Los integrantes del espectáculo Ja era hora, encabezado por el comunicador y locutor Quim Morales y donde también participaban Xavier Pérez Esquerdo y Jair Domínguez, han decidido anular el acontecimiento por "mutuo acuerdo" y devolverán el importe de las entradas adquiridas. Así lo han anunciado en una publicación en Instagram, atribuyendo la cancelación a "las informaciones publicadas" últimamente. El show se debía llevar a cabo el martes 25 de febrero en el Teatre Victòria. La decisión llega después de que la comunicadora y humorista Ana Polo denunciara en el pódcast de Crític que Morales "se le echó encima para besarla" cuando ella era su becaria en RAC1, en el año 2015.
Polo también explicó que a ella le ha costado mucho "interpretar que eso fue una agresión sexual y que él estaba abusando de su poder". El mismo día, Morales admitió su "mal comportamiento" y dijo en declaraciones en Catalunya Ràdio que lamentaba "el daño causado", del cual afirmaba que no fue consciente en aquel momento.
Un nuevo 'Me too'
Después de la denuncia pública de Ana Polo este martes, unas cuantas periodistas catalanas han empezado a denunciar abusos sufridos en redacciones y ambientes de trabajo por parte de jefes y compañeros. En esta oleada de "Me too", las periodistas denuncian agresiones sexuales, chantajes, intimidaciones, maltratos psicológicos...
Mèdia.cat, el Observatori Crític dels Mitjans impulsado por el Grup de Periodistes Ramon Barnils, publicó el pasado más de diciembre un informe que aseguraba que la mitad de las periodistas ha sufrido acoso sexual (54%) y por razón de género (55%) en su trayectoria trabajando en medios de comunicación. El informe también indicaba que en caso de haber sufrido acoso, la mayoría lo han compartido en su entorno de confianza, pero la gran mayoría (más del 95% de las mujeres) no han recorrido a la comisión o persona encargada del protocolo de acoso del medio en el que trabaja.
Los resultados de la muestra apuntaban a violencias machistas con expresiones múltiples, de diversa intensidad y vividas en contextos diferentes vinculados al ejercicio profesional. Las respuestas de la muestra alertaban de un entorno en el que predomina un alto grado de aceptación y minimización del machismo. Preguntadas sobre los obstáculos que las habían frenado a la hora de presentar una queja o denuncia ante una situación de acoso sexual o por razón de género, el freno más frecuente era la normalización de las violencias machistas (67,1%), la sensación de impunidad de la persona que había agredido (57,5%) o el hecho de sufrir cuestionamiento o falta de credibilidad (54,8%).