razones por las cuales el director se embarcó en este proyecto. Él, tan dado a la polémica y a la extravagancia; daba, una vez más, argumentos tanto a sus detractores como a sus fieles.
Luego, una vez visto el documental, y tal y como él dice, el debate lo van a crear las imágenes, la propia experiencia que ofrece este relato. En el fondo, esto no es más que cine y, a través del celuloide, todo es posible. Con tres escenarios únicos: la plaza (cinco corridas diferentes), la furgoneta que les lleva y les trae, y una escena en el hotel en la ceremonia de vestir al torero; Tardes de soledad logra que la cinta se te quede dando vueltas en la cabeza durante unos días. Por el sonido, por la jerga, por la sangre, por descifrar claves, por las miradas, por el sentido del aquí y el ahora, por esa poesía subyacente. Indudablemente, no deja indiferente.
Aunque esto no es novedad cuando se trata de Albert Serra. Su cine atrevido así lo demuestra. En un encuentro presencial en Barcelona, el director se muestra orgulloso por el trabajo realizado, defendiendo con naturalidad los porqués de todo esto. Y con una idea que la planea a él y a los toreros: la vida no vale nada.
Una cosa que tiene el documental, es que ya de primeras genera debate.
A ver, el debate lo crea las imágenes. No yo, las imágenes. Por ejemplo, excepto alguno que había visto algo en un rodaje, ningún cámara había visto nunca una corrida.
Y tú?
Cuando era pequeño, hace treinta años, había visto alguna, quizá un par o tres, pero sí más que el resto del equipo. También conocía a Salvador Boix, el apoderado de José Tomás, que nos ha ayudado mucho. Y leía literatura taurina, que es muy importante. Es como en el cine, que siempre me influía más lo que leía que lo veía. Un crítico taurino que os recomiendo, Joaquín Vidal. Las hacía para El País. Incluso tiene un libro en que las recopila y que es buenísimo. Ahora está descatalogado y se tiene que buscar en Iberlibro o en Todo Colección, pero quien lo busco lo encontrará seguro…
Y estas críticas taurines fueron tu primera aproximación al mundo de los toros y la génesis de la película.
Yo iba leyendo, pero siempre tenía otras cosas que hacer, otros proyectos. Era un tipo de ambiente por el que estaba dando vueltas, siempre desde la curiosidad, desde la fascinación, pero sin ninguna urgencia.

Me metí en este mundo para ver qué había y tuve la suerte de encontrar a estos toreros que se entusiasmaron con el proyecto. Luego hay la controversia, pero es muy superficial e ideológica
¿Cómo surgió el proyecto de Tardes de soledad?
Nació a través de la Pompeu Fabra. Me propusieron hacer algo entre sus estudiantes y nosotros. Lo único interesante que se me ocurrió fue este documental. Precisamente, por eso, por indagar. Me metí en este mundo para ver qué había y tuve la suerte de encontrar a estos toreros que se entusiasmaron con el proyecto. Luego hay la controversia, pero es muy superficial e ideológica.
En el momento en que encuentras al torero, Andrés Roca Rey, y toda su cuadrilla, ¿cómo se desarrolla todo?
En realidad le tuve a él, y también a otro, y a otro… Grabé a diversos toreros e, inevitablemente, les observaba. Pero ya desde un principio, desde el punto de vista del misterio y la fotogenia, él era más perturbador. Había algo que nunca acababas de entender y era el que tenía más gracia ante la cámara. También tuve la suerte que, de entre sus imágenes, hubo tres cogidas. Y claro, le daba mucho dramatismo. A través de esas imágenes entiendes el peligro, que a veces pasa más desapercibido. Entonces quedó claro que casi, casi, sería un retrato de él.
Y de la tauromaquia en general.
Evidentemente, era una cosa de alto nivel: las grandes plazas, los mejores toros y los más grandes, y en esto había mucha presión. Era algo bastante extremo. Cinematográficamente, cuanto más intenso, más potentes son las imágenes. Es energía y es garra.

Cinematográficamente, cuanto más intenso, más potentes son las imágenes. Es energía y es garra
Otra cosa que llama la atención del documental es cómo juegas con los sonidos y los silencios. Cuando le visten, el sonido de la plaza y de la arena, la respiración del animal…
O, por ejemplo, cada vez que él va a matar se hace el silencio. Ya sea por la concentración o lo que sea, hay unos segundos con mucha quietud. Forma parte de esta cosa más dramática. Y además, como era esa cosa tan oscura, también le quería poner algo de música.
De hecho, me hizo gracia que sonase una canción de Jefferson Airplane, Embryonic Journey.
Sí, claro. Del Surrealistic pillow. De hecho, pagué 15.000 euros por tenerla. Todavía la encontré barata. Me pedían 25.000, pero con las negociaciones, se quedó en ese precio.
Entonces, tenías claro que debía sonar.
La escuché un día y, con esas guitarras acústicas, que no son ni mucho menos aflamencadas, pero había una ligera reminiscencia lejana, me gustó y ahí se quedó. Ya no podíamos vivir sin ella.
Hemos hablado de las crónicas taurinas y el documental tiene.. literatura.
Es mi parte favorita de la película. Lo más inédito e inesperado, que no descubrimos hasta después en el montaje, pues no escuchábamos nunca los inalámbricos. Se iban escuchando sonidos, pero nunca vimos la dimensión de lo que se oía y que acabaría teniendo la importancia que tiene en el montaje definitivo. Creíamos que serían conversaciones más banales. Y no, hay mucha poesía en esta mezcla de anécdotas y grandes frases, y también el encuentro con lo banal.
Otra cosa alucinante, es como captáis esa proximidad. En las escenas de las corridas, apenas son veinte centímetros entre el torero y el toro. Y a veces, como espectador, te sientes como el toro y otras en que te crees el torero.
La idea de la película era este: el punto de vista, que se intercambiaran ambas visiones. El tema de las miradas, la del toro, la del torero. Los ojos aquí son muy importantes.

Son imágenes extremas, pero para mí tienen poesía. Es el tránsito, el del final de la vida
Incluso cuando muere el toro. A mí me impacto mucho el movimiento y el color de la lengua del animal.
Son imágenes extremas, pero para mí tienen poesía. Es el tránsito, el del final de la vida.
Cómo lo arrastran..
Después de tanta lucha, y ya con el último aliento, solo eres un trozo de carne. Dejas de tener trascendencia.
Y luego, las partes de la furgoneta, sobre todo después de acabar la corrida, con aquella tensión… El torero está en trance, mudo, solo le preocupa como apagar la luz que hay en el interior.
Es que, todos los toreros, son más introspectivos que los de la cuadrilla. Es el que se la juega y siempre tiene otra perspectiva. Con él tuvimos suerte porque era el más fotogénico y la cuadrilla, que tenía esta imaginación verbal. Además, eran muy fanáticos. Antonio Chacón es muy fanático, el Viruta también lo es. Todo, ahí, resuena amplificado.
Me sorprendió la importancia, en ese contexto, de la alabanza. Todo el rato son alabanzas. Ahí un momento, en el que le dicen:“¡Qué ser humano más grande!”.
No, perdón, sobrehumano (risas). Y dicen, “deberían estar orgullosos tu familia, tus amigos, tu cuadrilla, tu gente, tu pueblo…”.
Tú, claro, cuando te encuentras con eso, piensas que has encontrado oro.
La suerte sonríe a los audaces.

La corrida es como una metáfora, una especie de ritual simbólico de cosas. Y como desprecias la vida, la metáfora es que esta tiene un final
O esa frase en que dicen: “La vida no vale nada, ¡ese es el precio!”.
La corrida es como una metáfora, una especie de ritual simbólico de cosas. Y como desprecias la vida, la metáfora es que esta tiene un final. Y que se tiene que aceptar con su finitud y sus imperfecciones. Así que, si no lo desprecias, no puedes hacer algo grande con ella, con la vida. Para ellos, puede ser un poco ridículo, porque lo que hacen es torear, pero es aplicable a cualquier situación. La conservación de la vida para ellos no es nada. No tiene ningún valor. Para mí, tampoco.
¿Tampoco?
No sé, pero ahora todavía estoy más convencido. Porque me lo han explicado ellos. Y ha sido con actos.
¿Cuánto has aprendido de hacer esta película?
Lo que más me ha impresionado es el valor del torero y su compromiso. Lo que más. Están ahí, siempre, siempre, siempre… No desfallecen. Tiene otros fallos el torero, tiene que clarificar otras cosas. Por ejemplo, definir qué tipo de torero quiere ser.
Y definir, también, el objetivo.
El compromiso lo tiene, la actitud también, las aptitudes y el talento. Tiene que definir si quiere ser más comercial, encontrar una personalidad más propia, tener más o menos pureza, más o menos éxito. Son cosas que les pasan a todos los artistas.

El público molesta. Tienes acceso al mejor torero con las mejores cámaras y ¿resulta que ahora te pondrás a filmar al público? No, que va, con esa cara de tonto y vestido de forma horrible
Y antes de comenzar a producir el documental, ¿tenías claro que únicamente como emplazamientos querías la plaza, la furgoneta y la escena en el hotel de vestir al torero sin la aparición del público y todo ese ruido que hay alrededor?
El público molesta. Tienes acceso al mejor torero con las mejores cámaras y ¿resulta que ahora te pondrás a filmar al público? No, que va, con esa cara de tonto y vestido de forma horrible
Otro aspecto destacable, es que en plena faena, los de la cuadrilla están preocupados por la crítica, por el qué dirán después en las crónicas.
Es la presión artística que tiene. Además, el torero principal es más joven, y aunque es el número 1 y todo el mundo dice que es un gran torero, tiene una gran inseguridad, que en el fondo es la de todos los artistas. No es una cosa objetiva, no es como las empresas estas de Internet que cuantos más clientes tienes más dinero generas y con eso ya queda comprobado que lo haces bien. Aquí, aunque seas el número 1, te pueden decir que no tienes suficiente arte.
Y ya para acabar, este documental se puede interpretar también con un trasfondo político. De hecho, una parte de la derecha se ha apropiado de la misma. ¿Cómo lo ves?
Es que, apropiado, no sé qué quiere decir. A ver, les interesa, porque es un tema que toca lo de la tradición. La película lo único que hace es aproximarse a este mundo y su preservación. Y esa aproximación es de una manera mucho más compleja. Y si esto ayuda a tener una comprensión mejor con un objetico estético, esto ayudará a la calidad de la misma. A mí me es indiferente, no puedo impedir que les guste. ¿Qué quieres que te diga yo? O lo que tú has hecho, no tenías una opinión preconcebida, y lo que has hecho es ir a verla. Por eso pagas una entrada. Por eso y porque es algo que no podrán ver de ninguna otra manera.