Agente literaria acostumbrada a trabajar entre manuscritos y autores internacionales, Anna Gurguí (Barcelona, 1987) vuelve a dar el salto al otro lado de la profesión. L’últim agost a Barcelona (Columna) es una novela delicada, que explora uno de los temas tabú ligados a la maternidad, el del luto gestacional y los problemas a la hora de quedarse embarazada. La protagonista del libro se debate entre la inercia de un matrimonio del cual se siente completamente desconectada y la irrupción de un antiguo conocido, que altera su presente y hace que se replantee cómo vivir. Gurguí, que ha escrito el libro desde la experiencia personal, denuncia el tabú que rodea el hecho de perder a un hijo antes de que nazca. Y reivindica la literatura como forma de enfrentarnos al pasado.
"La literatura se inventa el pasado a partir de unos recuerdos que son reales", cita el libro al inicio. La relación entre el presente y el pasado es clave en el libro.
Sí, el tema de los recuerdos en esta novela es muy importante porque a través de estos recuerdos la protagonista, que está en un momento muy duro emocionalmente de su vida, es reencuentra con una persona muy importante de su pasado. Hay un recuerdo mal aceptado que la devuelve a un momento anterior y entonces se da cuenta de que quiere estar en aquel punto y que no está satisfecha con la persona en la cual se ha convertido. A veces la inercia de la sociedad y las prisas nos hacen tirar hacia adelante y al final nos dejamos perder de alguna manera.
¿Cómo lo hacemos para cerrar los temas del pasado que siguen abiertos? Apartándolos, buscándolos y arriesgándonos a abrir heridas...
Es difícil. Esta novela habla sobre un luto gestacional y sobre un luto amoroso. Son etapas o heridas que sino se cierran después siempre acaban volviendo. Pienso que te tienes que enfrentar a ellas para poder seguir adelante, sino llega un momento en que te quedas bloqueado por culpa suya. Y la protagonista llega un momento que lo que hace precisamente es enfrentarse a diferentes lutos que no tiene cerrados.
¿Existe un tabú sobre el luto de tener un aborto espontáneo o de perder a un hijo? La protagonista no se atreve a compartir del todo esta experiencia con su entorno.
El punto central de la novela es el luto gestacional y los problemas de fertilidad que tiene la protagonista con su marido para quedarse embarazada. Todo eso nace porque antes de ser madre, tuve un aborto espontáneo a los tres meses de embarazo. Sí que es verdad que me sentí muy perdida, muy sola. Te venden que los embarazos siempre van bien, en las escuelas tampoco era un problema que se explicara y, en aquel momento, cuando me pasó, yo me sentí totalmente perdida. A partir de mi experiencia me di cuenta que a mucha gente de mi alrededor había tenido una similar y pensé: "¿cómo es que yo no sabía nada de esto ni nadie me había hablado? ¿Hay tantas mujeres que lo han sufrido"?.
Cuándo tienes un aborto espontáneo te dicen: "tranquila, ya tendrás otro" o "tranquila eres mucho joven", pero no sirve eso
No se explica.
Este se el problema. Y cuando lo empiezas a verbalizar, te das cuenta de que hay todo un mundo. Es el mundo invisible del embarazo y la maternidad antes de tener el hijo. El marido de la protagonista, la Gala, representa una posición poco empática. Cuándo tienes un aborto espontáneo te dicen: "tranquila, ya tendrás otro" o "tranquila eres mucho joven", pero no sirve eso. Y además a la protagonista se le suman también los problemas de fertilidad. Es una problemática creciente porque somos madres cada vez más tarde y es un proceso muy doloroso. Hay madres que para tener un hijo tienen que hacer una lucha emocional, física y sexual muy importante, que causa mucho de desgaste, también con la pareja. Y en la novela se muestra eso.
Hay una especie de vergüenza a la hora de hablar, de explicar cosas como esta. Y lo único que hacemos es hacernos daño, porque te acabas sintiendo culpable de una cosa de la cual tú no tienes la culpa
¿De dónde sale este tabú?
Vivimos en una sociedad un poco hipócrita. Todo tiene que ir bien, todo tiene que funcionar: te tienes que casar tienes que tener un hijo, etc. Y el fracaso nos cuesta mucho aceptar. Hay una especie de vergüenza a la hora de hablar, de explicar cosas como esta. Y lo único que hacemos es hacernos daño, porque te acabas sintiendo culpable de una cosa de la cual tú no tienes la culpa. En cambio a mí me iba muy bien hablarlo, porque me daba cuenta de que otras mujeres tenían historias similares. Por ejemplo me sirvió mucho Paula Bonet, que explicó en un libro su experiencia con los abortos espontáneos. Casos así hacen evidente que pasa. Si escondemos los abortos espontáneos, parece que sólo seas tú la única que haya tenido el problema.
¿En la protagonista hay sentimiento de culpa por el aborto?
No se siente culpable por el aborto, pero posteriormente sí que ve que tiene un cuerpo de embarazada de cuatro meses, que no le apetece tener relaciones sexuales y tienen problemas con la pareja por eso. Se siente culpable en el 'post', después de lo que ha pasado. Ve que ella querría ser la misma de antes pero no puede.
"Nuestros amigos viven de los hijos", dice en algún momento a la protagonista. ¿Los hijos son una salida en algunos matrimonios?
Hay muchas parejas que llega un punto en que se estancan y deciden tener un hijo para dar un paso más. Ahora que soy madre de dos niños, veo que es el error más grave que puedes hacer con una persona. Si hay alguna cosa que te pone a prueba como pareja son la maternidad y la paternidad. Y hay muchas parejas en que ves que el hijo es una excusa, que viven de los hijos. Y al final quien lo sufre son ellos.
Y hay muchas parejas en que ves que el hijo es una excusa
La protagonista también reflexiona sobre el hecho de ser madre como una inercia o como una obligación.
Ella se ha dejado llevar por muchas cosas y su desgaste es tanto que se plantea: "¿realmente quiero ser madre porque yo quiero o porque es lo que se espera de mí?". A veces nos dejamos llevar por la sociedad o por nuestras parejas a la hora de ser madres y son presiones indirectas que vas absorbiendo como mujer. Y tienes la sensación de llevar una mochila, que vas cargando y cargando y te tienes que plantear si realmente quieres serlo.
Sergi Pàmies explica que la paternidad trastocó completamente su forma de escribir. ¿Es también tu caso?
Totalmente. Esta novela empezó antes de tener mi primer hijo. Después la dejé un tiempo y la reescritura fuerte ha sido después de tener mi hija, que fue el noviembre pasado. Los horarios me han cambiado totalmente y la escritura también. Tienes las noches, no te queda otra.
Otro de los temas es el de reencontrar un amor de juventud, que no queda cerrado del todo y que vuelve. ¿Realmente existe este poder, de poner pausa y recuperar un vínculo intenso años después?
Yo pienso que es así. Si os habéis dicho adiós porque os estabais haciendo daño y no hay un desgaste, cuando ves a aquella persona, a pesar de las circunstancias hayan cambiado, hay alguna cosa que os sigue uniendo. Si tú te desenamoras de una persona y ya no sientes nada, no pasa. Pero si los dos habéis roto aquella relación de otra manera, puede haber un reencuentro fuerte.
La muerte da sentido a la vida, aunque nos dé miedo hablar
El amor y la muerte van de la mano al libro.
Es una novela de temática dura pero la tuve que escribir de una forma sencilla para poder dar significado a estos temas que a veces nos hacen daño y darles algún sentido. Al final, la muerte da sentido a la vida, aunque nos dé miedo hablar.
¿Escribir tiene un componente terapéutico?
Para mí claramente sí. Aunque no te dediques a escribir, como terapia es muy importante mirarte las cosas con distancia, después de un tiempo. Como pasa con un manuscrito, la distancia te hará ver las cosas diferente. Creo que después de un hecho traumático, lo puedes dejar descansar y después ponerte a escribir porque inconscientemente te sale la mierda y las palabras pueden curar mucho. Y escribir también es una forma de abstraerte de tu cotidianidad, cosa que yo también recomiendo mucho.