La consellera de Cultura, Laura Borràs, ha recordado que el 11 de diciembre, cuando la Guardia Civil se llevó las 44 obras de arte del Museu de Lleida para llevarlas a Sixena (Huesca), "representó una noche muy oscura y dolorosa. Fue muy duro porque se vivió la sensación que nos estaban robando de forma injusta; con nocturnidad y alevosía".

Borràs estaba aquel día en el exterior del Museo, con el actual presidente de la Generalitat Quim Torra. Lo ha recordado en una entrevista al diario Segre.

El traslado fue "la extirpación de una cosa por la que se había trabajado mucho y de manera ejemplar para que pudiera estar al alcance de la ciudadanía", ha añadido.

Remodelación

Borràs ha visitado este sábado por la mañana la remodelación de las salas del Renacimiento y Barroco del Museu de Lleida. La reforma viene forzada por el traslado de las obras de Sijena. En el lugar que ocupaban esas obras se exponen ahora, entre otros objetos, el Calvario de Tragó y varias tablas de Sijena cedidas por el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), así como un conjunto cerámico local adquirido por la Generalitat.

Jesús entre los doctores de la Ley, del Maestro de Sijena

Calvario de Tragó

Borràs recrimina al anterior ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, que aprovechara "el momento lúgubre, fúnebre e injusto" de aplicación del 155 para, como conseller de Cultura, "desobedecer lo que sus servicios jurídicos le indicaban sobre el patrimonio que debía preservar", informa Efe.

"No sabemos cómo se están conservando las obras, en qué condiciones, si hay garantías que están en el mismo estado en que se encontraban cuando estaban en Lleida", ha añadido, criticando que "aquellas obras ni siquiera están ahora en un espacio público, y el acceso a este patrimonio depende de los horarios de una comunidad religiosa".

Borràs recuerda que "la sentencia en la cual se basó el traslado no era definitiva", pues todavía falta parte del procedimiento, y la causa todavía no ha llegado al Tribunal Supremo.

Atentado y aberración

Con respecto a las pinturas murales de Sixena que conserva el MNAC, desmontarlas y trasladarlas sería "un atentado artístico y de carácter histórico y ético", y "una aberración" que no podría recaer sobre su conciencia, ha dicho Borràs.

El conflicto tiene su origen al "no haber querido entender cuál es la relación de un patrimonio con un territorio" y haber hecho un enfoque de "confrontación" sin considerar que aquellos bienes forman parte de "una historia compartida, que es patrimonial, lingüística y territorial."

A principios de 2018, la titular del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Huesca, suspendió la ejecución provisional de la sentencia de 2016 que ordenaba al MNAC restaurar los murales en su ubicación original: la Sala Capitular del Monasterio de Sijena.

La magistrada toma varios informes, la mayoría aportados por el mismo MNAC, para resolver que la fragilidad de las pinturas las hace "especialmente vulnerables", motivo "suficiente" para paralizar su desmontaje y traslado, pues "es evidente" el riesgo de que se produzcan daños en las piezas, que la jueza considera de "valor incalculable".

La consellera ha dejado claro que "se opondrá [al traslado] por más que lo diga un juez". Los especialistas del Vaticano y del Consejo Internacional de Museos desaconsejan arrancar los murales góticos de Sijena del MNAC, ha recordado, advirtiendo que es "una fase a la cual no hace falta llegar por el bien de las obras".