Verano 1993, Alcarràs y ahora Romería, la tercera película de la multigalardonada Carla Simón, que justo acaba de empezar a rodarse y que todavía no se sabe cuándo se estrenará. Con este nuevo proyecto, e igual que ha hecho en sus otros dos largometrajes, la cineasta seguirá explorando las relaciones familiares, esta vez inspirándose en los orígenes de su familia biológica paterna y trasladándose a Vigo, donde se grabará en diferentes localizaciones durante los meses de agosto y septiembre. Producida por María Zamora, que ganó el Premio Nacional de Cinematografía el pasado mes de junio, el reparto estará encabezado por la debutante Llúcia Garcia, y también contará con personalidades como Mitch Robles, Tristán Ullosa, Celine Tyll, Miryam Gallego, Janet Novás, José Ángel Egido o Sara Casasnovas.
El argumento volverá a aproximarse a las raíces de Simón, que con Verano 1993 y Alcarràs ya nos enseñó trocitos de ella misma. En esta ocasión, la directora explica la historia de Marina, que viaja a Vigo para conocer a la familia de su padre biológico que, igual que su madre, murió de sida cuando ella era pequeña. A través del reencuentro con sus familiares, intentará reconstruir el relato de la relación de amor entre sus padres, sin conseguir traspasar la vergüenza que el conflicto de las drogas ha afligido a los abuelos y tíos. Ante esta dificultad, y a través de una historia amorosa adolescente con su primo, reimaginará lo que vivieron sus progenitores a través de la invención de un cuento, que la liberará del estigma familiar y la ayudará a entender el pasado.
"Tengo la suerte de formar parte de una gran familia llena de historias que se han convertido en mi fuente de inspiración; las relaciones familiar me fascinan porque no las escogemos", explica Simón. "La familia es el origen de muchos conflictos, traumas y peleas, pero también es el origen del amor, la confianza y la lealtad más profunda," sostiene. La historia sucede en dos tiempos, uno de ellos en la transición española de después de la gris dictadura franquista, cuando imperaba la apertura y la experimentación que causó que muchos rompieran con los valores de la generación anterior. En este sentido, la libertad derivó en un gran consumo de drogas que desembocó en una grave crisis de la heroína cerca de los años 80. Y a finales de la década, irrumpió el VIH. A principio de los 90, en torno a 21.000 personas habían muerto de sida en España, el país con la incidencia más alta de toda Europa. "Romería no es solo la historia de mi familia, sino la de toda una generación que desapareció tocada por el sida y la de todos aquellos huérfanos que dejaron vivos y desposeídos de orígenes, pasado y recuerdos", dice Carla Simón.