El cierre de locales de ocio o la drástica reducción de sus aforos por la pandemia de la Covid-19 ha disminuido su viralización, pero también la de las habituales sonatas estivales que sonaban a todo volumen. ¿Aun así, es cierto que en el 2020 no ha habido canción del verano, como algunos sugieren?

En su ausencia, la conformación de lo que denominamos un éxito de verano incontestable, como pudieron estar en el pasado Bailando, de Enrique Iglesias; Despacito, de Luis Fonsi y Daddy Yankee o La bicicleta, de Carlos Vives y Shakira, recae este año fundamentalmente en radios y plataformas de "streaming".

Ante la caída media de un 11% en las reproducciones que estas últimas experimentaron a escala mundial con el inicio de los confinamientos (y, por lo tanto, la reducción drástica de desplazamientos a puestos de trabajo y estudio), las cifras se han recuperado hasta devolverles su estatus de faro musical.

Según los datos de Spotify, la principal plataforma de audio sin descarga, desde el 30 de junio las horas de consumo a escala global se han recuperado a los niveles anteriores a la Covid-19, especialmente en Europa y Asia, y todas las regiones se se han recuperado con la excepción de la América Latina, que se encuentra un 6% por debajo de sus niveles máximos.

Sólo hay que observar las reproducciones de un artista bregado en eso de la canción del verano, J Balvin. Entre mayo y julio de 2019 obtuvo una media aproximada de 930 millones de reproducciones mundiales, cerca de 74 en España. En el 2020, con su éxito Agua, número 1 actual en países como este, las cifras suben a 1.029 millones de escuchas globales, 76,6 en España.

"La gran diferencia en todo caso ha sido el proceso de diversificación. Antes los 'hits' estaban muy claros y el consumo, mucho más concentrado, con 2 o 3 canciones que todo el mundo escuchaba", explica a Efe el presidente de Sony Music Iberia, Josep Maria Barbat. Entre las razones para eso, continúa, que cada vez hay más contenido (sobre todo este año, cuando en ausencia de conciertos muchos artistas han vuelto al estudio de grabación).

Al mismo tiempo, la generalización del "streaming" (otro fenómeno amplificado por la pandemia, con las tiendas físicas cerradas) ha hecho que los targets no sean tan únicos. Antes estaba muy enfocado al juvenil, hasta los 25-30 años. Ahora hay más tipo de consumidores y, por lo tanto, de estilos.

Vinculado a eso, las grandes discográficas han advertido cierta reticencia este año hacia el descubrimiento musical y mayor estima para rescatar fondos de catálogo. "Podría ver aquí incluso una reivindicación de raíz psicológica que cualquier tiempo pasado fue mejor ante una situación tan sorprendente", opina Barbat.

Además, los números 1 son menos duraderos. "Antes se quedaban muchas semanas, con mucha penetración, porque la radio le daba más visibilidad a lo que se escuchaba en discotecas y eso retroalimentaba su permanencia", matiza.

En eso ha influido incluso el hecho que este haya sido un verano tardío, porque muchos de los temas estrellas están llegando ahora, como podría ser el caso de la mencionada Agua, de J Balvin, o Cambio de temperatura, del canario Don Patricio.

"No nos quedará más remedio que cambiar la manera de medir el éxito y proclamar la canción del verano. Lo más adecuado sería decir que ha habido entre 14 y 15", concluye el máximo responsable de Sony.

Recogiendo al testimonio de Tusa, de Karol G; Caramelo, de Ozuna, tiene todos los números para alzarse como una de las más claras, con casi 20 millones de reproducciones y la media semanal más alta del tramo más estratégico del verano.

Otros temas que tienen muchas papeletas para ganarse un lugar en el imaginario sonoro de este verano pseudopocalíptico son Tattoo, de Rauw Alejandro i Camilo; La jeepeta, de Nio García y ANUEL AA; La curiosidad, de Jay Wheeler, DJ Nelson y Myke Towers o Ay, Dios Mío, de la citada Karol G, con la suya nueva apuesta.

A la diversificación de géneros y públicos, no todo el verano ha sido para el urbano latín. Rosalía posicionó fuerte en su colaboración con el rapero norteamericano Travis Scott en TKN.

Otros han triunfado apostando para el pop vivaz en su vertiente más 'anglo', caso de Lady Gaga y Ariana Grande con Rain On Me o Watermelon Sugar, de Harry Styles.

De los meses del confinamiento se han mantenido muy fuertes dos de los pocos artistas que se atrevieron a lanzar novedades: Dua Lipa (por ejemplo con Break My Heart o Physical) y The Weeknd (con Blinding Lights).

Y, más recientemente, algunas han acompañado los atardeceres con piezas más sensibles y menos sobreproducidas, como Taylor Swift (por ejemplo con Cadigan o Exile al lado de Buen Iver) o Billie Eilish (My future).

Para acabar, no se puede olvidar la gran pujanza que cada vez tiene la red de Tik Tok, de que ha hecho subir el repetitivo y tontito sonsonete de Savage Love en la versión de Jason Derulo y Jawsh 685 hasta convertirla en sólo 6 semanas en un número #1 global. "Una cosa muy bestia", dice Barbat.