Nápoles, 6 de octubre de 1759. Hace 265 años. El rey Carlos IV, el primer Borbón en el trono de Nápoles, abandonaba el reino de las Dos Sicilias para convertirse en Carlos III de España, el cuarto Borbón en el trono de Madrid. Carlos, hijo de Felipe V —el primer Borbón en el trono de Madrid— y de su segunda esposa Isabel Farnese; cedía el trono de Nápoles a su segundo hijo Fernando de Borbón que, de esta forma, se convertía en Fernando I de las Dos Sicilias (el tercio sur de la península italiana y la isla de Sicilia). Fernando I, continuador de la estirpe borbónica napolitana iniciada por su progenitor, tejería una escandalosa alianza con el entramado delictivo de la Camorra que perseguía el beneficio de las dos partes. Fernando I pretendía la consolidación del régimen borbónico y la Camorra el control absoluto sobre la economía del reino.

Representación de miembros de la Camorra (siglo XVIII). Fuente Museo Nazionale San Martino. Napols
Representación de miembros de la Camorra (siglo XVIII). Fuente Museo Nazionale San Martino. Nápoles

¿Cómo habían llegado los Borbones al trono de Nápoles?

Los reinos de Sicilia y de Nápoles habían formado parte del edificio político catalanoaragonés desde 1282 y 1435, respectivamente, hasta 1713. Con el Tratado de Utrecht (1713), que quería poner fin al conflicto sucesorio hispánico (1701-1715), el eje borbónico París-Madrid (es decir, Luis XIV y Felipe V) entregó Sicilia y Nápoles al archiducado de Austria (es decir, a Carlos VI), a cambio que el Habsburgo abandonara los catalanes a su suerte. Durante los posteriores veinte años (1714-1734) de dominación austríaca, Nápoles fue uno de los principales destinos del exilio austriacista catalán. Pero las intrigas de la Farnese —la segunda esposa de Felipe V; que maniobraba insistentemente para conseguir un trono para su hijo Carlos, acabarían dando sus frutos. En 1734, el reino borbónico español, violando todos los tratados internacionales, invadía Sicilia y Nápoles.

La rama borbónica napolitana

Después de la invasión, Felipe V y la Farnese conseguirían sentar su hijo en el trono napolitano (1734). Carlos IV de Nápoles inauguraba la rama borbónica napolitana, mientras en Madrid, con la coronación de Fernando VI —hijo de Felipe V y de su primera esposa Gabriela de Saboya— se consolidaba la rama borbónica española (1749). El problema vino más tarde. El 10 de agosto de 1759, Fernando VI moría sin descendencia. En aquel momento, todas las miradas de la corte española se giraron hacia Nápoles. Pero las potencias internacionales no estaban dispuestas a consentir un proyecto que ponía en riesgo el equilibrio europeo. Y obligaron al Borbón napolitano a renunciar a la reunión de los dos reinos. Carlos, con su primogénito bajo el brazo, cambiaba Nápoles por Madrid y su segundo hijo Fernando proseguía la rama borbónica napolitana.

Felipe V e Isabel Farnese. Fuente Museo del Prado
Felipe V e Isabel Farnese. Fuente Museo del Prado

¿Qué presencia tenía la Camorra cuando pasó todo eso?

La Camorra napolitana era un fenómeno que, en aquel momento, ya tenía una larga historia. Su existencia y sus métodos ya se habían revelado un siglo largo antes, durante la Revolución independentista napolitana (1647-1648). En el transcurso de aquel conflicto, los "uomini di mano" (los hombres de mano), delincuentes al servicio de las prohispánicas clases nobiliarias locales; y los "lazzari" (los lazarillos o guías), la guerrilla urbana independentista de extracción popular; ya estaban articulados en cofradías secretas que se enfrentaban por las calles de Nápoles. Un grupo de "uomini di mano", por encargo del virrey hispánico Marchena, asesinaron al líder independentista Tomasso Aniello (16 de julio de 1648). Y al día siguiente, un grupo de "lazzaris" asesinaba a Giusseppe Caraffa, el líder de los "uomini di mano" que habían matado a Aniello.

Los "guappi" de la Camorra

Aquella revolución fracasó, pero las cofradías secretas trascenderían en el tiempo y se arraigarían con fuerza en el tejido social de Nápoles. Cuando se produjo la invasión borbónica española (1734-35) ya eran un elemento primordial en la arquitectura de aquella sociedad. La Camorra napolitana, a diferencia de la Cosa Nostra siciliana, la 'Ndrangheta calabresa o la Sagrada Corona de la Apulia; era un fenómeno exclusivamente urbano. Y durante la primera etapa borbónica (1735-1759) la ciudad de Nápoles ya estaba totalmente controlada por la Camorra. Cada barrio estaba bajo el control de una cofradía diferente. Su líder era llamado "guappo" y las fuentes de la época relatan que se vestía de una forma característica para ser reconocido y respetado. Los "guappi" de la Camorra vestían chaqueta corta, sombrero chillón y faja o banda roja.

Carlos IV de las Dos Sicílies (posteriormente III de España) y Fernando I de las Dos Sicílies, Fuente Museo del Prado y Palacio Real de Madrid
Carlos IV de las Dos Sicilias (posteriormente III de España) y Fernando I de las Dos Sicilias, Fuente Museo del Prado y Palacio Real de Madrid

El primer Borbón y la Camorra

Los historiadores que han estudiado el siglo XVIII napolitano afirman que durante el reinado de Carlos IV (el futuro Carlos III español), las relaciones entre la corona y la Camorra fueron muy tensas. Carlos era un rey ilustrado que pretendía transportar el reino de las Dos Sicilias a la modernidad. Pero no tuvo habilidad ni acierto. Sus políticas reformistas chocaron con los intereses de una nobleza apolillada pero potente; que, todavía, conservaba la fuerza y los privilegios de la época feudal. Y tampoco fue capaz de resolver las históricas reivindicaciones sociales de unas clases humildes a menudo golpeadas por durísimas crisis de subsistencia. El aparato de dominio del primer Borbón napolitano (ministros, jueces, administradores, militares) fue objeto de la hostilidad y de la violencia, tanto de los "uomini di mano" como de los "lazzari".

El segundo Borbón y la Camorra

Pero con el ascenso al trono de Fernando I, la relación entre la corona y la Camorra dio un giro copernicano. Y en la fabricación de aquel nuevo escenario, jugó un papel primordial el ministro plenipotenciario Bernardo Tanucci. Cuando Fernando se ciñó la corona solo era un niño de ocho años que se había criado totalmente al margen de la realidad que lo rodeaba. Pero con Tanucci, Fernando I se "napolizó" hasta los tuétanos. Tanucci lo acercó a la cotidianidad de las clases populares (con un evidente interés político) y, tan pronto el rey adolescente estaba vendiendo pescado en el Mercado, como esaba sirviendo vino en una bodega del Vico Tofa, como estaba tomando café con un "guappo". La relación que cultivaría con aquellas tramas delictivas, tejida durante los años de la regencia de Tanucci, sería decisiva en la creación de la sociedad Borbones-Camorra.

Maria Cristina de Borbó. Fuente La Ilustracions Española y Americana
María Cristina de Borbón. Fuente La Ilustración Española y Americana

La sociedad Borbones-Camorra

Fernando I (1759-1825) siempre se sintió muy cómodo con la Camorra. Y los tres Borbones que lo sucedieron —Francisco I (1825-1830), Fernando II (1830-1859) y Francisco II (1859-1860)— también. Los Borbones napolitanos entendieron que un régimen como el suyo no podía trascender si no se ejercía con mano de hierro el control absoluto sobre la población. Y en aquel contexto encontraron en la Camorra a un gran aliado. La Camorra administraba una justicia paralela —totalmente al margen de la inoperante justicia borbónica— que era aceptada por el conjunto de aquella sociedad y que le permitía estimular y controlar, a la vez, la violencia. La Camorra había fabricado un control social de la violencia que era fundamental para ejercer con seguridad el dominio sobre el conjunto de aquella sociedad, especialmente sobre las inquietas clases populares.

"Il mio generale"

Los "guappi" de la Camorra se convirtieron en personajes habituales en la corte. La investigación historiográfica revela que, por ejemplo, el "guappo" Luigi Curzio, fue un informante de la policía borbónica que espiaba a los opositores políticos al régimen (liberales, masones, republicanos). Y que, por ejemplo, el "guappo" Gaetano Mammon cultivó una estrecha relación —que iba más allá de la amistad— con la reina María Carolina, esposa de Fernando I. María Carolina se refería al "guappo" Mammon como "il mio generale". Precisamente, María Carolina era la abuela de María Cristina, esposa de Fernando VII de España, madre de Isabel II de España y creadora del "bolsillo secreto", un fondo opaco que los Borbones españoles del XIX utilizaron para todo tipo de corruptelas. A María Cristina de Borbón se la llamaría "la reina de la corrupción".