Alizzz es uno de los nombres propios de nuestra escena musical. Productor de C. Tangana, con quien ha firmado algunos de los temas más memorables de los últimos años (cartera de clientes donde también figuran artistas como, entre otros, Rosalía, Becky G, Lola Índigo, Aitana o Amaia), ha dedicado los últimos dos años a modelar una carrera en solitario que ha emprendido los caminos de las guitarras pop que marcaron sus orígenes. Con todo, Cristian Quirante no se olvida de la electrónica ni del Sónar, festival con que mantiene una relación más que especial. Era obligado que formara parte del cartel de su 30 aniversario. Lo hará con Disco 2000, una sesión ideada especialmente para la ocasión, que bailará entre la nostálgica y los hits rompepistas. Será hoy a partir de las 01.20 en el SonarPub del Sónar de Noche.

Tu relación con el Sónar viene de muy lejos.
Yo no estaba muy metido a la música electrónica, pero sabía que se hacía un festival en Barcelona con una propuesta que yo, en aquel momento, no entendía, porque estaba en el otro extremo de movidas como el Megaplec, que era donde iban mis amigos. Era la electrónica de vanguardia en contraposición a la música makina. Descubrir el Sónar fue como abrir la mente a una música que ha sido fundamental en mi crecimiento como productor y artista. Soy lo que soy gracias a haber ido al Sónar y al FIB. No sería la misma persona sin haber ido a estos festivales.

Descubrir el Sónar fue como abrir la mente a una música que ha sido fundamental en mi crecimiento como productor y artista

¿Cuál fue tu primer Sónar?
Yo diría que fue el del 2005. Venía del mundo de las guitarras, escuchaba mucho pop británico: Radiohead, Blur... y el primer personaje con qué me flipé fue DJ Sideral, que pinchó en aquella edición, creo recordar. Él ponía la música que me gustaba, pero remezclada con electro y techno. Me explotaba la cabeza, con él. Gracias a él me empecé a interesar por la electrónica. Antes no conectaba. Pero cuando empecé a escuchar Fischerspooner, Miss Kittin, The Hacker y otras movidas del sello Kompakt de Berlín, todo tomó sentido.

¿Cuál fue el primer Sónar en el que pinchaste?
Diría que el del 2012 o el 13. Más bien el 13. Fue todo muy rápido, desde que empecé a ir como público hasta que pinché por primera vez. También fue muy revelador el tiempo que viví en Berlín.

¿Viviste en Berlín?
Sí, un año y medio, entre 2009 y 2010. Allí me adentré en la electrónica pura y dura: el techno y el minimal. Y allí también descubrí la electrónica influenciada por el hip hop e i'R&B de gente como Rustie o Hudson Mohawke, que se convirtieron en grandes referentes para mí. Allí fue cuando entré de cabeza dentro de la música urbana. Aquellos años fueron como el clímax de mi vida. E ir a pinchar al Sónar, una experiencia increíble. Un sueño hecho realidad, como después ha sido conseguir un disco de oro o ganar un Grammy. Sueños que tienes cuando empiezas, pero que piensas que será imposible que se hagan realidad. Ahora ir al Sónar parece un hecho más cotidiano, pero todavía me emociono cada vez que me llaman.

Pinchar al Sónar fue un sueño hecho realidad, como después ha sido conseguir un disco de oro o ganar un Grammy

La pregunta: ¿Sonar de día o Sonar de noche?
Yo siempre he sido más de noche. Me gusta más la noche. El de día es para disfrutar en todos los sentidos de los conciertos y las sesiones. El ambiente es magnífico. Añoro cuando el Sónar de día se hacía en el MACBA y la música tronaba por toda la ciudad. Pero definitivamente, soy un ave nocturna.

¿Hablabas de Sideral como primer gran descubrimiento en el Sónar, pero con quien más te ha explotado la cabeza en el festival?
Tengo que citar obligatoriamente a los Soulwax. Hablo de ellos y me entra la nostalgia. Sus sesiones eran increíbles. Su concepto, además, encaja a la perfección con mi personalidad como artista y productor: eran como una banda de rock que habían acabado siendo DJs. Mi carrera es igual, pero al revés, era un DJ que he acabado haciendo rock.

Alizzz celebra el 30 aniversario del Sónar con la sesión Disco 2000 / Foto:Arxiu / Rafa Castells

¿Cómo será esta sesión Disco 2000 que ofrecerás hoy al Sónar?
Pues un poco nostálgica y muy zapatillera: pocas concesiones y algún hit por allí en el medio. Y alguna guitarra, también. He pinchado unas 8 veces, si no me equivoco, en el Sónar, contando las ediciones internacionales. Es un festival con el que tengo un vínculo especial. Me contactaron por si quería hacer alguna cosa para este 30 aniversario y dije que sí al momento. Un encargo que me planteé como una sesión en la que pinchar lo que me apetezca, pero que además tenga sentido con lo que estoy haciendo ahora mismo con mi proyecto. He disfrutado muchísimo preparando esta sesión.

Disco 2000 será una sesión un poco nostálgica y mucho zapatillera: pocas concesiones y algún hit por allí en el medio

¡Te veo muy nostálgico!
Tengo nostalgia de aquellos primeros años que iba al festival de fiesta y a descubrir cosas nuevas. Preparando la sesión me han venido imágenes mías en el Razz o en cualquier after perdido. Cosas que no volverán a pasar y que estos temas me han recordado.

Miramos adelante, va... ¿Qué estás haciendo ahora mismo?
Ahora publico nuevo single con Amaia. Será una canción de verano. Ha sido muy guay volver a juntarnos. Tengo más cosas en cocción, y tiene pinta que acabará siendo un álbum, pero si pasa será hacia finales de año.

¿No estás produciendo a nadie?
Estoy haciendo cosas con Pucho (C. Tangana). No tardará mucho en salir una historia muy importante. Pero lo tiene que anunciar él. Más allá de eso, estoy muy ajetreado con mi proyecto personal. Tengo ganas de volver a liarme con un artista y hacer de productor.