Madrid, 30 de diciembre de 1950. Hace 73 años. Carles Padró i Rubió, que medio siglo antes había fundado el Madrid Foot-ball Club (posteriormente, Real Madrid), moría en el más absoluto anonimato. El club blanco no publicó ni una sola nota de prensa ni celebró ningún acto institucional para recordar la figura de aquel catalán que cuarenta y ocho años antes (1902), con su hermano Joan, había fundado la entidad. El club blanco siempre ha ocultado la catalanidad de sus fundadores. No quiere que la historia revele que el Real Madrid, quintaesencia de la españolidad, clava sus raíces en la obra de dos catalanes, catalanohablantes, comerciantes y de ideología liberal-progresista y autonomista, el "demonio" que, atávicamente, ha querido acabar con España. Los Padrós, aquellos catalanes deliberadamente ocultados que fundaron al Real Madrid.
¿Quiénes eran los Padrós? Joan
Joan Padrós i Rubió es una figura con un papel primordial en esta historia. Fue cofundador del Real Madrid, y fue, también, el primer presidente de la historia de la entidad blanca. Joan había nacido en Barcelona, el año 1869, en el primer piso de una casa de la calle Bot, 7, en la parte de atrás de la Rambla dels Estudis y muy cerca de la fuente de Canaletes. La casa y el piso donde nació el fundador y primer presidente del Real Madrid todavía existen. Curiosamente, está situada junto a la actual plaza Vila de Madrid, que sería un espacio urbanístico de nueva creación y de nueva denominación, surgido posteriormente con el desescombro del antiguo convento de Santa Teresa (1944), destruido por los bombardeos de las aviaciones del bando franquista durante la Guerra Civil Española (1938).
Los padres de Joan y de Carles eran los tenderos Timoteu Padrós Parals (Barcelona, 1840 – Madrid, 1901) y Paula Rubió Queraltó (Vilafranca del Penedès, 1843 – Madrid, 1905), que durante las décadas de 1850 y 1860 habían regentado un comercio textil en Barcelona, en la calle de la Judería (el antiguo barrio judío de la capital catalana). Sin embargo, según una investigación de la sociedad cultural Pinar de Abantos, del municipio de El Escorial (Madrid), el año 1876 los Padrós-Rubió, con sus cinco hijos, trasladaron el negocio y la residencia a Madrid, en una casa que ya no existe y que estaba situada en la esquina de las calles de Alcalá y de Cedaceros, muy cerca de la Puerta del Sol. Actualmente, en aquel solar, hay un edificio moderno ocupado por unas oficinas bancarias.
¿Quiénes eran los Padrós? La tienda "Al Capricho"
Ninguna investigación ha revelado los motivos que explican el traslado de los Padrós-Rubió a Madrid. Sin embargo, un simple vistazo a los movimientos sociales y políticos que se produjeron durante el último cuarto del siglo XIX, nos muestra que la capital española se había convertido en un escenario de oportunidades. La Revolución Gloriosa de 1868 (liderada por Prim, Topete y Serrano) había destronado y desterrado a los Borbones y había derribado la muralla que ceñía la ciudad, abriendo amplios espacios a la expansión urbanística. Entre la Gloriosa de 1868 y la Restauración Borbónica de 1874, Madrid fue objeto de una colosal burbuja inmobiliaria, dirigida por el banquero José de Salamanca, que fabricaría fabulosas fortunas entre las clases terratenientes de la ciudad.
Y eso debió ser lo que vieron los Padrós-Rubió. Y lo que explicaría aquel traslado y la creación de "Al Capricho" (1876), que, años más tarde (1902), se convertiría en la primera sede del club blanco. Según la misma investigación, la tienda "Al Capricho" se convirtió, de forma inmediata, en uno de los comercios más lujosos de la capital española. Durante la década de 1890 tenía dos docenas de empleados y empleadas que trabajaban en la tienda y vivían en habitaciones situadas en la parte interior del edificio. Vaya..., una especie de "Velvet" del tiempo de la Guerra de Cuba. Y generó unos beneficios tan abundantes que permitiría a Timoteu Padrós, el patriarca familiar, invertir en la compra y urbanización de terrenos en el municipio de El Escorial.
¿Quiénes eran los Padrós? Carles
Carles, el hermano pequeño de Joan y el otro fundador del Real Madrid, había nacido en 1870 en la torre que los Padrós-Rubió habían adquirido en la villa de Sarrià, en aquel momento, uno de los pueblos de los alrededores de Barcelona, todavía, relativamente alejado de la muralla de la capital catalana. Carles llegó a Madrid con su familia con tan solo seis años (uno menos que su hermano Joan). Y si bien es cierto que ni Joan ni Carles perdieron nunca el contacto con Catalunya (la lengua de los Padrós-Rubió —incluso en Madrid— fue, siempre, el catalán), también lo es que la relación del pequeño con el país de origen fue más intensa. Carles fue diputado del Partido Liberal-Fusionista por el distrito electoral de Mataró en las elecciones generales de 1910.
Ya hemos comentado que los fundadores de la entidad blanca —Joan y Carles— eran catalanohablantes. Pero además, la carrera política de Carles revela que, como mínimo, el pequeño de los Padrós, era ideológicamente partidario de una regeneración de España que pasaba por el dibujo de un nuevo mapa político. Cuando Carles Padrós, cofundador del Real Madrid, se presenta a las elecciones de 1910, el Partido Liberal-Fusionista, liderado por el gallego José Canalejas, estaba negociando con la Liga Regionalista de Enric Prat de la Riba un proyecto de descentralización administrativa que culminaría, cuatro años más tarde (1914) con la creación de la Mancomunidad de Catalunya, organismo que tenía que conducir a la restauración del autogobierno liquidado a sangre y fuego en 1714.
Aquellos catalanes deliberadamente ocultados
Joan Padrós Rubió, cofundador y primer presidente del Real Madrid, murió en 1932 en el más absoluto de los olvidos. Y en 1936, al estallido de la Guerra Civil Española, Carles tuvo que abandonar precipitadamente Madrid, falsamente acusado por un empleado suyo de colaborar con los golpistas. A la conclusión del conflicto regresó a Madrid (1939), pero el negocio familiar estaba arruinado, y vivió los últimos años de su existencia discretamente, mientras Bernabéu y Franco se debatían por el control del club. Y, como Joan, murió y fue sepultado en el más absoluto anonimato. Los fundadores del Real Madrid, catalanohablantes, comerciantes, liberales y autonomistas, son aquellos catalanes deliberadamente ocultados, extraños y extranjeros en el relato de la historia del club.