A un centenar de kilómetros de Barcelona, Cardona es una localidad que nos ofrece un atractivo muy especial: tiene un castillo muy bien conservado que hoy en día funciona como parador nacional. Además, cuenta con una mina de sal extraordinaria que actualmente se ha convertido en una atracción turística. Si queréis ver la mina de sal, lo tendréis que hacer mediante visitas guiadas, y es recomendable que hagáis una reserva previa online para garantizar que no os falte la plaza.
Sal para no acabársela
El Valle Salino de Cardona es un fenómeno único, derivado de la filtración de agua marina en unos suelos con una configuración muy determinada. La sal de la zona fue explotada desde el Neolítico, y Catón ya la mencionaba, en tiempo de los romanos. Se trata de una colina, que ha aparecido en una profunda depresión, a causa de los afloramiento de tres tipos de sales: silvina, halita (sal gema) y caranallita. El aspecto de la montaña de sal es muy peculiar, a causa del peculiar efecto de la erosión sobre esta. La presencia de la sal marca también el entorno: en la montaña y en su entorno la vegetación es muy escasa. La montaña se ha explotado desde tiempos remotos. En principio se excavaba a cielo abierto, de forma manual. En el siglo XVIII se empezó a usar la pólvora para extraer la sal. En 1912 se empezó a sacar la potasa mediante un gran pozo. La explotación comercial se cerró en 1990: la mina había alcanzado los 1.300 metros de profundidad, y se habían sacado más de 37 millones de toneladas de mineral.
La visita a la mina
Adentrarse en la parte visitable de la mina de sal es uno de los atractivos de la estancia en Cardona. El visitante baja hasta 86 metros de profundidad, y puede contemplar las peculiares estructuras geológicas formadas por la sal: afloramientos en las paredes, estalagtitas, columnas entrelazadas... Estas extrañas figuras tienen el atractivo añadido del curioso juegos de colores creado por la existencia de sales de diferentes tipos; algunas estructuras parecen corales. La parte visitable de la mina ha sido liberada de vías y vagonetas y se ha convertido en una vía iluminada y fácil de recorrer. En la visita también se muestra cómo se realizó, históricamente, el proceso de extracción de la sal. En el Parque Cultural de la Montaña de Sal se puede visitar la maquinaria del antiguo pozo minero, probar la sal y comprar curiosas esculturas de sal.
Una fortaleza de película
El castillo de Cardona es una construcción imponente situada sobre una colina ubicada al lado de la villa. Fue construida a instancias del mismo Guifré el Pilós. No es un castillo medieval perfectamente cuidado, porque esta fortaleza siguió usándose a lo largo de los siglos y por eso sufrió muchísimas modificaciones. Tuvo un papel clave a la guerra de los Segadores (1640-1652), y más tarde a la guerra de Sucesión (1700-1714). Alojó guarniciones militares hasta a principios del siglo XX. Uno de los elementos más atractivos del complejo es la colegiata de Sant Vicenç, de estilo románico lombardo, consagrada el 1040. Es un edificio monumental, de más de 19 metros de altura. Desde 1976 contiene un parador, que desde el 2010 se ha convertido en parador-museo.
La leyenda del castillo de Cardona
En el castillo de Cardona hay una gran estructura defensiva cónica y sin ventanas, la Torre de la MInyona (Chica), que tiene su propia leyenda. Dicen que en tiempo de la Reconquista, el duque de Cardona, invitó una vez al príncipe moro Abdalá a su castillo. Abdalá y la hija del duque, Adalés, se enamoraron. Pero el duque de Cardona lo descubrió y se enojó profundamente: declaró la guerra a Abdalá y encerró a su hija en el fondo de la Torre de la Minyona. Un sirviente ciego y mudo le pasaba los alimentos mediante una cuerda que descolgaba por un agujero del techo. El día que el rey decidió perdonar a su hija, la encontraron muerta. Dicen que si miras el castillo de Cardona a las doce de la noche, puedes ver el fantasma de Abdalá, a caballo, dando vueltas a la torre buscando la forma de liberar su querida Adalés.
El 18 de septiembre de 1714 de Cardona
Cardona sufrió de forma muy dura la Guerra de Sucesión. En 1711 las tropas borbónicas sometieron la fortaleza a un fuerte asedio de 35 días, en el que participaron 15.000 soldados. Cardona, en esta ocasión, resistió muy bien, a pesar de los bombardeos. Los atacantes se retiraron y Cardona se mantuvo en manos de los austracistas. No volvió a ser atacada. Pero cuando Barcelona capituló, las fuerzas de Felipe V pusieron como condición que si Cardona no se rendía, tomarían represalias contra los barceloneses. El 18 de septiembre de 1714, una semana después de Barcelona, los defensores de Cardona se entregaron. Fue el último baluarte de las libertades catalanas.
Cardona, con lujo y sin sangre
El castillo de Cardona es un fantástico parador, donde se puede disfrutar de un edificio singular y de un entorno fascinante. Una ocasión única para tomar un café entre almenas, dormir en estancias señoriales y pasearnos por suntuosos pasillos y claustros góticos. Uno de los elementos más atractivos de este parador es el impresionante comedor, el llamado Refectorio de los Monjes, porque era usado como comedor por los frailes de la Colegiata. Si visitáis Cardona, no cometáis el error de visitar sólo el castillo y la Montaña de Sal. La ciudad tiene un centro histórico impresionante, que ha sido declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Y, además, los aficionados a la historia encontrarán en Cardona un magnífico archivo, que guarda 1.000 años de historia de la ciudad y del ducado.
Cardona sin lujos
Si queremos comer alguna cosa en Cardona, sin caer en los excesos, es muy recomendable pasar por El Centru, la antigua Unió Cardonina. Se trata del típiico casino de pueblo, con su terraza y sus billares. Pero Eulalia Company lo ha convertido en un espacio de gastronomía selecta para un público amplio; un sitio en el que la comida de toda la vida se da la mano con la experimentación. El restaurante está ubicado en un bonito edificio modernita, y dispone de un menú al mediodía y carta para cenar. Y, de vez en cuando, en El Centru se organizan vermús, degustaciones de vinos, actividades culturales...