Más de 150 días de incertidumbre y un montón de quejas que se acumulan y que llevan tapando la luz al final del túnel durante más tiempo del esperado, un centelleo que parece que ahora está empezando a clarear. Este sería el resumen de los más de cuatro meses de pesadilla que llevan viviendo editoriales y librerías con las novedades editoriales y las reposiciones llegando con cuentagotas. Lo que se esperaba que a finales de agosto fuera el surgimiento de una nueva era en la vida del libro (y del libro en catalán, sobre todo) se ha estirado como un chicle hasta perder volumen y consistencia, y casi a finales de enero todavía no se ha solucionado del todo. La distribución de libros se ha enfrentado a una crisis sin precedentes que rompió en pedazos las expectativas de la rentrée de septiembre y que también puso a temblar la campaña de Navidad, que ha podido salvarse con los libreros echando más horas que un reloj. Silencio administrativo, poca información y mucho cabreo se han colado en el engranaje minucioso que hace que el ecosistema literario del país funcione y pueda garantizar la pasión que muchos sentimos por la lectura.
Vayamos al inicio de la tormenta. Todo empezó con el anuncio de la fusión logística de las dos distribuidoras de libros catalanas más importantes de Catalunya, Àgora Solucions Logístiques y Les Punxes, aunque manteniéndose ambas como distribuidoras independientes. De ese matrimonio de conveniencia nació Entredós Logistics, un centro de operaciones de 25.000 metros ubicado en La Granada del Penedès que pretendía convertirse en un eficaz sistema automatizado para mejorar la calidad y el tiempo de las entregas, consiguiendo que el lector pudiera encargar un libro y recogerlo en solo 24 horas, y con la ambiciosa gestión de hasta 200 sellos bajo un mismo paraguas. Pero después de las vacaciones de verano, y con los primeros albores de una nueva esperanza en una logística revolucionaria, las librerías empezaron a vivir los primeros errores.
“Se vendió como un proceso modélico y super preparado que sería un éxito desde el principio, y cuando vimos que no se hacía realidad nos generó mucha ansiedad”, explica Èric del Arco, librero en la Librería Documenta (Barcelona) y presidente del Gremi de Llibreters. Lo que pasaba era que los libros pedidos no llegaban y que la comunicación con la nueva logística era escasa, y todo ello al inicio de la compra de los libros escolares y en plena preparación de La Setmana del Llibre en Català, una de las concentraciones de salidas de novedades en lengua catalana más prolíficas del año. “El tercer día de La Setmana todavía no había novedades en el Moll de la Fusta”, recuerda Jordi Martín, editor de Més Llibres y Animallibres, dos de los 24 sellos agrupados en la comercial Xarxa de Llibres. Justo hace unos días anunciaron que se les había acabado la paciencia y que abandonaban Entredós por culpa de una mala gestión que les ha hecho perder más del 50% de las ventas.
Pero Entredós se comportó entonces como si hubiera sido un simple error novato de fácil de arreglo, meras cosas de principiantes, y su primera respuesta fue jurarles a librerías y editoriales que en dos semanas todo funcionaría a la perfección. “Pasaron dos semanas, y cuatro, y seis, y ocho, y todavía ahora no está el servicio normalizado después de la campaña de Navidad; casi 4 meses diciéndonos que se solucionaría, y sí que ha habido alguna mejora, pero no la mejora que nos prometían”, matiza del Arco. La campaña de septiembre con el libro escolar y el libro recomendado fue un desastre absoluto. Primero se achacó a un problema de montaje, luego a un fallo mecánico, incluso dijeron más tarde que las cajas no cerraban bien, y ya la costumbre oficial empezó a ser no dar explicaciones. Varios de los afectados coinciden en que no ha habido demasiada información de todos los problemas que se han ido sucediendo. La única certeza que tienen es que su día a día para tirar adelante ha sido un auténtico caos. Y, claro, que han perdido ventas.
Caos de albaranes y falta de stock en las librerías
“También se ha perdido la confianza de algunos clientes o la posibilidad de fidelizarlos porque no se ha podido ofrecer un buen servicio”, lamentan Laia y Carla Arce, libreras y propietarias de la Librería Mitja Mosca de Badalona. Ese es el problema diario que más les ha perjudicado: no poder garantizar a los lectores que pudiesen conseguir el libro que pedían a tiempo. En su caso, lo primero que se solucionó fue la entrega de novedades, sobre todo por parte de Les Punxes, aunque durante octubre y noviembre seguía habiendo problemas con las reposiciones, seguramente acentuadas por la crisis del papel y el encarecimiento de las materias primas. No fue hasta finales de diciembre, en plena campaña navideña, que las comandas empezaron a servirse correctamente.
Èric del Arco, presidente del Gremi de Llibreters: "El problema de Entredós ha sido tan grande estos meses que no se han dedicado a valorar lo que los libreros estamos haciendo para mantener el sistema"
Eso obligó a que Laia y Carla cambiaran su dinámica habitual de comandas para evitar la brecha en los stocks, además de tener que estar mucho más pendientes de la facturación, que se convirtió en un auténtico lío. Coincide con ellas Jordi Mitjans, gerente de la la Librería Mitjans (El Vendrell), que suena contundente cuando tacha de despiporre lo que ha pasado con Entredós. “Pedimos los libros y nunca sabemos si llegarán o no llegarán; antes servían las comandas entre 24-48 horas y ahora preferimos pedir los libros a subdistribuidoras, si es que ellas los tienen”, manifiesta este librero. También confirma que, pese a que ha habido algunas mejoras en todo el conjunto, no se nota una mejora sustancial y no deja de apuntar que el tema de la facturación y gestionar las incidencias se ha complicado muchísimo estos últimos meses. “El desgaste mental ha sido muy importante. No se ve la luz al final del túnel y da la sensación de descontrol”, lamenta, y no deja de señalar que, aunque en Navidad las ventas han ido bien, podrían haber ido mucho mejor si Entredós hubiera funcionado con normalidad.
La mayoría de las librerías también ha sufrido esta anarquía de albaranes. Explica Èric del Arco que no es solo que los libros no llegasen, sino que las facturaciones no coincidían, las devoluciones no estaban abonadas y había tantos problemas que el propio sistema de Entredós se colapsaba. “Imagina 400 o 600 librerías quejándose de que las facturas no son correctas y de que no pueden aceptar el pago: eso satura. No hay nada preparado para recibir quejas de todos tus clientes a la vez, y todo esto genera mucho caos y mucha sensación de poca empatía hacia los libreros, que por supuesto hemos invertido muchas horas extras y muchas pérdidas de marca”, matiza el presidente del Gremi de Llibreters. “Su problema ha sido tan grande estos meses que no se han dedicado a valorar lo que nosotros estamos haciendo para mantener el sistema cuando ellos fallan”.
¿Está en peligro el libro en catalán?
El libro en catalán ha disminuido sus ventas en un 30% desde agosto. Así lo resume Josep Cots, editor fundador de Edicions de 1984. Aunque ellos trabajan con la distribuidora Les Punxes, que en el terreno administrativo ha seguido funcionando sin baches, sí que les ha salpicado el impacto de que algunas comandas de novedades y libros de fondo no hayan llegado a tiempo, teniendo en cuenta que son una editorial que solo edita volúmenes en lengua catalana. El libro en catalán es el que más perjudicado se ha visto con todo este desvarío logístico porque Entredós se encarga de la distribución de más del 50% de los libros que existen en catalán —además de tener un mercado significativo en castellano—. Uno de los títulos que lo ha sufrido en primera persona ha sido La memoria més secreta dels homes, de Mohamed Mbougar Sarr, premio Goncourt del 2021 y traducido al catalán por Més Llibres. “Era una novela bastante esperada con unas críticas excelentes, y cuando el autor vino a Barcelona en septiembre, en algunas librerías no tenían su libro”, explica Jordi Martín. También otras novedades de Animallibres se han visto perjudicadas. Y eso por poner solo algunos ejemplos.
¿Significa esto que el libro en catalán está en peligro? “Si esto se alargara en el tiempo y acaba afectando a la campaña de Sant Jordi, peligrará seguro, pero si se para aquí y hoy, no lo creo”, dice Cots. En el mismo sentido se expresa el gerente de la librería Mitjans, que dice que “si la situación no cambia, a algunas editoriales de libros en catalán les costará mucho reponerse del bache". Más positivas se muestran las propietarias de la Mitja Mosca, que creen que la literatura en catalán no está en peligro, pero que todo lo sucedido ha servido para poner de manifiesto un debate recurrente dentro del sector sobre cómo funciona la cadena del libro. Y Joan Sala, fundador de Comanegra, dice que el libro en Catalunya no está amenazado, pero que hace mucha falta “conseguir una gran logística catalana que dé un servicio impecable”.
Ayudas económicas y confianza fiscalizada: ¿está la solución cerca?
Después de muchos retrasos y promesas que han acabado en saco roto, el Gremi de Llibreters se reunió con la dirección de Entredós hace menos de dos semanas. Manifestaron su derecho a sentirse crispados y a quejarse por ver sus márgenes incumplidos, pero pusieron por delante las ganas y la voluntad de que todo funcionara de nuevo. Entredós les ha garantizado —otra vez— que este mes de enero se regularizará todo. “Nos lo han dicho tantas veces que les preguntamos si era de verdad o se estaban marcando un farol, y la idea es que ahora desde el Gremi podamos hacer un seguimiento para ver si lo cumplen”, explica Èric del Arco. Tienen confianza y continúan creyendo en las personas que tienen enfrente, pero también quieren fiscalizar los movimientos de la distribuidora y estar seguros de llegar al 31 de enero con información de cosecha propia.
La distribuidora Entredós ha garantizado que este mes de enero regularizará todo el sistema
No hay datos concluyentes sobre las pérdidas que esto ha supuesto en el conjunto del sector literario, pero del Arco cree que el impacto ha sido mucho mayor en las editoriales que en las librerías, porque las librerías solo asumen el gasto de los títulos que venden, pero las editoriales deben seguir pagando a todos los que hacen posible el libro final, aunque este esté retenido. En ese sentido, la Generalitat de Catalunya ha activado una línea de crédito para las editoriales a la que también pueden sumarse aquellas librerías que lo pidan.
Existe la sensación sofocante de que el ambiente está caldeado y que sus partes se mantienen algo narcotizadas viendo en qué desemboca todo el embrollo. Muchas editoriales contactadas han preferido mantenerse al margen y no emitir declaraciones. Algunas se han limitado a posicionarse mediante un breve comunicado, como Grup62 y su director editorial Emili Rosales. Dice así: “Desde la puesta en marcha de Entredós se han sufrido incidencias de todo tipo, que han ido en detrimento de las ventas de los libros de nuestros autores. Desde Grup62, por el bien de nuestros autores, de las librerías y del ecosistema editorial en catalán, hemos contribuido en lo posible para que Entredós llegara a funcionar con normalidad. En las últimas semanas se han observado mejoras que, sin embargo, todavía consideramos insuficientes. Estamos pendientes de si el hecho de que Entredós haya incorporado asesoramiento externo –una medida que se pidió– contribuye a resolver las ineficiencias”.
Muchas editoriales contactadas han preferido mantenerse al margen y no emitir declaraciones
Parece una decisión tomada desde la responsabilidad para curarse en espantos y no dar un paso en falso ahora que todo apunta a la calma después de la tormenta. Para el presidente del Gremi de Llibreters, este silencio también se sobreentiende cuando has vivido desde dentro la densidad del asunto y esta letanía copiosa se ha instalado en el sector durante los últimos meses. “Hay muchos intereses y pocas alternativas; si tú no estás en estas distribuidoras, buscarte una distribuidora nueva —y saltar fuera, mover los libros, llevarlos a otro lado…— es un marrón tan grande que da un vértigo enorme”, detalla, “porque todo lo que digan puede crear malos rollos con alguien con quien tienes que trabajar obligatoriamente, y es complicado”. Veremos lo que pasa en los próximos días. Desde el Gremi de Llibreters no pueden pactar condiciones generales ni hacer una denuncia conjuntamente porque no es su cometido ni están habilitados para ello, pero sí pueden velar para que la información sea verídica y representar el malestar que han sentido las librerías para hacer más fuerza y construir. Y presionar. Seguiremos informando.