Es una de las colecciones más icónicas de una de nuestras editoriales más históricas. Nos referimos a 'Compactos', serie de libros de bolsillo de Anagrama. Colección que la editorial barcelonesa ha decidido empezar a publicar también en catalán. Set lliçons breus de física de Carlo Rovelli (traducido por Laia Font i Mateu), Una confabulació d’imbècils de John Kennedy Toole (traducido por Xavier Pàmies), Tot allò que una tarda morí amb les bicicletes de Llucia Ramis, El cel no és per a tothom de Marta Rojals i Serotonina de Michel Houellebecq (traducido por Oriol Vaqué Sánchez), son los cinco primeros títulos a aparecer en el catálogo de estos nuevos 'Compactes'.
Aquellos textos
En junio de 2013, ahora hace nueve años, el fundador de Editorial Anagrama, Jordi Herralde, tuvo la ocurrencia de abrir una nueva colección en catalán: 'Libros Anagrama'. Se trataba de la continuación natural de una relación con la lengua catalana que había tenido un primer episodio en los mismos inicios del editorial con la colección 'Textos' (1969-1970) y un segundo capítulo con el éxito colaboración 'Anagrama-Empúries', que entre 1997 y comienzos de 2014 publicó un total de noventa y dos títulos en coedición. Los cambios de propiedad y distribución en Empúries animaron a Herralde a sacar adelante un proyecto en solitario, y los primeros títulos de 'Libros Anagrama' aparecieron justo antes de la campaña de Sant Jordi de 2014. Eran Ampliació del camp de batalla de Michel Houellebecq (traducido por Francesc Rovira), Barbablava d'Amélie Nothomb (traducido por Ferran Ràfols), La millor oferta de Giuseppe Tornatore (traducido por Josep Alemany) y Una setmana de vacances de Christine Angot (traducido por Anna Casassas). Este 2022, justo antes del verano, la colección llega al número 100 con la última novela de Houellebecq: Anorrear (con traducción de Oriol Vaqué Sánchez).
Clásicos de allí y de aquí
Si en un principio 'Libros Anagrama' publicó sobre todo traducciones de narrativa extranjera contemporánea, junto con algunos clásicos de Anagrama, en la línea de 'Anagrama-Empúries', poco a poco fue incorporando autores en lengua catalana. En el 2016 se convocó la primera edición del Premio Libros Anagrama de Novela, que desde entonces ha galardonado títulos tan destacados como Jambalaia d'Albert Forns, La memoria de l'arbre de Tina Vallès, Les possessions de Llucia Ramis, Canto jo i la muntanya balla de Irene Solà, No soc aquí de Anna Ballbona y Napalm al cor de Pol Guasch. Y junto a la búsqueda de nuevas voces, ha ido dibujando otras líneas editoriales que han configurado una especie de subtrama, también en catalán: una en torno a Barcelona y su mundo cultural y otra con una cierta vocación patrimonial y de revisión de autores de quien nos sentimos próximos, con títulos como Autoretrat de Jordi Garcés de Josep Cots, La ciutat interrompuda de Julià Guillamon, Els llibres galàctics. 1966-2018 de Jaume Sisa, Tríptic de la terra i Contes urbans de Mercè Ibarz, i Xavier Folch, editor i polític de Jordi Amat, Josep M. Fonalleras i Jaume Subirana (eds.).
En el bolsillo
La presencia del catalán en el editorial, sin embargo, no se acaba aquí, ya que desde 2017 la lengua forma parte habitual de las publicaciones de la colección 'Nuevos Cuadernos'/'Nous Quaderns', con obras de Marina Garcés, Jordi Amat, Roberto Calasso, Slavoj Žižek e Ian McEwan, entre otros. Nueve años después de aquella decisión de Jordi Herralde, y mediante un bolsillo sólido a un ritmo de unos ocho títulos por curso, Editorial Anagrama mantiene firme la apuesta por el catalán con la voluntad de consolidar un catálogo coherente, cuidadoso con respecto a la política de autor, atento en el fondo y siempre abierto a nuevos lectores.