La vida del político y emprendedor Andreu Claret i Casadessús parece sacada de una novela de aventuras; una en que el protagonista actúa movido por una convicción irreductible, casi heroica. Quizás es por eso que cuando su hijo, el periodista y escritor Andreu Claret i Serra, se decidió a novelarla, se reencontró con una trayectoria singular y a ratos incluso intimidante. El resultado es París érem nosaltres (Columna), una novela por la cual recibió el Premio Ramon Llull 2023. Ilustra la dimensión histórica de Andreu Claret padre, uno de los fundadores de Esquerra Republicana, emprendedor, y figura clave en el entramado político del exilio catalán, pero también intenta desentrañar qué impulsaba su empuje y como este personaje, que fue uno de los asesores de Pau Casals, sobrevivió al difícil periodo del exilio en Francia.
Claret i Serra, periodista y escritor, ya había novelado el periodo de la Guerra Civil en obras como El secret del brigadista (2008) o El cònsol de Barcelona a (2019). Ahora, se enfrenta a una historia que también le permite recuperar aquella época, sin embargo, desde una perspectiva mucho más personal e íntima. Entre las anécdotas que Claret ha recuperado y que componen el libro, destaca cuando Porcioles, alcalde de Barcelona durante la década de los 60, llamó a Andreu Claret padre, que entonces vivía en Andorra, para que ayudara, con sus máquinas quitanieves, a restablecer la ciudad durante la gran nevada de 1962. Sí, el Régimen pidiendo ayuda a un conocido político catalanista que había defendido al bando republicano y que entonces llegó a la ciudad como un triunfador. Pocas historias como esta para captar al personaje.
¿El libro empieza con la muerte de tu padre y tu voluntad de qué, de reconstruir la vida?
Quería cerrar este ciclo de novelas sobre la Guerra Civil española con una historia más personal e íntima. Una historia en la que lo que predominara no fueran los hechos, sino el impacto que estos tenían sobre las personas. Me servía mucho la historia del padre, porque es la típica historia de supervivencia en el exilio. Me interrogué mucho sobre cómo había conseguido sobrevivir con lo que fue para muchos catalanes una década horrible, en la que muchos sucumbieron. Y el libro está destinado a explicar las razones de esta supervivencia.
Quería cerrar este ciclo de novelas sobre la Guerra Civil española con una historia más personal e íntima
¿Y cuáles son?
Una es la amistad. Él tiene unos amigos que son muy importantes a largo de su vida, muy a menudo gente vinculada a la francmasonería. Pero el amor también juega un papel muy importante. Puede parecer una cosa retórica y de novela rosa, pero no lo es. Mi padre, en los momentos más difíciles del exilio, se desanima como muchos y la relación que establece con mi madre, que es una relación de amor pasional y que los lleva a París, es esencial para entender cómo consigue atravesar este periodo sin desfallecer.
Me imagino que el proceso de documentación para escribir París érem nosaltres fue particular en este caso.
Conocía muchas cosas a través de unas largas charlas grabadas que había tenido con mi padre, de más de veinticinco horas, y que después contrasté. ¿Mientras las teníamos, él me preguntaba 'qué harás de esto?' y yo le respondía que no lo sabía. Y no quise escribir la biografía, porque un hijo escribiendo la biografía de su padre... eso no funciona. Yo lo tenía que novelar. Si lo hacía e introducía a algunos personajes ficcionales y reinventaba algunos diálogos, iría más allá de él y serviría de metáfora de todo una época y de cómo mucha gente la atravesó con capacidad de resistir.
Un hijo escribiendo la biografía de su padre no funciona
¿Estaba también la intención de humanizar una figura que tenía una dimensión pública muy grande?
Sí, a la gente que ha hecho muchas cosas en la vida, normalmente cuesta humanizarlos. Yo necesitaba entender no solo las cosas que había hecho mi padre sino por qué las que las había hecho. ¡Porque hablar del final del libro, cuando viene aquí a Barcelona en la nevada de 1962 a sacar la nieve, es una historia que tiene un punto casi surrealista! El régimen franquista todavía lo era de cabo a rabo y para él, llegar con la máquina quitanieves por la Diagonal de Barcelona, que había tenido que abandonar con los franquistas en los talones, es una venganza poética. Franco pretendía que había llegado como liberador. Y el que viene y saca la nieve del aeropuerto y permite que se llegue a los hospitales fue él. Eso, para un republicano que había sufrido el franquismo y la guerra, era impecable.
¿De dónde le venía esta voluntad de superarse, de ir siempre más allá?
Yo diría que le viene del espíritu campesino que lo animaba. Él no era uno campesino, pero sí que venía de familia campesina. Y los campesinos son los grandes olvidados de la historia de Catalunya: era gente que había sufrido mucho, sobre todo con la crisis de la filoxera, y lucharon mucho por mantener la tierra y su trabajo. Al mismo tiempo, como trabajaban en una tierra que no era suya, eran amantes de la libertad por encima de todo. Yo eso estoy contento de haberlo trabajado, porque hay muy poca narrativa e incluso historia sobre ellos, quizás no se les ha hecho demasiado caso. Tenían un espíritu de lucha que era una mezcla de espíritu revolucionario, de cortar el cuello de un propietario si se ponía chulo, y a la vez el conservadurismo propio de aquel que trabaja su trozo de tierra. Por lo tanto, son muy representativos de esta cosa que después se ha vuelto tópica del seny y la rauxa. Mi padre era así, capaz de animarse y lanzarsew a las aventuras, pero siempre con un punto de realismo.
Mi padre era así, capaz de animarse y lanzarse a las aventuras, pero siempre con un punto de realismo
Y también una persona muy autodidacta. Por ejemplo, sin haber ido a la universidad y sin tener prácticamente formación intelectual, se pone a escribir en los diarios catalanes.
Gente que conoció esta etapa suya explica que se pasaba las noches estudiando y mejorando con la primera gramática de Pompeu Fabra, luchando con los pronombres débiles. Era un hombre que como venía de este origen tanto pobre y tanto castigado, por la historia y la miseria, quería superar esta situación. Me explicaba que cuando tenía doce o catorce años, que ya empezaba a jugar al billar en los casinos, cómo le impresionaba cuándo iba a Berga y veía el Cadí. Decía "¿Por qué tenemos que tener una pared aquí? Si al otro lado están los franceses y París?". Y fíjate en que después acabó siendo uno de los promotores del Túnel del Cadí.
El libro es también un repaso por la historia del s. XX en Catalunya.
Sí, la peripecia de mi padre también es un pretexto para retratar toda una época, un tiempo difícil pero también de ilusiones colectivas. Eso es difícil de transmitir a la literatura.
Una ilusión que destaca es la de la proclamación de la segunda República.
¡Claro! Es una época sobre la cual todavía nos ffalta narrativa catalana. Sobre todo de los centenares de miles de catalanes que pasaron las fronteras: fueron 450.000 en pocas semanas. Eso es un hecho histórico, fue una avalancha de gente y todavia está muy poco trabajado en la literatura y el cine. El libro es el retrato de toda una época que marcó muchas cosas. También en la parte oscura, como las divisiones y los peleas en el exilio, que hicieron mucho daño y una cosa que torturaba mentalmente a mi padre. Siempre decía: "la guerra la hemos perdido nosotros".
El libro es el retrato de toda una época que marcó muchas cosas. También en la parte oscura, como las divisiones y los peleas en el exilio, que hicieron mucho daño y una cosa que torturaba mentalmente a mi padre. Siempre decía: "la guerra la hemos perdido nosotros"
Y defendía que Pau Casals tenía que ser el presidente de la Generalitat que pudiera unir las diferentes capillitas del exilio.
Eso tiene que ver con el espíritu que lo guiaba. Él era un republicano, pero sobre todo era un humanista, muy marcado por el ideal de libertad y creía que el hombre menos contaminado políticamente, es lo que podía servir más. Pensaba que se tenía que encontrar alguien que estuviera por encima de peleas, con que eran tremendas. Intentó convencer el Casals que aceptara el cargo, pero no lo consiguió. Dentro del exilio la situación era muy complicada.
Y él, en el exilio, se juega la vida colaborando con los maquis.
Se jugó la piel. Él nunca entró a formar parte de la red de la guerrilla, pero colabora conscientemente, sobre todo en la segunda parte del exilio, en la que tiene una serrería en la Cerdanya que la guerrilla aprovecha, o bien para pasar gente perseguida por los nazis hacia España, o gente perseguida por el franquismo que va a Francia. Esta colaboración le cuesta muy cara.
¿Te refieres a su detención por parte de la Gestapo?
Exactamente fue la policía militar alemana quien lo detuvo. Lo llevan al castillo que estaba en manos de la Gestapo y lo pasa muy mal allí, donde pasa 52 días. Se salvó porque Pau Casals movió cielo y tierra para que no lo mataran. Casals era un hombre muy respetado por los alemanes, que son grandes melómanos y lo admiraban mucho y por eso no lo tocaron. Y la otra suerte de que tuvo mi padre es que todo eso pasaba cuando la presencia alemana en el sur de Francia empieza a estar cuestionada. Faltan pocas semanas para que las fuerzas francesas desembarquen en la Provenza y ya estaban haciendo las maletas, digamos. Sin embargo, salió de allí medio muerto.
Mi padre se salvó porque Pau Casals movió cielo y tierra para que no lo mataran
Eugeni Xammar decía, durante los años de posguerra, que en el sur de Francia solo había dos personas con coche: el mariscal Pétain y tu padre. ¿Cuándo te das cuenta de su dimensión pública?
Muy pronto. Cuándo yo era un niño en casa y venía todo esta gente y veía que mi padre había tenido hazañas muy particulares. Siempre lo respeté y admiré mucho por eso. Pero cuando me explicó su vida en estas charlas, que fue un año y medio antes de morir, intenté ser cuidadoso. La memoria es traidora y a veces nos hace mitificar las cosas. Aquello me sirvió de guion para intentar averiguar el qué y el porqué. Y la novela me ha dejado en paz conmigo mismo y con la historia de la familia. La literatura puede servir para muchas cosas y si puede servir para esto, fantástico. Estoy seguro de que mi padre se encontraría en el hombre que he retratado.
La novela me ha dejado en paz conmigo mismo y con la historia de la familia
¿Cómo ha sido el proceso de escribir sobre una persona tan próxima?
Escribir sobre el padre siempre es escribir sobre uno mismo. Eso es un tópico, pero yo lo he vivido. Y cuando lo vives es muy impresionante. Ha sido difícil para mí, sobre todo al principio, hasta que no entendí el personaje y sus circunstancias. En las otras novelas, creas un personaje de ficción y aquel personaje te acompaña y te lleva por caminos que no te habías imaginado, pero tú también lo manipulas. Si el personaje es tu padre, eso no lo puedes hacer.