Friegas los cuarenta, no tienes trabajo estable, tienes los padres enfermos, no tienes pareja y deseas ser madre. Acabas de llegar a la ciudad de Barcelona después de haber vivido muchos años en el extranjero y entras de lleno en una crisis existencial. Este es el contexto en el cual se encuentran algunos de los personajes principales de Sols, la última novela de Andrea Rodés (Barcelona, 1979) que describe, de manera muy realista, las vidas de cuatro personajes en crisis que se van cruzando y que retratan los conflictos vitales de toda una generación. Y aunque podría ser una novela de ficción, durante la entrevista, Rodés nos confiesa, de una manera muy natural, generosa, sin tapujos, quitando hierro al asunto y a través del humor, que la novela está inspirada en situaciones que ella misma ha vivido.

Sols no es la primera novela de Rodés; gracias a la experiencia y las vivencias vividas en China cuando trabajaba de corresponsal, publicó Por China cono palillos (2008) y Lluny de Pekín (2012); así como, El germà difícil, su segunda novela ambientada a la Vall d'Aran y un libro de viajes sobre la remota taiga del Ussuri en Rusia.

Entrevista Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons
Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons

Los cuatro personajes del libro están un poco perdidos. ¿Has sufrido alguna crisis existencial?
Yo creo que estoy peor que los personajes de mi novela. La realidad supera la ficción. Este libro no habría existido si yo no hubiera sufrido una crisis existencial.

Este libro no habría existido si yo no hubiera sufrido una crisis existencial

¿Quieres hablar de ello?
Empecé a hacer un intento de novela a partir de dos personas que se conocen en una habitación de hospital. Que eso, en el ámbito autobiográfico, me pasó. Pero no hubo ninguna historia de amor, en mi caso. Y gracias a la sanidad pública descubrí que los hospitales ponen a todo el mundo su lugar, no hay diferencias de clase ni de nada, todo el mundo pasa por el tubo.

Entrevista Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons
Andrea Rodés y Alba Richart durante la entrevista en el plató de ElNacional.cat / Foto: Irene Vilà Capafons

Los hospitales ponen a todo el mundo su lugar, no hay diferencias de clase ni de nada, todo el mundo pasa por el tubo

¿Y después de la enfermedad de tu padre?
Más adelante pasé por el proceso de decidir si quería ser madre, y un día, bajando del Castillo de Burriac con mis hermanos (que habían roto con sus parejas), los dije, "sois todos un desastre, tendré un hijo, porque aquí nadie tiene uno".

¿Y en aquel momento tenías pareja?
No, pero ya había visto a tantas compañeras con pareja que habían hecho procesos de reproducción asistida, que ya me lo conocía. Fui directamente a una doctora y todo acabó saliendo bastante fácil.

Al personaje de Íngrid no le sale tan bien como a ti.
No es tan fácil quedarse embarazada por un proceso de reproducción asistida. Pero yo, mientras me hacía la in vitro estaba en Bumble y Tinder y quedaba con chicos, pero no los decía que venía de hacerme una in vitro. Cuando estás embarazada todo el mundo te dice cosas, que pierdes el deseo sexual, y te lo vas creyendo, yo pensaba que cuando estabas embarazada te convertías en monja, pero no fue el caso.

Yo pensaba que cuando estabas embarazada te convertías en monja, pero no fue el caso

Entrevista Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons
La escritora Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons

¿Está visto como un fracaso o es un tema tabú, todavía, decidir ser madre soltera y serlo a través de la In vitro?
Yo creo que para mis padres sí. Más que como un fracaso, una decisión difícil. Me decían: ¿"Y no tendrá padre? Y seguro que no tienes un amigo"... Pero si lo hacía con un amigo, había muchos riesgos que él quisiera ser padre, que hubiera malentendidos. O si me pasaba alguna cosa a mí, este amigo sería el responsable y no quería que nadie fuera responsable de mi decisión. Y me costó.

¿Y cómo lo ha encajado la familia?
Mi familia ha sido mucho más abierta de lo que me pensaba, pero al principio tienes esta sensación de decir, jolín, lo hago porque no he encontrado pareja.

Sols es una novela que retrata la crisis existencial de cuatro personajes de la generación X. ¿Por qué has decidido escribir sobre las crisis personales y de redescubrimiento de uno mismo?
Fue sin querer, no era intencionado. Mi padre se puso enfermo grave en el hospital y yo no tenía ni hijos ni pareja, no tenía nada de lo que se suponía que tenía que tener cuándo ya tienes 37, 38 años, o al menos lo que nos habían dicho. ¿Y eso me trastocó, sentí una especie de desamparo, de soledad de decir "quién me cuidará cuando mis padres ya no estén si no tengo hijos"?

O sea que realmente has proyectado en el libro una experiencia personal.
Sí, yo me preguntaba qué pasa con todas estas personas a las que nos falta algo, que vamos un poco a contracorriente. No somos alcohólicos o drogadictos, simplemente hemos vivido fuera durante mucho tiempo y llegamos a la edad esta que se supone que tienes que tener una vida estable y dices, ¿ahora qué hago? Vuelvo a Barcelona, me quedo viviendo fuera, que está donde me gusta vivir...., tienes muchas contradicciones.

Relatas la famosa crisis de los cuarenta.
Yo creo que cuando te aproximas a los cuarenta tienes que intentar aceptar donde has llegado sin estar frustrado, pero como mi vida emocional es bastante desastrosa en todos los sentidos, me preguntaba también por qué siempre hay estos amores imposibles que no funcionan y no sabes ni por qué.

Mi vida emocional es bastante desastrosa en todos los sentidos, me preguntaba también por qué siempre hay estos amores imposibles que no funcionan y no sabes ni por qué

Entrevista Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons
Andrea Rodés, periodista y escritora / Foto: Irene Vilà Capafons

¿Quizás nos dejamos llevarse demasiado por lo que dice la sociedad y no tanto por lo que nos gusta o nos apetece hacer?
La sociedad nos presiona. Tenemos que demostrar que somos felices. Si no tienes pareja, tienes que tener tu piso, estar tranquila y sola. Pero hay mucha gente a quien no le gusta vivir sola, a parto que es muy caro, pero hay muchas maneras de combatir esta soledad. Y es difícil admitirla en público. Yo creo que te ven un poco como un perdedor.

Es difícil admitir la soledad en público

Hablamos de esta soledad. ¿Por qué has decidido poner este título?
Son personas (los personajes) que están solas. Yo creo que cuando los padres se te hacen mayores y no tienes descendencia ni pareja, tienes la sensación que podrías desaparecer del mapa y tampoco pasaría nada.

¿Te causó un choque, esta situación?
Sí, y que la persona que tú creías que era tu tótem o tu referente, ahora es un adulto vulnerable, débil, la enfermedad saca lo peor de las personas a veces y las tienes que aguantar.

La enfermedad saca lo peor de las personas

Cada uno tiene las estrategias para combatir la soledad.
Sí, hay gente que decide crear su propia familia, sea con pareja o sin, convirtiéndose en familia monoparental.

¿Cuál es el mensaje principal que quieres transmitir a los lectores con Sols?
Que no tenemos que ser tan duros con nosotros mismos. Si tienes la crisis existencial en los cuarenta, tienes que aceptar lo que has conseguido y que tiene mucho mérito, y frustrarte por lo que no tienes, porque seguramente muchas de las cosas que no tienes es porque en el fondo no las necesitas para ser feliz. Pero es difícil este proceso de aceptación.

Seguramente muchas de las cosas que no tienes es porque en el fondo no las necesitas para ser feliz

Uno de los personajes tiene un dilema interesante.
Sí, es un periodista que trabaja de corresponsal y le encanta su vida, y vive con este dilema de seguir viviendo en el extranjero o volver a Barcelona, cerca de la madre que se hace mayor. Se siente encarcelado y no acaba de aceptar que tiene que vivir en Barcelona.

¿Con qué otras problemáticas se encuentra tu generación?
El deseo de la paternidad por parte de los hombres, creo que no se habla suficiente de los hombres que no tienen pareja y quieren tener hijos, y no tienen la opción tan fácil como ir a una clínica y pedir el semen de un donante. Es mucho más complicado para ellos. Tienen que hacer todo eso de la gestación subrogada.

No se habla suficiente de los hombres que no tienen pareja y quieren tener hijos, y no tienen la opción tan fácil como ir a una clínica y pedir el semen de un donante

Los personajes del libro son muy internacionales, todos han vivido fuera o tienen giras internacionales. ¿Tú tampoco has parado quieta, no? ¿Me puedes explicar un poco en qué países has vivido y qué trabajos has tenido?
El trabajo que me ha durado más es el de periodista. De hecho, en mis libros siempre aparece esta inquietud para saber qué quieres ser de mayor. Es una pregunta que me la sigo haciendo y ya tengo 40 no sé cuántos.

Pero tú no habías estudiado periodismo, ¿no?
Yo quería estudiar Historia, pero acabé estudiando empresariales en ESADE, y al acabar la carrera no me cogían en ningún sitio. No sé por qué, porque tenía buenas notas, pero debí hacer las entrevistas fatal. Y entonces dije que quería ser directora del Louvre y me puse a estudiar Historia del Arte. Me salió una oportunidad de irme a Nueva York, en un museo muy pequeño de arte latinoamericano, pero me di cuenta de que organizar exposiciones me aburría. Y fue entonces que empecé a salir con un chico que era periodista y trabajaba en casa todo el día en pijama y dije, quiero esto. Él era corresponsal del Avui en Berlín, y yo lo iba a ver muy a menudo.

¿Y aprendiste el oficio de periodista?
Sí, empecé a escuchar mi voz interior que decía que yo quería escribir, y gracias a él y un amigo suyo que era también corresponsal en Berlín para la Vanguardia me enseñaron, me fueron diciendo, "ahora lee eso, ahora haz estas preguntas, ahora escribe aquí, ahora bombardea todos los diarios, a ver si alguien te compra este reportaje". Y al final, El Periódico me compró un reportaje sobre un artista de Alemania y de allí decidimos ir juntos a China.

¿A China?
Porque vendían los Juegos Olímpicos. Y la decisión fue acertada porque me contrató el diario Público, que apostaba muy fuerte por las corresponsalías, pagaba bien, y me lo pasé bomba. Fue el punto álgido de mi carrera y de mi vida personal.

Entrevista Andrea Rodés / Foto: Irene Vilà Capafons
Andrea Rodés y Alba Richart, conversando sobre el libro Sols / Foto: Irene Vilà Capafons

¿Y después, qué pasó?
Más tarde, vino la crisis financiera, decidí volver a Barcelona, rompí con aquella pareja que llevábamos la tira, y yo creo que desde entonces no he remontado, aunque he escrito libros, pero mi vida se desmontó a los treinta y todavía no he conseguido arreglarla.

Desde que volví de China no he remontado, aunque he escrito libros, pero mi vida se desmontó en los treinta y todavía no he conseguido arreglarla 

¿Qué papel tiene el humor en el libro o en tu vida?
Es muy importante, tanto en mi persona como en mis libros. Siempre rehúyo del drama, no me siento cómoda, mi forma de asumir la situación es reírme de lo que pasa. De hecho, la terapeuta me riñe y me dice que me autodestruyo. El humor hace desdramatizar situaciones y seguir adelante.