Carlota Benet (Barcelona, 1981) es la autora de 'Veus de paper', Columna Ediciones. Una novela que explica la historia de una chica que habla con las heroínas de los libros mientras trabaja en la librería de su padre y sigue los cursos de su programa de doctorado.

Nos citamos con la autora en la terraza de la librería La Central de la calle Mallorca de Barcelona. Cuando llegamos, ella ya está ahí, y la confundo con una turista despistada porque es rubia, con los ojos claros y carretea una maleta. "Estoy un par de días en Barcelona, en casa mi madre, porque doy clases de literatura catalana aquí y después ya subo a Lleida donde vivo con mi marido y mi hijo". Desde el primer minuto nos demuestra que tiene muchas ganas de hablarnos de la novela, de literatura, de la relación con su padre y de cómo se encuentra actualmente la lengua catalana en el país. Está emocionadísima con la publicación del libro y lleva una sonrisa enganchada en la cara, aunque nos confiesa que decidir ser escritora siendo hija de Josep Maria Benet i Jornet fue una decisión difícil.

Carlota Benet, la autora de "Veus de paper" en la librería La Central / Foto: Carlos Baglietto

¿Qué nos explicas en esta historia?
Esta historia explica el conflicto entre la riqueza del mundo interior, -que quiere decir vivir en los libros-, y el choque que se produce cuando aterrizas a la realidad. La protagonista, el Sina, es una chica que vive encerrada en la librería de su padre, un lugar encantador, lleno de libros, con un ambiente mágico, y de repente tiene que salir de este mundo, y tiene que entender cómo conciliar su mundo de heroínas de los libros que le hablan, con esta realidad tan hostil; y cómo sobrevivir.

Me decías que alguien te ha comentado que puede ser un libro un poco ingenuo.
Puede parecerlo porque está explicado como si fuera un cuento. Pero habla del trauma que todos podemos tener de enfrentarnos a la realidad, y que para superar este trauma, hay que perdonar. Para estar en paz con una misma y para tener paz interior hay que perdonar a los demás. Y sobre todo, hace falta que te perdones a ti misma.

Para estar en paz con una misma hay que saber perdonarse

¿Por qué has decidido hablar del perdón?
Porque yo me encontré con esto. Hubo una serie de acontecimientos en mi vida que me hicieron tener mucha rabia. Un buen día, me dije: "tienes que aceptar las cosas tal como vienen. No pasa nada. La vida es como es y tú no tienes por qué ir juzgando lo que va pasando. Tienes que tomar distancia, lo tienes que aceptar y a partir de aquí seguir como puedas y como quieras". Siempre hay cosas que nos van consumiendo por dentro y aceptarte a ti mismo también hace que aceptes mejor los demás.

Aceptarte a ti mismo también hace que aceptes mejor los demás

También hablas de la decepción de Sina y el egoísmo de Joan, que toma una decisión y condiciona completamente la vida de su hija.
Sí, es una traición muy grande hacia Sina, su hija, que se siente muy traicionada por su padre y su mundo se desmenuza. También creo que es muy típico de la evolución de una persona hacia la madurez. Es esto de hacer las paces con tu pasado y con tus circunstancias.

Carlota Benet, sentada en la terraza de la Librería La Central / Foto: Carlos Baglietto

En el libro encontramos un vínculo muy fuerte entre Sina y su padre Joan. ¿Tiene que ver con la relación que tenías tú con mi padre?
Un poco sí. Yo tuve una relación muy estrecha y muy especial con mi padre. Aunque cuando estaba escribiendo el personaje de Joan, no veía a mi padre en absoluto y tampoco me veía a mí en el personaje de Sina. De hecho, me veo identificada con el personaje de la madre, porque tengo un hijo y la maternidad también es una cosa maravillosa pero al mismo tiempo problemática, sobre todo hoy en día. Queremos ser mujeres libres y un hijo engancha mucho. También me identifico con Roc, que es muy optimista, yo también tengo una actitud muy complaciente con los demás y aparentemente parece que siempre todo me vaya bien. Inevitablemente, siempre hay un poco de ti en todos los personajes.

Cuando escribía el personaje de Joan no veía a mi padre en absoluto

¿Qué papel tienen los objetos en esta historia?
Muy importante. Me gusta mucho describir mucho a los personajes, la ropa que llevan, darles un poco de textura. Eso es una cosa que hace mucho Mercè Rodoreda, porque consigue dar a los objetos una calidad simbólica importantísima. Me fijo mucho en cómo la gente va vestida, con el ambiente, los lugares, con las decoraciones.., y eso me ayudaba a dar volumen a los personajes y entender cómo eran. Pienso que añade calidez y visualidad a un libro.

Es un poco un homenaje a la literatura.
Totalmente. Porque Sina, en cada capítulo habla con una protagonista de una novela -heroínas de la literatura universal. Sale un personaje del 'Temps de les cireres' de Montserrat Roig, sale un poema de Maria Mercè Marçal. Teresa Valldaura de la Mercè Rodoreda, Fanny del Carles Soldevila, Elisabeth Bennet de Jane Austen. Son las amigas de Sina que le dan consejos y aportan esta perspectiva muy femenina. Y son mujeres de bandera. Teresa Valldaura no es la Colometa de la Mercè Rodoreda. Son mujeres muy potentes.

Las heroínas que salen en el libro y hablan con la protagonista son mujeres de bandera

Tengo la sensación que busca a estas mujeres porque ella no ha tenido el referente femenino de la madre.
Cierto. Pero también es verdad que los libros pueden convertirse en tus amigos, porque ocupan mucho espacio. Yo siempre he tenido conversaciones, quizás estoy un poco loca, con los personajes de muchos libros.

Tu mundo está un poco rodeado de libros. Supongo que debe tener un peso importante el hecho de que tu padre fuera Benet i Jornet, imagino que en casa debió haber una biblioteca inmensa.
Mi padre era escritor de teatro literario. Y mi madre, profesora de literatura. Me crie entre libro. Los libros me han ayudado a lo largo de mi vida. Y después estudié Filología Catalana e hice el doctorado en literatura catalana y soy profesora de literatura catalana para extranjeros.

Carlota Benet, escritora / Foto: Carlos Baglietto

¿Fue natural la elección de esta carrera dedicada a las letras o fue un poco empujada por los padres?
Es muy difícil de saber. La carrera la hice muy a gusto y muy convencida. El doctorado lo empecé muy convencida y lo acabé nada convencida y eso también se refleja en esta novela, porque Sina, en un momento determinado está haciendo el doctorado. Hacer una tesis doctoral es un trabajo ingrato y larguísimo y es bastante duro. Lo que me dio es muchísima disciplina, persistencia y capacidad de análisis. A mi padre le hacía mucha ilusión tener una hija con una tesis y que acabara siendo catedrática y también sale un poco en el libro.

A mi padre le hacía mucha ilusión tener una hija con una tesis y que acabara siendo catedrática y también sale un poco al libro

¿Crees que le habría gustado el libro a tu padre?
Yo creo que sí porque mi padre era una persona que me tenía como "ay mi niña es lo mejor que hay en el mundo". Quizás un poco demasiado. Creo que habría sufrido un poco, pero le habría hecho mucha ilusión. Lo que no sé es si habría tenido la capacidad de ser objetivo con mi trabajo. Realmente era un padre muy entregado y entonces él estaba dispuesto a que le gustara cualquier cosa que hiciera yo.

¿Te has encontrado con momentos difíciles mientras lo escribías?
Sí, y él me habría entendido muy bien. Ahora Josep Maria Benet i Jornet es un pilar del teatro catalán, pero cuando él estaba vivo, no era así. Ahora porque ya ha muerto, ya tiene la carrera acabada y tenemos esta perspectiva. Pero yo viví su lucha constante, sus dudas, fracasos, malas críticas... Cuando yo era jovencita mi padre no era Josep Maria Benet i Jornet, era el señor este de la esquina que intentaba luchar para que le estrenaran una obra para ganarse la vida.

Cuando yo era jovencita mi padre no era Josep Maria Benet i Jornet, era el señor este de la esquina que intentaba luchar para que le estrenaran una obra para ganarse la vida

¿Sientes presión por ser la hija del gran Benet i Jornet?
Yo creo que la sentía cuando no me decía a mí misma que quería escribir. Ahora ya no, es una de estas cosas que he soltado a la vida. Mis novelas tienen un espíritu y un estilo totalmente diferente. Yo hacía tiempo que sabía que quería hacer alguna cosa y no sabía exactamente qué era. Y un buen día supe que quería ser escritora, e hice una buena llorada. Me decía a mí misma "en una familia no caben dos escritores, es un poco ridículo querer dedicarme a ser escritora y más siendo él muy reconocido." Y eso lo tenía dentro hasta el día que decidí ser escritora. Entonces todo se fundió.

Me decía a mí misma que en una familia no caben dos escritores, es un poco ridículo querer dedicarme a ser escritora y más siendo él muy reconocido

Carlota Benet nos lee un fragmento de su novela. / Foto: Carlos Baglietto

¿Cuál fue, pues, este momento que decidiste ser escritora?
Cuándo me pidieron que escribiera un artículo sobre mi padre y el Alzhéimer y salió un libro. Me acuerdo de que fui a ver a mi editora, que es  Glòria Guasch, y me eché a llorar, que me dio mucha vergüenza, porque tampoco es que nos conociéramos tantísimo y le dije "yo lo que quiero es ser escritora" y ella me dijo, "bien, pues sé escritora."

Me eché a llorar delante de mi editora porque yo lo que quería era ser escritora

¿Tienes miedo de que te puedan comparar con tu padre?
Sí, pero creo que no lo harán. Lo que me da miedo es que a la gente no le guste mi libro. Es normal que haya gente que no conecte. Y lo tengo que aprender a aceptar.

¿Con qué te pareces a tu padre?
¡Tenemos la misma nariz! (nos reímos). Compartimos un referente común que son los libros. Pero de carácter..., yo diría que soy una persona extremadamente positiva y mi padre era una persona muy depresiva; yo soy muy pragmática y mi padre era un desastre con todo aquello relacionado con la vida cotidiana. Pero yo soy un poco dramática y mi padre era extremadamente dramático.

Soy una persona extremadamente positiva y mi padre era una persona muy depresiva

¿Y literariamente?
No te lo sabría decir porque yo no me lo veo, pero sí que hay un personaje en mi libro, Lola, que está un poco sacado de personajes de las obras de teatro de mi padre. Cogí ‘Una vella coneguda olor’ de mi padre y copié un poco el estilo. Este personaje es un homenaje a las tías que salen en las obras teatrales de mi padre.

¿Era un padre presente?
¡Mooolt! Porque claro, trabajaba desde casa. Yo soy hija única y lo interrumpía y le preguntaba, ¿"con qué juego"? Y él me creaba un paisaje de escenarios para que yo jugara. Mis padres se separaron cuando tenía 10 años y pasaba la mitad del tiempo con mi madre y la mitad del tiempo con mi padre, con quien teníamos muchos intereses en común. Y de hecho, cuando se murió lo pensé. Hay cosas que ya nunca más las podré hablar con nadie.

¿Murió de covid cuando tenía el Alzhéimer?
Sí, en mi cabeza ya se empezó a marchar con el Alzhéimer.

¿Piensas a menudo en él?
Sí, constantemente, porque es aquello de decir, ahora le explicaría eso, pero con mucha tranquilidad. El tema del Alzhéimer fue espantoso, por lo tanto, de alguna manera, cuando se murió, fue una liberación para todos, y para él mismo.

¿Pudiste despedirte?
Sí, me llamaron y me dijeron, escucha, está muy flojito. Respira muy mal, quizás cabría la posibilidad de que lo vinieras a ver. Fui caminando hacia la residencia, recuerdo atravesar Lleida totalmente vacía. Un día maravilloso de primavera con todos los pajaritos cantando, un día de sol, fabuloso. Yo pensando "tu padre se está muriendo". Es como de ensueño, como de película apocalíptica. Y entonces, llegar, meterte el mono, aquel que te hacían poner, la máscara, otra máscara, y yo dentro de la habitación tocándole la mano, que yo quería notar su piel. Y solo le decía, "estate tranquilo, todo está bien, te puedes ir, llorando, con mocos, sin poder secármelos. Fue demasiado horrible y estoy muy contenta de como mínimo haber podido decirle cosas. Todo el mundo que ha tenido muertes en tiempo de covid lo ha pasado muy mal. Estos son momentos de mucha dureza.

Pude despedirme de mi padre cuando tenía covid

¿A quién crees que gustará tu libro?
Creo que tiene una sensibilidad femenina, al final es el despertar en la vida de una chica, y me lo imagino para un perfil milenial, de las chicas que les gustan los vestidos de florecillas y Jane Austen.

Hace un par de años hubo una polémica porque el gobierno de Colau hizo un homenaje a los escritores catalanes que escriben en castellano. ¿Cómo crees que está ahora el tema de la lengua catalana?
Escribir en catalán es una opción casi política. Los autores en catalán tienen que tener el apoyo de las esferas políticas públicas, si no, estamos perdidos. Pero bien, yo siempre soy superoptimista porque el catalán ha pasado para cosas muy malas. Ahora, lo que me hace sufrir más es la presencia del catalán en los medios, porque es el futuro. Si tuviera dinero lo que haría es crear algún tipo de plataforma que ofreciera contenidos super cañeros en catalán. Tenemos que tener una base atractiva para hacer de todo. Tiene que haber prensa rosa y musicales en catalán, para llegar a todos los públicos. Tiene que ser la mezcla de la cultura popular y la alta cultura, si no una cultura no es fuerte.

Tiene que haber prensa rosa y musicales en catalán  para llegar a todos los públicos

Carlota Benet nos lee un fragmento de "Veus de paper"