A veces pasa, no es que no nos gusten las cosas, es que no las conocemos. Un caso paradigmático es el de la música clásica, que la repudiamos por elitista, cuando la música por sí misma nunca lo puede ser, de elitista. Si bien es cierto que el monopolio de ciertas élites sobre las partituras de los grandes compositores de la historia, nos ha alejado de su disfrute. Una lástima, porque en las creaciones del pasado encontramos muchas de las claves de los éxitos de hoy día. Solo hay que recurrir al caso más ilustrativo, El Canon de Pachelbel, una obra barroca fechada de 1680 sobre la que se han erigido centenares de canciones pop. Así pasa que, cuando tenemos acceso a recitales de música clásica, sin exigirnos vestir de etiqueta ni pagar una fortuna por una entrada (cosa que, seamos realistas y críticos, ya paso también en el mundo del pop, del rock, el reguetón), el disfrute es máximo. Así pasó ayer, en el recital que ofrecieron el OBC y el Orfeón Catalán bajo la dirección de Ludovic Morlot en la playa de San Sebastián de Barcelona, primera de las dos citas (la segunda será esta noche con el venezolano Gustavo Dudamel en la batuta) de Clàssica a la Platja que reunió además de 24.000 personas. El que vendrían a ser dos Palau Sant Jordis.
Viva Barcelona
La noche de ayer en la playa de San Sebastián de Barcelona, fue una gran oda a los himnos de los grandes acontecimientos deportivos. Dirigidos por Ludovic Morlot, el OBC y el Orfeón Catalán han revivido un repertorio que ha homenajeado citas como los Juegos Olímpicos o la Champions League con la interpretación de clásicos como Nessun Dorma y Turandot de Puccini o el O Fortuna de Carmina Burana. Han puesto voz la soprano Serena Sáenz, la mezzosoprano Rinat Shaham, el tenor Freddie De Tommaso, el barítono Josep-Ramon Olivé y el cantante Arnau Tordera. El público, una ola inmensa que ha cubierto toda la playa, ha disfrutado desde la primera nota, aquella que puntualmente ha sonado a las nueve de la noche, hasta la pieza final, un emotivo recuerdo a los ya lejanos (nos hacemos mayores, nos guste o no), Juegos Olímpicos de Barcelona.
Dirigidos por Ludovic Morlot, el OBC y el Orfeó Català han revivido un repertorio que ha homenajeado citas como los Juegos Olímpicos o la Champions League
Ha sido el cantante de Obeses, Arnau Tordera, una persona de talento extraordinario que a menudo acaba engullido por el personaje, quien se ha atrevido a emular a Freddie Mercury. La empresa era grande. El reto, mayúsculo. Se va al salir con excelencia. Ha estado brillante. Lo acompañaba la soprano Serena Sáenz. Ella recordaba a Montserrat Caballé. Maravillosa. Juntos han hecho aquella Barcelona que puso banda sonora oficiosa a la llama olímpica que tomó la capital catalana en 1992. Ha sido el perfecto colofón final en la velada. "Friends until the end... ¡Viva! Barcelooona!".