Antonio Negri, uno de los pensadores marxistas radicales más conocidos, ha publicado, con el profesor Michael Hardt, el libro Asamblea (Los Libros de la Catarata) en que analizan los movimientos sociales, y ponen énfasis en la difícil relación que establecen con los partidos políticos que teóricamente defienden, también, su proyecto. Negri y Hardt apuntan que demasiado a menudo movimientos sociales progresistas llevan al poder a fuerzas políticas que traicionan sus objetivos. Sus reflexiones son de especial vigencia, y muy probablemente tendrán resonancia, ya que sus teorías están a menudo en el punto de partida de las tesis de los comunes.
La multitud al frente
Negri y Hardt se plantean que la multitud tiene que tomar el poder, como única solución para garantizar la libertad, la igualdad, la democracia y la riqueza. Apuntan que las dinámicas a que son sometidas las instituciones impiden que los partidos de izquierdas, que quieren transformar la sociedad, profundicen en sus objetivos revolucionarios aunque lleguen a estar al frente de los aparatos del Estado: al fin, en la práctica, acaban frenando los cambios que teóricamente propugnan. Los dos pensadores se muestran contrarios a la obsesión por establecer liderazgos (consideran muy positiva la tendencia a una movilización sin figuras visibles), y apuntan que estar en contra del liderazgo no quiere decir oponerse a la organización. En este sentido valoran, sobre todo, los movimientos sociales horizontales, y consideran que los partidos pueden complementarlos, pero no sustituirlos. Una reflexion especialmente lúcida, que fue formulada, incluso, antes del surgimiento de los "chalecos amarillos" en Francia y antes de las multitudinarias protestas de Hong Kong.
En tiempo de Trump y de populismos
La principal preocupación de los autores es la fuerza que toman en los últimos años los movimientos reaccionarios y la capacidad que tienen de ganar adhesiones y de fracturar la sociedad en base al odio al otro. El análisis de Negri y Hardt parte, sobre todo, de un estudio del sistema económico. En un sistema tremendamente desigual, en que las desigualdades y la dominación tiende a crecer, los autores se preguntan cómo se puede combatir la dominación económica existente y construir un sistema económico alternativo. Su respuesta vuelve a ser la misma: desde la base.
La construcción del gobierno de la multitud
Negri y Hardt, a pesar de todo, consideran que la gente no es capaz de autogobernarse de forma espontánea, innata. Y por eso la democracia debe ser construida a partir de dotar a la multitud de las capacidades de acción política colectiva. Y, mediante esta, efectuar una reapropiación de la riqueza. Pero resaltan que para ello hace falta la organización, mediante lo que llaman "emprendizaje" de la multitud, a través la cooperación mutua. Apuestan por la organización de asambleas. Consideran que estas podrían dar lugar "a los ensamblajes subjetivos que pueden dar vida a un nuevo mundo de redes cooperativas y producción social". La libertad de asamblea, sería pues, un derecho constitutivo, un mecanismo para componer una alternativa social. Y concluyen: "todavía no hemos visto lo que es posible cuando la multitud se reúne en asamblea" (otra versión de "La gent no se n'adona del poder que té).
El defensor de la revolución
Negri es un filósofo y politólogo que se ha convertido con la voz más conocida de los marxistas radicales. En los años 1960 y 1970, en tiempo de las Brigadas Rojas, defendió el movimiento revolucionario de extrema izquierda y propugnó una insurrección armada contra el Estado. Fue encarcelado, acusado de ser "culpable moral" de actos de violencia. Pasó 4 años en la prisión. Más tarde fue liberado al ser elegido diputado. Se exilió a Francia donde vivió 15 años. Al retornar a Italia pasó seis años en prisión, para completar su condena, aunque hasta hoy continúa inhabilitado. Con Michael Hardt ha publicado tres libros emblemáticos: Imperio, Multitud y Commonwealth.
En clave catalana
Antonio Negri y Michael Hardt no efectúan ninguna reflexión específica sobre Catalunya, en su libro Asamblea,aunque ambos tiene vínculos estrechos con el país, que han visitado en alguna ocasión. En vísperas del referéndum del 1 de octubre, Negri y Hardt firmaron un manifiesto de apoyo al referéndum y de denuncia de la represión estatal. Pero su proyecto no pasa por la autodeterminación y la creación de una nueva soberanía, sino por el derribo del Estado. Eso, según ellos, serviría para construir "una democracia absoluta en la qué todos participáramos igualmente y nos gobernáramos colectivamente". De todas formas, sin duda la lectura de la relación entre partidos y movimientos sociales es absolutamente pertinente en el caso catalán, en qué la relación entre partidos (e instituciones) y movimientos sociales a veces ha sido confusa, y en que se había confiado en que el cambio revolucionario sería posible a través de las instituciones (lo cual se demostró mucho más difícil de lo previsto). Las reflexiones de Negri y Hardt no pueden ser más pertinentes para un debate todavía abierto.