Descubrí al pianista Carles Viarnès con Nun, su disco de 2019. No diré que fue casualidad, pero sí que tuvo mucho que ver el hecho con que el álbum apareciera bajo el sello de Bankrobber, discográfica responsable del padrinazgo de algunos de los mejores trabajos del nuevo pop catalán las últimas dos décadas: El Petit de Cal Eril, Mazoni, Sanjosex, Da Douza, Maria Jaume, Fetus... Quedé asombrado con su propuesta; clasicismo minimalista que en su último elepé, Hyper_O (2023), ha derivado hacia parajes próximos a la electrónica vaporosa al estilo de nombres como John Hopkins. Una propuesta, en la que ha contado con la producción de Joan Pons (El Petit de Cal Eril), modelada a partir de la experimentación con el hiperórgano, instrumento de recursos sonoros infinitos ideado por el maestro organero Albert Blancafort. Compilación de composiciones que llegan a su máxima expresión en directo, donde Viarnès acompaña su música de la experiencia audiovisual desarrollada por la artista en imágenes Alba G. Corral. Este domingo lo podréis comprobar a su paso por el Festival Terrer Priorat. No os lo perdáis. Aún ahora estoy hipnotizado por el espectáculo que ofreció en la última edición del Sónar. "El del Sónar fue un concierto muy especial. Fue como una fiesta", recuerda el música de Igualada. "No tuvimos demasiado rato para hacer pruebas de sonido, porque, claro, en un festival hay gente antes y gente después, sin embargo, estuvo muy bien. Nos sentimos muy bien acogidos, tanto el público como por el personal del festival. Fue fantástico".
¿Un disco como este, coge sentido cuando lo llevas al directo?
Son como dos fases diferentes. La primera, la composición de las canciones, que es todo un reto, porque mandan los órganos. Mandan ellos.
¿Ellos te guían, te dicen qué quieren explicarte?
¡Es que va así! Tú tienes una idea en la cabeza y haces pruebas con el piano. Pero cuando los pasos en los órganos, toma una nueva dimensión. Con los órganos, el sonido es muy importante, por eso toda la composición ha ido a remolque de sus posibilidades. Y ya en el estudio de grabación, trabajando con Joan Pons (El Petit de Cal Eril, productor del disco), las posibilidades iban creciendo. Cosas que tú pensabas que quedarían bien, por las características del sonido de los órganos, quizás se hacían pesadas. Y al revés: pequeñas células que de golpe cogían impulso y las alargábamos. Hyper-O es el proyecto más vivo que he hecho. Tanto que llegaba un momento en que tenía que parar. Tenía que dejar de especular y seguir jugando, porque tenía que grabar alguna cosa. El hiperórgano es un instrumento que está en constante evolución, por lo tanto, los inputs que te va proponiendo son infinitos.
¿Cómo te ha hecho crecer como músico y compositor, trabajar con los hiperórganos?
A mí me ha hecho fijarme mucho en el sonido, más que con otros discos. Mis anteriores discos son mucho más densos en armonías, en arreglos, estructuras, instrumentaciones... Son discos más elaborados. Ahora, en cambio, las estructuras son mucho más claras, más blancas. También ha influenciado el trabajo de Joan Pons. Él es muy lúcido en este aspecto. En el estudio, sabe detenerse. Tiene muy claro qué necesita una canción para ir adelante.
Es su marca de agua. Para él, ya sea con El Petit de Cal Eril o produciendo a otros artistas, menos siempre es más.
Exactamente. Y por eso fui a buscarlo, porque sabía que trabajando con él no saldría un disco barroco. Estoy muy contento de los otros discos, pero tenía ganas de probar otro formato. Y ahora, aprovechando que trabajaba con un instrumento nuevo, con otras sonoridades, era el momento ideal para que me produjera. Y creo que ha ido bien, porque la fórmula no solo ha funcionado en el disco, sino que en directo, esta nueva concepción de las estructuras, de eso del menos es más, se multiplica exponencialmente, y la experiencia es más agradecida.
Del hip-hop me gusta la libertad que tienen a la hora de crear artistas como Tyler, The Creator. Quizás no se percibe su influencia en mi música, pero me inspira mucho
¿Trabajando con él, también buscabas acercar tu propuesta, que parte del clasicismo, hacia una vertiente más pop?
No estaba premeditado. De hecho, yo no soy mucho fan del pop. Soy más fan del hip-hop, que él también entiende, también lo trata y también sabe cómo jugar. Escucho mucho hip hop, pero me cuesta incorporarlo a mi música. Del hip-hop me gusta la libertad que tienen a la hora de crear artistas como Tyler, The Creator. Quizás no se percibe su influencia en mi música, pero me inspira mucho. Pero no estaba premeditado un acercamiento al pop. De hecho, en el disco tampoco hay unas melodías muy cantables.
¿Y de la electrónica, ha habido ningún nombre que te haya inspirado?
Te podría hablar de Steve Hauschildt. Él sería uno de los artistas electrónicos que me inspiran. Otro nombre sería Hauschka. Y soy mucho fan de John Hopkins.
De hecho, estáis en parajes similares, ahora mismo.
Si hablamos de electrónica, estoy a años luz de él. Pero sí, en tanto que la estética sonora, podríamos tener alguna semejanza. Fui a verlo la última vez que vino a L'Auditori. Me gusta mucho la sensibilidad extrema de su música. Me atrae mucho el buen gusto que destila su propuesta, la emoción que transmite. En los discos anteriores he utilizado la emoción como base principal como comunicación. Y ahora es un reto poder seguir trabajando la emoción, pero a partir de la electrónica. Es otro tipo de emoción, es otro registro, pero que me está gustando mucho.
En los discos anteriores he utilizado la emoción como base principal como comunicación. Y ahora es un reto poder seguir trabajando la emoción, pero a partir de la electrónica. Es otro tipo de emoción, es otro registro, pero que me está gustando mucho
¿Cómo llegas al hiperórgano?
Tenía unas melodías gregorianas en la cabeza que me tenían obsesionado. De vez en cuando las tocaba con el piano, hacía arreglos y en una de estas creí que sería interesante incorporar unas voces que cantaran estas melodías. Estaba participando de una residencia artística buscando la fórmula mágica y, por una casualidad de estas kàrmicas, me encontré con Albert Blancafort. Fue por unos gatitos.
¿Por unos gatitos?
Fue por unos gatitos que llegaron a casa. Les tuvimos dos o tres días, pero como no nos podíamos hacer cargo, los dejamos en una protectora de animales. La mujer del Blancafort fue la persona que los acogió. Nosotros no nos conocíamos todavía. Un día, su mujer me llamó para preguntarme por el gatitos. Hablando, hablando, surgió que los dos vivíamos en Collbató. Le expliqué que yo era músico, y ella que su hombre tenía un taller de órganos. Lo fuimos a ver, y justo había construido el primer hiperórgano. Me lo dejó llevar a casa. Los resultados fueron inmediatos. Un poco después, acabó de hacer el segundo, el de madera, y me lo dejó unos meses. Fueron tres meses, desde septiembre a diciembre del año pasado, de trabajo muy intenso. Y en enero ya estábamos grabando con Joan.
Te debió abrir todo un nuevo universo creativo.
Cuando descubres un instrumento nuevo con unas posibilidades no exploradas, es maravilloso, porque es tu misma creatividad, pero a través de otros canales. No sé si en todos los trabajos se puede decir lo mismo, pero como músico, para mí cada año es una aventura nueva, es un camino nuevo. Hace cinco años no me habría esperado hacer un disco como Hyper_O.
Cuando descubres un instrumento nuevo con unas posibilidades no exploradas, es maravilloso, porque es tu misma creatividad, pero a través de otros canales
Es muy interesante ver cómo en Catalunya ahora mismo estáis surgiendo toda una generación de creadores como Maria Arnal, las Tarta Relena, Marina Harlop o tú mismo que partís de la tradición para llevarla a la actualidad.
Yo el 2013, ya hace 10 años, hice un disco sobre el Libro Rojo de Montserrat. No era desde la óptica de la música contemporánea, era más desde la tradición clásica. Pero sí que era una revisitación de esta tradición. Sí que es cierto que hay mucha gente haciendo cosas interesantes en este sentido. En Catalunya tenemos un legado muy importante musicalmente hablando, y no sé si nos somos conscientes. Tenemos un cancionero popular superextenso, que todavía está vivo. Tenemos la herramienta del Cantut (proyecto nacido el año 2012 para recoger y difundir el patrimonio musical de transmisión oral de las comarcas de Girona) y tenemos el mismo Libro Rojo de Montserrat, que recoge creaciones desde el siglos XIII, XIV o XV. No se puede ser contemporáneo si no se conoce la tradición.
Para ir adelante tenemos que saber de dónde venimos.
Sí, pero al mismo tiempo... Yo soy músico clásico, me he formado en la música clásica, y a veces eso también me ha sido un lastre que no me ha permitido ser más atrevido creativamente. En este disco, sin embargo, tenía un lema: "Hemos venido a jugar". No había normas, no había límites. Porque cuando vienes de la tradición, cuesta un poco de sacársela de encima. Supongo que hay dos maneras de hacer: avanzar teniendo en cuenta la tradición, que es una cosa un poco más esencial, o si no, puedes crear siendo un reflejo fiel de la sociedad actual y no mira atrás, como podría ser el caso de la música urbana.
En Catalunya tenemos un legado muy importante musicalmente hablando, y no sé si somos conscientes. Tenemos un cancionero popular superextenso, que todavía está vivo
En los directos trabajas con la artista visual Alba G. Corral. ¿Cuando compones piensas en imágenes?
Normalmente no. No son imágenes, son conceptos. No es una puesta de sol, son estados de ánimo. Son imágenes sensoriales. No son imágenes 3D, son regiones emocionales.
¿Y con Alba cómo trabajas estos estados de ánimos para darles imágenes?
Con Alba hace mucho tiempo que nos conocemos. Hace diez o doce años que colaboramos el uno con el otro. El color de sus imágenes y el color de mi música tienen muchos puntos en común. Desde el primer día nos sorprendimos mucho del resultado: es como explicar el mismo mensaje, pero con vías diferentes. Ahora con los órganos hemos hecho un par de residencias y nos hemos centrado mucho en los temas técnicos. En una segunda fase, hemos trabajado un poquito más a nivel artístico. Pero a nivel técnico hemos querido utilizar los inputs de los órganos, de las señales digitales que enviaban los órganos y que ella pudiera jugar con estas señales y transformarlas en luces. En este campo todavía tenemos una gran búsqueda por hacer.
Durante la entrevista has hablado varias veces de las residencias creativas que has hecho. Con muestras artísticas como la tuya sería importante tener un apoyo más importante institucional.
Totalmente. Este tipo de música que no es el Triquell, ni es Eufòria, ni es Txarango, ni nada de eso, cuesta mucho darla a conocer. No es música para grandes audiencias. Lo hacemos, literalmente, por amor al arte. Grabar un disco y masterizarlo y hacerte unos vídeos y las horas que te pasas ensayando y creando, que son miles de horas en un año, eso no te lo paga nadie. No sé si la sociedad necesita proyectos como el mío. Eso no lo tengo que decir yo, pero diría que sí, claro. Necesita diversidad cultural y también necesita que haya un sistema que procure que haya gente que se atreva a hacer proyectos más arriesgados y diferentes. Supongo que todo el mundo querrá cobrar subvenciones y todo el mundo querrá ayudas. Pero si todo se basa en el capital, mal, porque no habrá música, ni poesía, ni filosofía, solo habría deportes, eso sí. Sí que me gustaría, sin embargo, destacar el trabajo de La Marfà (centro de creación musical de Girona, ndr.-). Ellos me dieron apoyo económico para la grabación del disco y para la presentación en el Auditori de Girona. ¡Estoy profundamente agradecido! Como también estoy agradecido al Sónar por creer en este tipo de proyectos más arriesgados.
En este disco tenía un lema: "Hemos venido a jugar". No había normas, no había límites. Porque cuando vienes de la tradición, cuesta un poco de sacársela de encima
¿Seguirás experimentando con el hiperórgano, en tus próximos discos?
El piano acabará volviendo, porque es mi herramienta principal, pero sí que me gustaría hacer una segunda fase de sonidos de hiperórgano, porque creo que todavía se le puede sacar mucho más jugo, aún me puede sorprender, no lo he acabado de esprimir del todo. Me gustaría intentar hacer alguna cosa todavía más experimental, con estéticas, más especulativo, no tan de canción.