Las aves rapaces tienen algo de solemne y mayestático que las hace absolutamente fascinantes. Pero no es fácil tener la ocasión de contemplarlas, si se vive en una ciudad de palomas enfermas, cotorras escandalosas y loros huidos del trópico y refugiados en palmeras mugrientas. La ruta de hoy nos lleva hasta Tremp, donde podremos ver buitres e incluso asistir al espectáculo, un poco escalofriante, pero hipnótico, de sus banquetes.

Decenas de buitres se lanzan sobre la comida. Fotografía: Rafael Garrido.

La Terreta

La ruta de hoy recorre La Terreta, una serie de núcleos rurales adscritos al municipio de Tremp, en algunos casos ya abandonados. Se encuentra en la serra de Sant Gervàs, una de las zonas menos frecuentadas del Prepirineo catalán. Es una zona conocida también como "el Valle de los Buitres", porque se pueden avistar muchas aves de rapiña. Se trata de una ruta circular de una treintena de kilómetros, que se puede hacer a pie, en bicicleta o en coche y que está equipada con fuentes y áreas de pícnic. Nosotros recomendamos hacerla en coche. La ruta se inicia en El Pont de Orrit, en la carretera N-230. Es decir, a una buena distancia, en realidad del núcleo urbano de Tremp: tendremos que dar una vuelta de 40 km y pasar por Aragón, por El Pont de Montanyana, para llegar allí (comprobaréis que Tremp es el municipio mayor de Catalunya). Son casi tres cuartos de hora de viaje en coche desde Tremp, y un poco menos si accedemos desde El Pont de Suert. Si no disponemos de vehículo propio, desde Tremp se organizan visitas guiadas a la zona con 4x4.

La Terreta. Fotografía de T. Phröl.

La Torre de Tamúrcia

Después de salir de El Pont de Orrit, pasamos por el pequeño núcleo Els Masos de Tamúrcia, donde se conserva la Alzina del Consell, el árbol bajo el que se reunían los cabezas de familia para discutir los asuntos del valle. La primera parada de la ruta está en La Torre de Tamúrcia, donde se sitúa el Casal dels Voltors, que funciona como centro de interpretación. Allí nos pueden informar de todos los senderos que se pueden seguir en la región. También nos documentarán sobre los diferentes tipos de carroñeros que se pueden ver. Si se va un sábado, es recomendable llegar antes de las diez y media. A esta hora se puede ver, a través de una pantalla, en directo, como se alimenta a estas aves. Se les tiene que dar una alimentación suplementaria (carne cruda, evidentemente) porque tradicionalmente se alimentaban, básicamente, de los animales que se morían de los rebaños. Con los cambios en la ganadería, los recursos con que contaban los buitres para alimentarse han disminuido rápidamente. Y por eso algunas especies están en peligro de extinción y se deben proteger.

Buitre. Fotografía: Rafael Garrido.

Todo tipo de aves de rapiña

En la Serreta podemos ver las cuatro especies de buitre europeas: el buitre leonado, el quebrantahuesos, el alimoche y el buitre negro (aunque éste no está siempre presente). El quebrantahuesos es un animal que había estado muy extendido por los Països Catalans, pero que ahora sólo mantiene algunas poblaciones en el Pirineo. En toda Europa el quebrantahuesos ha ido desapareciendo y las poblaciones catalanas son las únicas que se cree que tienen viabilidad para sobrevivir: así pues, es todo un privilegio poder contemplar este curioso pájaro barbudo que puede llegar a los 7 kg de peso. El alimoche es un animal de dimensiones muy menores: por eso acostumbra a ser el último de alimentarse de las presas, cuando los animales mayores ya se han hartado; come también animales pequeños.

La Terreta. Fotografía: T. Pröhl.

La ruta

Saliendo de La Torre de Talamúrcia, la ruta continúa hacia la Font de les Collades, donde hay un buen mirador para observar las aves. Continuamos hacia L'Espluga de Serra, donde hay restos de un castillo medieval y una bonita iglesia románica, la de la Purificación. Tenemos la posibilidad de desviarnos hacia Torogó, donde hay una pequeña capilla prerrománica, la más antigua de la zona. Pero es preferible continuar la ruta pasando por el robledal de Aulàs, uno de los mayores bosques de robles del país. Llegamos a Sapeira, un pueblo que conserva muchos elementos medievales, donde hay un excelente mirador desde donde se pueden observar las aves que anidan en las cuevas de Turmeda. Acabamos la ruta en Orrit, donde se puede visitar el castillo, de estilo románico lombardo y la iglesia de Sant Pere, del siglo XI, del mismo estilo que el castillo. En esta zona encontramos algunos restaurantes, pero no hay muchos alojamientos: si no queremos quedarnos en la zona, también podemos ir a dormir a Tremp.

Tremp, iglesia de Santa Maria. Fotografía: PMRMaeyaert, Wikipedia.

Orrit, la cuna del catalán

Mucha gente cree, todavía, que las Homilies de Organyà son el documento escrito en catalán más antiguo. Pero hace unos años se demostró que había otro documento que lo superaba en antigüedad: el juramento de fidelidad de Randulf Oriol al conde Ramon IV del Pallars Jussà, que fue escrito entre 1028 y 1047, más de 150 años antes que las Homilies. Randulf Oriol era el señor del castillo de Orrit. Este pequeño pergamino, que podría haber sido escrito en el castillo de Orrit, muestra una curiosa mezcla de latín y catalán. También hay fragmentos en catalán en otros documentos antiguos escritos en esta zona, como el Jurament de compareixença (1031-1035) i el Jurament feudal de fidelitat de Ramon Guillem de Pallars Sobirà a Ramon V de Pallars Jussà (1047-1098). 

 

Foto de portada: Trencalós, T Pröhl.