Después que el año 2022 quedara desierto, el Premi Llibres Anagrama de Novel·la vuelve a tener representación. Andrea Genovart se ha llevado este reconocimiento por Consum preferent, una novela sobre identidad, contradicciones y, sobre todo, sobre la perseverancia y el malestar de toda una generación condenada a la precariedad y a un futuro incierto. Se trata del debut literario de Genovart, que le toma el relevo a Pol Guasch, ganador en 2021. La decisión ha sido tomada por unanimidad por el jurado, formado por Mita Casacuberta, Guillem Gisbert, Imma Monsó, Sergi Pàmies, Jordi Puntí, Isabel Obiols y Silvia Sesé, seleccionado de entre 92 obras originales, y el premio está dotado con 12.000 euros. La novela en catalán llegará a las librerías esta primavera, entre finales de marzo y principios de abril, y en castellano el próximo otoño.
"Estoy muy emocionada, muy agradecida y un poco nerviosa", ha empezado Andrea Genovart, visiblemente abrumada por el reconocimiento a su primera novela. La escritora ha comentado que quería hacer caber el ruido de Barcelona en un marco narrativo a través de Alba, la protagonista y narradora de Consum preferent, un ruido que tiene mucho que ver con la obligatoriedad de posicionarse y equilibrarse con todos los temas caóticos de la vida, sobre todo en los jóvenes. "Me interesava señalar el punto obsesivo de Alba en un entorno que le pide constantemente posicionarse y, como no consiguiéndolo, se angustia", ha explicado, poniendo énfasis en la importancia que tiene la necesidad de encajar socialmente, políticamente y culturalmente en la sociedad. "La forma en cómo la narradora asume y deja de asumir es lo que realmente es determinante en la novela, es su valor diferencial, aquello por lo que he apostado a la hora de escribir," ha aclarado. También ha destacado el estilo satírico y ácido de la novela, en la que el humor tiene un papel relevante para ayudar a huir de la autocomplacencia de la narradora.
Consum preferent también aboga por crear una identidad propia y un estilo muy personal, y para hacerlo mezcla ideologías y conceptos para construir una voz que lo pueda encarnar. "Una voz inconclusa, contradictoria y neurótica, que es de movimientos oscilantes, como si en el intento de ser un embudo, fuera un colador", ha comentado Genovart. Para Imma Monsó, la autora "tiene un oído finisimo para captar las voces de su generación", y ha remarcado que la narradora no se adhiere a ninguna proclama ni a ningún movimiento, si no que toma una distancia a la hora de narrar que no es tan habitual como habría que esperar. También ha destacado la capacidad de ver dónde está el punto grotesco de las situaciones y revelarlo, y también de ponerse en situaciones ridículas como necesidad y como herramienta de autodefensa y supervivencia. "La narradora utiliza un humor mordaz que pone de relieve nuestras contradicciones, a medida que va describiendo las farsas que ve a su alrededor," ha matizado. Por su parte, Sergi Pàmies también ha destacado la satisfacción que le produjo la novela como lector y ha querido huir de definir a la autora como generacional, alertando que estas definiciones en una autora novel pueden hacer caer a las nuevas voces en etiquetas, a la larga, contraproducentes. "Cuando tienes que leer muchos originales y lees muchas novedades quieres volver a encontrar, casi como los adictos a las drogas, estas primeras sensaciones de cuando vuelves a encontrar un autor o una voz propia; encontrar a alguien que es capaz de mantenerte atento al texto, de hacerlo además con elementos que son de una rabiosa actualidad, eso lo hace todavía más satisfactorio", ha resaltado el escritor.
Las obras ganadoras en las anteriores convocatorias
La pasada edición, el Premi Llibres Anagrama de Novel·la en catalán quedó desierto. El último escritor en llevarse este reconocimiento fue Pol Guasch con Napalm al cor. Era el año 2021 y la crítica se rindió ante una narrativa poética bellísima que describía varias opresiones y represiones a través de la mirada de una pareja de chicos residentes en una zona militarizada. Antes de él, Anna Ballbona se hizo con el reconocimiento por No soc aquí en el 2020, mientras que el mismo año Terres mortes de Núria Bendicho recibió la mención especial del jurado. En el 2019 el premio fue para Canto jo i la muntanya balla, de Irene Solà; en 2018 para Llucia Ramis y Les possessions; en 2017, para La memòria de l'arbre de Tina Vallès, y el Jambalaia d'Albert Forns ganó en 2016.