Carlos Marqués-Marcet reflejó la experiencia de vivir lejos de tu pareja y comunicarse por Skype en su primer filme, 10.000 KM (2014), con lo que triunfó en el festival de Málaga, ganó el premio al director novel en los Goya y al mejor actor y actriz en el festival de cine y música independiente SXSW de Austin, Tejas. Con el protagonista masculino de aquel filme, David Verdaguer, y la pareja de este a la vida real, la actriz Maria Rodríguez Soto, el director ha hecho una estimable pieza que vuelve a derribar la barrera, cada vez más fina y menos importante, entre ficción y documental, entre representación y verdad. Los días que vendrán (galardonada de nuevo en Málaga como mejor filme, director y actriz) es la crónica del embarazo real de la pareja, de las dudas, conflictos y crisis que comporta, de la maternidad y la paternidad, de la evolución de una vida dentro del cuerpo de la madre, construida a partir de la imaginación de la ficción y de cómo evolucionaba la misma gestación. Un filme ensayado y al mismo tiempo improvisado. Una experiencia única. En medio, Marqués-Marcet rodó con Verdaguer mismo, Natalia Tena –su pareja a 10.000 KM– y Oona Chaplin Tierra firme (2017), la historia de una mujer, su compañera sentimental y el amigo de esta, convertido en donante cuando el reloj biológico de la primera está a punto de poner fin a su deseo de ser madre. Una filmografía muy coherente sobre la pareja, la maternidad y los problemas de toda convivencia.
¿Cuando sabes que Maria y David esperan a un hijo, ya te vienen imágenes de lo que quieres hacer? ¿Cómo funciona este procés?
El primero es el deseo de hacer una película, el procés de hacerla con tiempo, tanto tiempo para rodar como tiempo para desarrollarlo. La idea de filmar una barriga como crece, que es un verdadero misterio. Solamente con eso ya tenía una película en la cabeza. Y me excitaba mucho empezar a hacer una película sin saber exactamente dónde iba.
¿Cómo es el procedimiento de dramatización en un filme de estas características? ¿El guion crea las situaciones o son las situaciones las que crean el guion?
Más bien las situaciones crean el guion. Primero era construir a los personajes, una historia entre ellos que nos diera las claves. Durante el procés pasan algunas cosas de las cuales no eres consciente y, en medida que avanzar, sabes que está pasando. Estábamos haciendo los ensayos y todavía no tenía la primera escena. Yo proponía situaciones y a ver como salían. Teníamos tiempo. Teníamos la casa donde rodaban y a los dos actores. Entonces tuvimos la idea de que, a diferencia de lo que los pasó a Maria y David a la vida real, ella queda embarazada por accidente. Eso marca el desarrollo del conflicto. Si no hay un conflicto interno, habría quedado muy teórico. A partir de aquí vamos planteando situaciones. Los propongo, hacemos ensayos, construimos el guion y una vez al mes rodamos durante cuatro días. Cuando faltaban dos meses para el parto dimos forma definitiva al guion. Coral Cruz, guionista con Clara Roquer y yo mismo, materializó la idea de una pareja que tiene que aprender en que ahora estarán tres y entendió la experiencia del otro.
Era pues un guion muy abierto...
Lo planificamos los dos últimos meses, pero siempre fue un guion muy abierto. Entonces reescribimos la primera escena. La estructura sería más o menos clásica, en tres actos, pero de forma sutil. El procés era particular: ensayos, escritura, rodaje, escritura de nuevo, montaje. El montaje fue una herramienta para filtrar. Poco a poco iba refinando, encontrando aquellas emocionas que son difíciles de expresar.
El trabajo con los actores se vuelve más fundamental que nunca...
La interpretación es concentración y especificidad. El específico es el que no te hace ir a los lugares comunes, sino encontrar una cosa, una sensación, que sueles pasar en aquel momento. David venía muy cansado de nuestro filme anterior, Tierra firme, que todavía estaba montando. Maria tenía muchas ganas de trabajar juntos de nuevo, habíamos hecho un filme por televisión, 13 días de octubre. Estaba embarazada pero quería seguir trabajando, que es uno de los aspectos que en la película desencadena uno de los conflictos principales.
Maria Rodríguez estaba embarazada pero quería seguir trabajando, que es uno de los aspectos que en la película desencadena uno de los conflictos principales.
Hay un elemento muy importante en la película, la cinta de vídeo filmada por un amigo de los padres de la Maria que registra su nacimiento. ¿Cómo y cuándo lo incorporas?
A los siete u ocho meses de embarazo, Maria me dice que hay esta cinta. Viéndola entendí la película que iba haciendo. Es un vídeo de una hora, grabado en diferentes formatos. Pensé que si era capaz de hacerlo con la misma dedicación, con la posición correcta de la cámara en cada momento, entonces desde la ficción, desde el juego, podría llegar a captar la intimidad que este señor había conseguido con una grabación doméstica y amateur.
En este sentido, hay en tu filme una escena impresionante, cuando ella ve esta cinta sobre su propio nacimiento.
La ve cuando ya había parido. El recuerdo de su propio parto era muy reciente y se enfrenta al parto de su madre, cuando ella misma nació. Hicimos una toma única de cincuenta minutos, moviendo la cámara mientras ella ve la grabación. Cincuenta minutos es lo que dura el vídeo.
Incluyes entonces una escena con la familia de Maria.
Sí. Los no actores, generalmente, improvisan muy bien, como lo hace el padre, o se aprenden un texto de manera neutra, como hace el hermano. La madre de ella podía hacer, y hace, las dos cosas.
Uno de los conflictos que aparece al filme es cuando él acepta el trabajo digamos más burguesa en el bufete de su tío, una cosa que ella le recrimina.
Quería expresar, a través de la investigación de los afectos, una especie de retrato sociopolítico del mundo en la cual vivimos. Podríamos decir que es casi una visión marxista de los afectos.
Me gusta mucho la escena en que descubren que ella está embarazada, como reaccionan con los gestos por sorpresa, miedo y también una cierta felicidad, y la escena en que David los explica a sus amigos de siempre que esperan a un hijo.
La escena de él con los amigos es improvisada. Teníamos la idea principal, pero ellos la improvisaron. Inicialmente duraba mucho y era complicar mantenerla entera. Era como Husbands de John Cassavetes, pura improvisación entre amigos que se conocen.
¿Es como una regresión, no? Saltan al patio de la vieja escuela y juegan al fútbol como antes.
Es la exploración del niño que todavía somos.
No habías acabado tu anterior filme, Tierra firme, y ya estabas empalmado en Los días que vendrán. Ahora lo estrenas y ya tienes a punto una miniserie por Movistar +, En el corredor de la muerte, sobre el caso de Pablo Ibar.
Mientras hacía el sonido de Los días que vendrán empezaba el casting de la serie. Entro en este proyecto a finales de noviembre del año pasado y en enero ya estoy rodando. Y todo eso sin saber el final de la historia, ya que el veredicto de su caso se dio el pasado mes de mayo.
Quería expresar, a través de la investigación de los afectos, una especie de retrato sociopolítico del mundo en el que vivimos.