BOYE es el alter ego del actor y cantante David Menéndez. Su proyecto musical empezó en 2020 con la publicación de su primer EP: BOYE, TE QUEREMOS PERO NO ERES NADIE con la ayuda de Arnau Vallvé (batería de Manel). ¿Cuatro años después y varias colaboraciones y singles a la espalda, vuelve al punto de mira con la publicación de su primer álbum, A DÓNDE VÁIS?, el cual está repleto de miradas sobre la cotidianidad de la sociedad y de las dos características de su persona, una más poética y emocional y la otra de más extrovertida e irreverente.
El disco está compuesto de 11 piezas con un interludio en medio. Encontramos conocidas canciones suyas como VENI VIDI VICI —que considera la catedral del disco— o NA. Menos estas dos, el resto las ha hecho en dos años, destacando un grosor de 4 o 5 temas hechos el año pasado. "Uno de mis objetivos era ser prolífico y tener temas y, por lo tanto, definirte como cantante", comenta. También ha hecho colaboraciones con artistas como Habla de Mí en Presente o Raül Refree. El artista compagina su carrera como actor con la música, y es así como empezó; compaginando los textos de Shakespeare y Molière del Institut del Teatre con el freestyle en el parque. Lo podremos ver en directo el 9 de mayo en la Sala Apolo de Barcelona y el 22 de mayo en Madrid, en la Sala El Sol. Además, también está en el Teatro Romea con Jauría, convertido en uno de los violadores de La Manada.
¿Cómo ha sido el proceso desde que sacaste el primer EP?
El camino hasta aquí ha tenido una lógica emocional y de contexto. Yo ya sabía que quería hacer un disco, tenía sentido al principio ir de single a single porque era canción y videoclip con un director/a diferente, cada universo muy diferente. Y ahora quería hacer una cosa con un denominador común, que fuera todo el mismo año o durante dos años. Para mí tiene lógica hacer primero un EP, ver cómo funciona, intentar averiguar cuál es el tipo de música que hago, cuál es el público que tengo, qué colaboraciones son lógicas, y después hacer un disco entero y decir: vale, esto es lo que soy y quedará para la eternidad.
¿Y cuál es este denominador común?
He querido coger conceptos como frases cotidianas, por ejemplo: "no estamos tan mal, hemos venido a jugar", "dame uno minuto de descanso "veni, vini vicio" o "no sé ná". Cosas que en nuestro día a día podemos decir por el contexto en que estamos. Hay una cosa de asumir el lugar donde estamos y opinar sobre el mundo en que vivimos. A mí me gusta ver este disco como yo, desde una ventana, miro a la gente en la ciudad y pienso: "pobres, qué mochilas cargarán". Y yo me incluyo, pero me gusta ver a este BOYE que mira a la sociedad, la gente paseando, las relaciones humanas y piensa: "¿dónde vais?".
Me gusta ver a este Boye que mira a la sociedad, la gente paseando, las relaciones humanas y piensa: "¿dónde vais?"
¿Lo utilizas como herramienta para criticar a la sociedad, o es simplemente una mirada?
Es una mirada, no soy un artista que está constantemente criticando lo que ve, sino que lo asume y es partícipe, es responsable y pone una mirada más satírica o una mirada más poética. No es tanto crítica social constante, eso me aburre y me parece que es muy panfletario, prefiero la poesía a lo panfletario.
¿Es en el transcurso de tu día a día que te van saliendo las letras o te sientas a escribir?
Son las dos cosas, yo creo que constantemente tengo una mirada artística sobre lo que veo. Cuando voy por la ciudad, a hacer función, a ensayar o cuando estoy con mi familia o colegas siempre intento tener una mirada poética. Yo ahora podría poner una base rítmica aquí [sonido de obras]. Y también por las mañanas escribo dos o tres páginas normalmente, que no son versificadas, son como una especie de vómito de escritura por 3 motivos: para tener músculo de escritura, igual que quien va al gimnasio; para tener material para poder coger para hacer canciones; y por pura terapia, quedarme a gusto y escribir como me siento y lo que me pasa.
En el disco tocas diferentes estilos. ¿Te has basado en alguna cosa en concreto? ¿O has ido probando?
No me he basado en nada, es lo que me gusta. Escucho muchos tipos de música, me emocionan Niño De Elche, Maria Arnal, Rodrigo Cuevas, Raül Refree, Kendrick Lamar, La Oreja de Van Gogh... El abanico musical que yo tengo como oyente, también lo quiero tener como artista, entonces hago lo que me apetece. Sí que hay dos partes: la más poética, más emocional, más folclórica, más íntima y la parte más extrovertida, más irreverente, que yo creo que aquí está la clave, que es como soy yo como persona. Soy estas dos cosas: puedo estar haciendo bromas todo el rato, pero de repente hay una cosa muy profunda que quiero hablar y me extiendo allí. Estas dos cosas que son como mis características personales, no tanto de personaje, las quiero poner en el disco.
El abanico musical que yo tengo como oyente, también lo quiero tener como artista
En el disco tienes 3 canciones con colaboración: Habla de Mí en Presente, Raül Refree, Juju Bernardo y Roger Pi.
Juju Bernardo y Roger Pi son mis músicos del directo, Júlio es bajista y guitarra y Roger es mi jefe de músicos. Él viene del conservatorio y yo soy un alma más libre, hacemos muy buena pareja. Han sido unas colaboraciones muy lógicas porque era gente que tenía muy cerca. Habla de Mí en Presente tienen una carrera muy similar; también hacen teatro y son colegas. Hablamos con ellos, hicimos un par de días de estudio y salió una canción que creo que funciona mucho a nivel de los dos estilos; podrían no haber casado la rumba y el rap electrónico. Pero ha funcionado mucho. Después la gran colaboración con Raül Refree, que es un referente y lo ha sido siempre. Trabajamos juntos en la obra Yerma del Teatre Lliure, nos portamos muy bien, él confió en mí en muchas de las canciones de la obra, y entonces le dije que molaría hacer una de las canciones que habíamos hecho allí, llevarla a mi disco y al universo Boye, y lo hicimos y estoy encantado. Que en mi primer disco esté Raül Refree es como que alguna cosa se está haciendo bien.
En la mitad del disco está El PERCEBEIRO (INTERLUDIO) con voz cruda. ¿Qué te llevó a hacerla?
La verdad es que despisto bastante en el disco. Yo hice una obra de teatro que se llamaba EL PERCEBEIRO e hice como una investigación sobre la caída, y lo que quiere decir caída emocional o física del ser humano, y los percebeiros son gente que trata con la caída física, que si caen se mueren. Encontré una canción muy bonita y decidí ponerle letra y hacer una historia de eso. Siempre me ha acompañado, cada vez que estoy solo o voy a una iglesia —que no voy mucho pero me gustan como lugar de ritual, no para rezar sino para cantar solo—, igual que espacios que tienen buena acústica y que conectan con uno mismo. EL PERCEBEIRO es una canción que siempre canto en directo y que es parte de mi personalidad: estamos jugando, estoy haciendo bromas, rap, flow, electrónica, pero un momento: te voy a explicar una cosa íntima, sin ningún tipo de filtro. Eso también soy yo. Es muy diferente, pero también se parece a MIRLO Y MARIPOSA o es un poco parecido a QUE SE QUEME LA DANZA... Estas tres canciones son diferentes.
Compaginas tu carrera musical con la de actor. ¿En qué momento entra la música? ¿O ya estaba?
Ya estaba, siempre ha estado. Yo era el rapero en el Institut del Teatre, hacíamos freestyle en la calle, en los parques, toda la vida. Mientras que yo empezaba a estudiar en el Institut del Teatre, empezaba a hacer Shakespeare, Molière y tal. Entonces había como un paralelismo entre lo que me gustaba, que era la música y lo hacía cada día con mis colegas, y lo que estaba estudiando, que era teatro, y me empecé a profesionalizar. Empecé con mi compañía, pero igualmente seguía haciendo música. Y sí que hubo un momento en que paré un poco de hacer freestyle y me empecé a profesionalizar en el mundo del teatro, y cuando vi que eso me funcionaba y que tenía buen liderazgo, pensé hacer lo mismo con la música, que es lo que siempre había querido. Todavía era el rapero, y al juntarme con Arnau Vallvé dejé de ser el rapero para ser el cantante. Porque ya no era tanto puro rap de los 90 lo que me apetecía, sino todas estas influencias culturales diferentes, no tan teatrales sino artísticas, desde Pina Bausch hasta Miles Davis, Kase O, Kendrick Lamar o Madonna.
Que en mi primer disco esté Raül Refree es como alguna cosa se está haciendo bien
En 2020 salió todo lo que llevaba un año y medio haciendo y a partir de allí he ido creciendo y compaginando, aunque ya lo hacía antes: yo ya estudiaba textos por la mañana y rapeaba por la tarde, sigo haciendo lo mismo, lo que pasa es que ahora de una manera muy ordenada y dentro de la industria y de aquello profesional, que eso también ha sido una cosa muy importante para mí porque es un hito bastante importante. Es decir, vivo del teatro, del audiovisual y de la música: lo he conseguido. Ojalá dure y sea grande, soy muy afortunado porque está pasando. La agenda es muy difícil, pero se puede hacer, porque al final no soy veterinario y astronauta, soy cantante y actor, tampoco es tan diferente.
¿Tienes referentes de gente con carreras similares como artistas multidisciplinares?
Mi gran referente es Childish Gambino, que es el alter ego de Donald Glover, un gran artista: es actor y también tiene sus discos, sus giras y es super conocido, tanto te hace una película de Marvel como Atlanta, que es una serie increíble, y a la vez también está en el BBK. Y sigue siendo artista dentro de las decisiones sobre qué tipo de películas o discos hacer. Para mí eso es un referente total, porque además hay un toque emocional y poético y de comedia que me gusta mucho, pero eso está en América. Allí es mucho más fácil: en América cantas y bailas y actúas y es todo lo mismo, es mucho más liberal artísticamente. Aquí eres cantante o eres actor o eres actor de teatro —no de cine— o eres cantante de rap —no de pop. En eso vamos un poco retrasados. ¿Pero es un problema? Para mí no, y nunca lo será, y me daré golpes contra la pared hasta que la rompa, porque yo soy así y me gusta hacer las dos cosas, y las hago bien. Me lo he trabajado mucho y no tengo que decidir. Tengo que decidir por proyectos, pero no tengo que decidir porque haya alguien en la calle que me diga: ¿pero tú eres actor o cantante? Soy las dos cosas. Leonardo da Vinci era de todo: inventor, escritor, pintor, y no soy Leonardo da Vinci.
¿Conoces a personas cercanas que también lo combinen?
Ajax (de Ajax y Prox) está haciendo mucho cine ahora y está trabajando muy bien. Es lo mismo que yo, pero al revés; estoy trabajando más en teatro y el audiovisual, y ya tengo mi nombre; y tengo la música y también empiezo a tener un nombre. Elio Toffana, que es un rapero de Madrid, también hace mucho teatro y está funcionando muy bien. Me dan igual los referentes: yo soy yo y lo seré. Los grandes artistas tienen muchos referentes, pero son sus propios referentes, es decir: no había una Rosalia antes de Rosalia. No necesito tener una persona que haya hecho lo mismo que yo para validarme.
Me lo he trabajado mucho y no tengo que decidir porque alguien en la calle me diga: ¿tú eres actor o cantante? Soy las dos cosas
¿Cómo has planteado el directo?
La parte de producción y el estudio es esencial, pero la parte del directo es cuando el proyecto de BOYE da un salto y la gente cuando viene al directo dice, "hostia, ¿qué es eso?". Entonces aquí sí que como persona que trabaja en el escenario desde hace muchos años necesito dar un punto diferente y bueno, ya veréis, pero estamos trabajando mucho. El problema es que todavía no tengo el dinero suficiente para dar un salto cualitativo a nivel de producto. Al final necesitas dinero para hacer una buena escenografía o un bolo que flipes. Yo ya me he gastado mucho dinero para el disco y prefiero hacer un bolo musicalmente, escénicamente y emocionalmente potente, y cuando tenga una pizca más de dinero y me paguen mucho mejor, la liaré fuerte. Igualmente, si te gusta BOYE tienes que venir a verlo en directo a la sala Apolo y a la sala El Sol, que será una fiesta del amor.