La editorial Males Herbes recupera un clásico de Blaise Cedrars que casi tiene un siglo de antigüedad: Petits contes negres per als fills dels blancs, una recopilación de rondallas africanas adaptadas para el público europeo. El siglo de vida no se siente en un libro que se mantiene fresco y fascinante, y que se ha enriquecido en esta edición con unas sugerentes imágenes de Eulàlia Sarriola.
Animales no idealizados
La literatura infantil en los últimos años tiende a estar repleta de enseñanzas morales incuestionables. Los cuentos africanos a menudo tienen mensajes más ambiguos (y más ricos). Los protagonistas de los cuentos de Cendrars toman, de la literatura africana, unos posicionamientos éticos mucho menos tajantes. Pueden mentir y salir ganando, hacerlo todo bien y acabar mal, o no obtener la justicia de que se ha ido a solicitar en un tribunal... O incluso dedicarse a emborracharse todo el día y ser muy felices. Real como la vida misma. Su mundo, como el nuestro, no es perfecto, ni justo. Toda una enseñanza para niños y mayores, aunque estas historias no parezcan válidas para gente excesivamente moralista y nos devuelvan a los cuentos de otros tiempos, cuando el lobo se comía a Caperucita y la madrastra explotaba despiadadamente a Cenicienta.
Más allá de la etnografía
Los cuentos de Cendrars reflejan el universo de la literatura oral. De hecho, algunos de sus personajes son comunes a otras mitologías no africana (incluso la catalana). Los zorros del cuento Muy bien, muy bien son equiparables a los menairons del Pirineo catalán (o incluso a los Fungus de Albert Sánchez Piñol). Sin duda Cendrars hizo una importante tarea documental para recopilar los cuentos de su Antología negra (que recoge historias de diferentes puntos del continente, al igual que los Petits contes negres) Pero la vocación de Cendrars era ir mucho más allá de la simple transcripción etnográfica de la literatura oral y pretendía la creación de verdaderas obras literarias inspiradas en la tradición africana. Es por eso que sus cuentos tienen la marca característica de Cendrars, y aunque los personajes muy a menudo sean los típicos de las rondallas africanas (como la liebre, imagen de la sabiduría en algunas culturas del Sahel), la estructura literaria muy a menudo es la de una obra de ficción occidental y no la de los cuentos orales.
Un aventurero que fue traducido por Azaña
El escritor francosuizo Frédéric Sauser Hall (1887-1961), más conocido por su seudónimo Blaise Cedrars, es famoso por sus bohemios viajes por todo el mundo, que reflejó en muchas de sus obras que son un canto a la acción. Era un aventurero: hizo una vida muy bohemia y en la Primera Guerra Mundial luchó con las fuerzas de choque de la Legión Extranjera y perdió un brazo. De su interés por África le vino una gran afición por la literatura oral del continente, que vio reflejada sobre todo en su Antología negra (que sería traducida al castellano por Manuel Azaña en 1930). Una parte de los cuentos recogidos y versionados por Cendrars se destinarían a la publicación, en 1929, de los Petits contes nègres pour les enfants des blancs.
¿Negrofóbico?
Blaise Cendrars en los años veinte reivindicó la cultura de los africanos. En sus recopilaciones de cuentos exaltaba el talento literario de la tradición popular africana. Los cuentos de Petits contes nègres pour les enfants des blancs no van acompañadaos de prólogos paternalistas como era tan habitual en la época (y nada excepcional hoy en día). Y a pesar de todo, la presentación la pasada primavera, de la reedición de los Petits contes no estuvo exenta de polémica. Si Cendrars había sido acusado de negrófilo en los años veinte, en el siglo XXI ha sido acusado de negrofóbico, básicamente por el adjetivo "nègres" del título de su obra. La polémica actual es quizás tan grande como la que despertó la publicación de otra obra de Cendrars: Comment les Blancs sont d'anciens Noirs. Pero de sentido contrario.
El gusto de leer a Cendrars
Aquel que busque enterarse de qué es un auténtico cuento africano, que refleje las viejas culturas del continente, probablemente encuentre materiales mucho más idóneos que los Pequeños cuentos negros de Cendrars. Pero aquel que quiera disfrutar de una magnífica historia, apta para todos los públicos, de la mano de una pluma magistral como la de Cendrars, este es su libro.