La memoria es una herramienta denostada por nuestro sistema educativo, memorizar como loritos la tabla periódica está muy mal visto, aprender cómo funciona una célula, recordar pasajes de la historia no muy solemnes, memorizar las normas ortográficas ni te cuento, saberse las declinaciones de latín, una pérdida de tiempo… y nótese en este listado una gran ironía. Pero, ¿qué es la memoria? La memoria lo es todo y es lo que nos permite estar hoy en el presente comprendiendo lo que nos pasa. Sin memoria, no somos nada: “somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos”, dijo José Saramago, el escritor. Dentro de poco quizás nadie recordará al Nobel portugués, nadie leerá las Cartas Marruecas de José Cadalso, nadie reconocerá el sujeto elíptico, nadie leerá la leyenda de Rómulo y Remo en latín, nadie sabrá explicar qué es Big Bang, nadie soñará con los versos de Maria Mercè Marçal y nadie, quizás nadie… sepa escribir una carta de amor sin ayuda de una IA.
Todo esto viene por las últimas noticias que se filtraron sobre la reestructuración de las materias de bachillerato. Empezamos la última semana del primer trimestre con una de esas bombas informativas con el objetivo de fulminar de nuevo el sistema educativo. Pero los más afectados, las víctimas directas, eran, una vez más, los y las estudiantes. En 2020 entró en vigor la LOMLOE, una nueva ley que nos equiparaba a Europa en materias, conocimientos, ahora estudiamos centrándonos en los saberes, dejamos atrás las competencias de la LOMCE —que entró en vigor en 2013—, veníamos de la LOE en 2006, y de la casi LOCE, la LOGSE, la LODE, la LOECE… ocho cambios de ley en menos de 45 años. Todas estas legislaciones son reformas, quizás en algunos casos, necesarias, pero en su mayoría hechas con prisa, sin suficiente diálogo con la comunidad educativa y con la urgencia de responder a unas necesidades y pretensiones de los políticos.
El alumnado y el profesorado estamos exhaustos, vivimos en zonas de riesgo. Las zonas de riesgo hacen que no podamos consolidar los planes docentes, las programaciones, las unidades didácticas, los temarios. Algunos, como yo, seguimos escribiendo en la pizarra, recitando apuntes para los estudiantes, rasgando la tiza en la pizarra y recordando que saber tomar apuntes no es solo un buen ejercicio para trabajar la atención, sino también para estructurar la mente, resumir y esquematizar los contenidos. Hemos dejado de estructurar el pensamiento, hemos dejado de tomar las decisiones de forma pausada, sin precipitarnos. Algunos, como yo, vivimos con ansiedad cada comienzo de curso porque no da tiempo a preparar las materias, ya que no tenemos plaza fija y vagamos errantes de centro en centro.
El martes 17 de diciembre me preguntaba quién estaba al mando cuando rectificaron y dejaron que las materias de literatura de bachillerato continuaran siendo de modalidad y no optativas, un día les bastó para echarse atrás… así de meditado estaba el agravio que iban a causar. Saramago decía también que nos hacía falta pensar, el trabajo de pensar, la reflexión como una tarea, como un saber, que dirían ahora, o como un objetivo. Esther Niubó, consellera de Educación, dijo que las literaturas son una “línea roja”. Y me pregunto, ¿no es una línea roja fusionar dos materias como Física y Química o Biología y Geología? Carme Miquel, profesora de biología con toda una vida dedicada a la profesión, me comentaba metódica y con datos la barbaridad que están a punto de instaurar: “Cuando se implantó la LOMLOE desapareció la CMC (Ciencias del Mundo Contemporáneo) en primero de bachillerato, asignatura que le proporcionaba cultura general en materia científica al alumnado”. Después ampliaron el temario de las asignaturas, pero quitaron horas. Algunas de las asignaturas que se ofertan ahora mismo para afinar los itinerarios, como, "Retos de química", se han convertido en asignaturas de proyectos y no tienen una base consistente.
El alumnado y el profesorado estamos exhaustos, vivimos en zonas de riesgo; algunos, como yo, vivimos con ansiedad cada comienzo de curso porque no da tiempo a preparar las materias
Miquel señalaba cómo la fusión de algunas asignaturas aún afectará más a los temarios, consumiéndolos y dotando al alumnado de una preparación insuficiente para la selectividad y las posteriores carreras. El reto que tiene por delante la Generalitat para adaptarse a la LOMLOE no es fácil, pero no imposible. De momento ya han encendido la llama; diríamos que son de mecha corta y por eso todos estos cambios tan atropellados. Ahora mismo, en medio de este incendio, nos encontramos todos los docentes expectantes para ver cómo cuadrarán el siguiente curso, cómo nos organizaremos. El profesorado del ámbito de ciencias ha enarbolado las antorchas, si quieren que todo arda, arderá. La plataforma Ciències en perill, formada por docentes y profesionales del sector, AFAS, centros, etc., advierte de la peligrosidad de estos cambios y a ellos se están sumando más entidades públicas como la Associació Catalana d'Universitats Públiques, donde encontramos los mejores campos científicos de Europa.
Quizás nadie se haya acordado que en el Parc Científic de la UB, por poner un ejemplo, se llevan a cabo proyectos como el GENESIS BIOMED, líder en investigaciones, o que el proyecto Ressó es uno de los programas educativos por donde pasan más de 7.000 alumnos de 10 a 18 años. La memoria tan científica, tan humanística. La memoria, esa receta para todos… Ut sementem feceris, ita metes (como hayas sembrado, así también cosecharás). Y a mis compañeros y compañeras, Natalia, Mercè, Antonia, Gerard… descansad y felices vacaciones. Porque no nos metimos a esta profesión para recibir aplausos, pero tampoco para trabajar con el susto en el cuerpo. Ni somos artificieros, ni somos soldados, somos los transmisores del contenido: enseñar es lo que nos motiva, sembrar inquietudes y conocimientos. Todo esto huele a chamusquina.