Tres mujeres jordanas casi escondidas al hogar familiar, sin muchas más motivaciones que la de cuidar a sus familias. Las violaciones, las vejaciones patriarcales y las ganas de no seguir viviendo són algunos del temas que la directora kurda Helin Çelik trata en Anqa, una producción catalano-austríaca que ha formado parte de la sección Forum de la Berlinale. Una intensidad que se relaciona con una belleza sensacional de la fotografía y la imagen: cada fotograma del documental es digno de ser colgado en la mejor de las salas de exposiciones del mundo. La delicadeza estética llevada al extremo y el respeto hacia las historias de estas mujeres es fruto de un trabajo de siete años de documentación, investigación y cuidado del proyecto. No obstante, la grabación se hizo en tan solo dos semanas, explica Çelik en el festival alemán: "Con cada personaje solo tuvimos tres días de rodaje y con la edición, solo entre diez y quince días. Pasé mucho más tiempo buscando los miembros perfectos para|por el equipo y, cuando los encontré, hablamos muchísimo. Tampoco es fácil rodar en el Oriente Medio: siempre está el riesgo de ponerte en peligro o de tener problemas con el gobierno".
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Las violaciones, las vejaciones patriarcales y las ganas de no seguir viviendo son algunos del temas que la directora turca Helin Çelik trata en Anqa, una producción catalano-austríaca que ha formado parte de la sección Foro de la Berlinale
Y entre este equipo, la productora barcelonesa Kepler Mission Films y la directora de fotografía Raquel Fernández Núñez, la mano derecha de Çelik durante el rodaje y la responsable de conseguir escenas que rozan el arte. "Ella tiene un ojo para la belleza en momentos en que parecía que no había. Se basa en el concepto de 'háptic', una cosa que no puedes ver con los ojos pero sí con el alma. Hablamos mucho al respecto e hicimos mucha investigación, y al final pudimos llegar", explica la directora. En el relato de las tres mujeres, casi todas las escenas son dentro de sus casas o sus inmediaciones, pero el espectador no se aburre: al contrario, se deleita en el detalle de cada imagen como si se tratara de un mundo de ensueño. Çelik concreta que la atmósfera del documental "tiene una cierta mística gracias a que Raquel captó mi idea muy bien, éramos casi un solo cuerpo durante el proyecto".
Su propia historia
Una película que se acerca mucho a la mirada del espectador y de la cual la directora es consciente de que no es apta para todos los públicos: "Es una película muy próxima que no deja mucho espacio mientras la ves. También es muy desorientadora: te da una cierta orientación pero después te la saca. Creo que Anqa es un viaje muy intenso y tiene una ritmo muy especial". Presentar una película tan artística en un festival como la Berlinale es, para Çelik, "un proceso muy bonito pero al mismo tiempo difícil para revelarlo y exponerlo públicamente". La representación del trauma a través de diferentes generaciones de mujeres se trata con máxima intimidad y, como comenta la directora, "la película hace posible este encuentro con la historia personal de estos personajes desde esta perspectiva. Menciono a las mujeres, pero no creo que haya que ser mujer para sentir lo que sienten ellas".
Dejadnos explicar nuestra narrativa desde nuestras propias bocas y no desde las vuestras
Si buscaba retratar el trauma femenino, ¿por qué centra la historia en el Oriente Medio y no en cualquier otro punto del mundo? "Porque creo que como autoras y creadoras es muy importante mostrar nuestra propia historia. Soy una mujer de allí, una mujer kurda, y es una cultura muy próxima a la mía donde existen los mismos problemas que en la mía", admite Çelik, que aprovecha para hacer una denuncia pública en contra de la apropiación cultural que hacen muchos cineastas filmando en lugares y a culturas a las que no pertenecen y no tienen idea de sus características: "Creo que es muy importante que nos quedemos en nuestras regiones. Este es mi mensaje a los cineastas blancos. Me ha llevado años poder ser cerca de estas personas y creo que es muy importante cuestionarnos nuestra posición cuando hacemos películas. Dejadnos explicar nuestra narrativa desde nuestras propias bocas y no desde las vuestras".