Internet se ha inundado de verde. Verde lima, verde slime, verde residuo tóxico, verde Duolingo, VERDE BRAT. Con la publicación de su sexto álbum, y primero con Atlantic Records, Charli XCX ha conseguido un hito sin precedentes en su carrera. Internet ha enloquecido. Todo aquello verde parece ser una acción de marketing para calentar motores. Ya sea una foto de la pared lima de tu habitación de adolescente, una silla del metro, uber Brasil o Burger King, nada escapa de la fiebre brat. Y no es de extrañar. Antes de su lanzamiento, este viernes 7 de junio, brat conseguía una puntuación de 91 en Metacritics, igualando así el disco de este año de Beyoncé, Cowboy Carter. Queda claro, brat es la rave a la cual no quiere faltar nadie este verano.
Antes de su lanzamiento, este viernes 7 de junio, brat conseguía una puntuación de 91 en Metacritics, igualando así el disco de este año de Beyoncé, Cowboy Carter
Autoproclamado como álbum de club por la misma Charli XCX, el universo que lo ha rodeado este mes no se ha quedado atrás. Desde una Boiler Room bajo el nombre de Party Girl, que rompió el récord de más inscripciones para poder asistir de la historia de esta fiesta (más de 40 mil); al videoclip de 360, que reunía en todas aquellas it-cool-girls de internet del momento: desde Chloë Sevigny, Julia Fox, Rachel Sennott o Emma Chamberlain, pasando por Gabbriette, Alex Consani, Chloe Cherry, Isamaya Ffrench, Salem Mitchell, Hari Nef, a Richie Shazam -el reparto de Bad Blood de Taylor Swift para los amantes del popper-. Sin olvidarnos del desbordante dj set Party Girl que se pudo disfrutar en la Barceloneta el pasado 1 de junio. Y el único concierto, aquel mismo sábado, que ha dado previo a la publicación del álbum y dentro del Primavera Sound, donde ella sola sobre el escenario, y con el único soporte de tres lonas gigantes, demostró por qué el público la había proclamado, desde hacía años, pieza imprescindible dentro de la música actual. Mucho antes de que lo hiciera la crítica.
El momento de Charli XCX
Quién siembra recolecta, y ahora es el momento de Charli XCX. Después de un álbum con el cual demostró que era perfectamente capaz de hacer un disco de pop mainstream, después de haber sido pionera en su reinvención, (CRASH, 2022) y de un LP-diario-pandémico (how i'm feeling now, 2020), ha llegado la hora de ser más explosiva que nunca. Sin embargo, ¿es brat realmente un álbum de club? En el ADN de Charlotte Emma Aitchison sin duda corre el club y las raves londinenses donde gestó su criterio y gusto musical cuando tenía 14-15 años. Un espacio seguro donde pudo crecer de manera libre, y entendiendo la música sin prejuicios sobre qué es y qué deja de ser. Quizás la manera más fácil de responder esta pregunta es decir que brat es el club que ha creado Charli XCX en su cabeza|cabo|jefe. Un ego-club en toda regla, donde|dónde ha reunido añicos de influencias de Ed Banger, de SOPHIE, de la internet de Uffie; y al mismo tiempo absolutamente pop. Una evocación del club, y un recuerdo en sí mismo, de una lista infinita de noches donde se ha bailado, pero también se ha hecho una previa en casa, ha habido momentos confesionales al lavabo y todos sus amigos tienen entrada VIP.
Las raves londinenses fue donde Charli XCX gestó su criterio y gusto musical cuando tenía 14-15 años. Un espacio seguro donde pudo crecer de manera libre, y entendiendo la música sin prejuicios sobre qué es y qué deja de ser
Lo que no deja espacio a discusiones es que estamos delante del disco más directo, a la cara, que ha hecho hasta el momento. Se abre en canal como solo lo puedes hacer en la intimidad de las fiestas más multitudinarias. Su sinceridad te sacude casi tanto como su música. De la envidia, a las inseguridades, la frustración, la rabia, el autoodio; pero también un egotrip imparable, un momento triunfante que te deja en la cima de la vida y volver a empezar. Las contradicciones constantes de ser una chica, pero sobre todo serlo en un mundo sobreexpuesto donde te obligan a compararte y competir con tus iguales.
Charli XCX se abre en canal como solo lo puedes hacer en la intimidad de las fiestas más multitudinarias
Entre el pop electrónico ligero de 360, que abre el disco, y su hermana gemela diablilla 365, con bajos mucho más duros, que cierra el disco con el verso "Shall we don en little key?/Shall we have en little line?", se encuentra la versión más desgarradora y confesional, no necesariamente celebrada en un mundo de feminismo BarbieTM, de Charli XCX. Todo eso sin prácticamente parar de bailar. Club classics, un banger rompepistas donde el club de Charli se abre encima de una electrónica agresiva, nos ayuda a bajar el universo sonoro y espacial del disco.
Un disco autoconsciente
Y cuando ya nos ha capturado, llegan temas como Sympathy is a Knife o Girl, So Confuising. En estos, explora las envidias y la toxicidad que se instala en ella cuando se compara con otras compañeras de la industria. Cómo de pequeña se puede llegar a sentir por no llegar a ser lo bastante buena o, contrariamente, pensar que merece más, mucho más, o como puede llegar a creer que aquellas que son amigas suyas pueden ser las primeras a quererla ver caer. Se trata de un disco increíblemente autoconsciente. Pero en lugar de resolver estos conflictos de una manera sana, o en aquello que nos han hecho creer que es sano; ella lo gestiona a su manera. En un momento sociocultural en el cual hemos sido bombardeadas por las curas, ser una girl's girl y un feminismo absolutamente correcto; ella plantea su particular celebración para aquellas que no lo son del todo. Y aquí está donde encontramos la energía candente de temas como Von Dutch y Mean Girls.
En un momento sociocultural en el cual hemos sido bombardeadas por las curas, ser una girl's girl y un feminismo absolutamente correcto; ella plantea su particular celebración para aquellas que no lo son del todo
Pero también hay espacio para la ternura y la vulnerabilidad. So I es una gran oda, y despedida, a su colaboradora, pionera del género, y amiga, SOPHIE. En una delicada balada que explora la vulnerabilidad de trabajar con ella y de no ser capaz de haber aprovechado al cien por cien el tiempo juntas al sentirse amenazada por su talento. También descubrimos una cara que nunca habíamos visto antes con I Think About It All the Time con, el tema con la textura más diy del álbum, donde se plantea la maternidad y cuándo será el momento más adecuado por ser madre en el tren de vida que vive. Como tampoco faltan a la fiesta el amor y el deseo. Con un inicio de violines, y rompiendo con una percusión rítmica de bajos ensordecedoramente terrenales, con la producción de El Guincho, mano derecha de Rosalía, encontramos Everything is romantic (tema que estrenó en directo durante su concierto en el Primavera Sound). Y la lujuria, que nunca falta en una buena noche, llega junto con la producción de Hudson Mohawke, en Talk talk. Hace falta destacar también que, aparte de su narrativa hipnótica, el trabajo en la producción a lo largo de todo el disco de su eterno compañero en las mesas A. G. Cook.
Escuchar brat es permitirte ser tu versión más niñatam, más insegura, más egocéntrica, más pequeña y más estelar, todo al mismo tiempo. Es sentir que estás buenísima, y haber tenido tres crisis existenciales antes de poner un pie fuera de casa. Es salir de fiesta y compartir un piti en el lavabo con una desconocida
Escuchar brat es permitirte ser tu versión más niñata, más insegura, más egocéntrica, más pequeña y más estelar, todo al mismo tiempo. Es sentir que estás buenísima, y haber tenido tres crisis existenciales antes de poner un pie fuera de casa. Es salir de fiesta y compartir un piti en el lavabo con una desconocida mientras te explica aquella putada de: ¿¡CÓMO SE ATRAVE, TÍA!? y salir corriendo a media frase porque en la pista suena tu canción. Es, al fin y al cabo, ser solo una chica. Una chica que adora la fiesta, pero lo repiensa todo. ¿Y quién mejor que Charli XCX para esta montaña emocional que es la noche?