Carlota Subirós vuelve a la Sala Gran con un nuevo encargo, esta vez en una coproducción insólita, Festival Grec y Teatre Nacional de Catalunya, La plaça del Diamant. Adaptada anteriormente por Joan Ollé y Benet i Jornet/Toni Casares en teatro, y Francesc Betriu para la televisión. Once activos en escena: Clara Aguilar, Lurdes Barba, Màrcia Cisteró, Montse Esteve, Paula Jornet, Vicenta Ndongo, Neus Pàmies, Anna Pérez Moya, Alba Pujol, Vanessa Segura y Yolanda Sey. Se estrena el jueves 28 de septiembre y hará un mes de funciones en Barcelona. Después, hará una gira por varias ciudades, todavía por determinar.

Carlota, vuelves al Nacional.
Sí, con la dirección de Xavier Albertí recibí varios encargos. Maria Rosa y Sol solet de Guimerà, y La nit de la Iguana y La rosa tatuada de Tennessee Williams. Y ahora he recibido un nuevo encargo, que de entrada dije que sí, sin ningún tipo de duda.

¿Los últimos años has trabajado de la misma manera los encargos que tus propias propuestas?
Hace quince años ya trabajé sobre el universo Rodoreda y, por lo tanto, un cierto recorrido ya lo tenía hecho. La locura de hacer El quadert daurat sí que es completamente mía. Y eso es un camino diferente, había una intuición hacia la escena. En cada proyecto estoy en constante descubrimiento. Me pone condicionantes, también. Y una poética propia que evoluciona. Me siento interesada en la idea de no imponer un lenguaje escénico sobre un material, sino descubrir qué lenguaje permite desplegarse. He recibido muchas propuestas los últimos años, se pueden convertir en un gran impulso creativo. Es muy diferente que cuando el impulso viene de ti. Durante muchos años no hice ningún encargo.

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Foto: Carlos Baglietto

Te pido por los espacios. No solo por las escenografías. Hablas de espacios dramatúrgicos y pienso en Anne Bogart.
¡Y no la he citado! Anne Bogart es una maestra absoluta. A un nivel más técnico, metodológico, por el sentido del trabajo, la colaboración y del sentido de la relación entre las artes escénicas y la sociedad. Es una voz inspiradora.

A veces planteas cierta abstracción que contrasta con el realismo que podríamos encontrar, por ejemplo, por La nit de la iguana.
Sí, cuando estás más cerca del realismo estás en un territorio más conocido y eso no quiere decir que sea fácil ni que no tenga profundidad. Cuando más grado de metáfora trabajas, te exige más. Y abres un espacio mucho más desconocido y más incierto.

¿Te exige más confianza con el material transitar cierta abstracción?
Es bonito visto así, no lo había pensado. Seguramente sí.

Otra diferencia con las obras anteriores es que no tienes una protagonista...
Por eso pongo en valor a todas las actrices. Es cierto, cuando te apoyas en un intérprete como columna vertebral eso ordena muchas cosas, y la energía de todo el mundo va en una dirección y se convierte en una voz conductora. Te da mucha fuerza. En cambio, teniendo un amplio equipo en las que todas resuenan en la voz de Natàlia, la columna son todas, y el eje se va trasladando en todo momento. Es muy feliz la experiencia que hemos tenido: encontrar un continuo reajuste con las intérpretes. Tampoco hablo de uniformidad. El otro día pensaba: Natàlia aparece y no es ninguna de ellas. Antes decíamos, todas son Natàlia, y ahora tengo la sensación que se te aparece.

Teniendo un amplio equipo en las que todas resuenan en la voz de Natàlia, la columna son todas, y el eje se va trasladando en todo momento

Pienso en el montaje de Solitud de Alícia Gorina. No sé si ha sido un referente para ti.
¡Sí! Somos muy amigas pero no hemos trabajado nunca juntas. Tuvimos un calendario paralelo con El quadern daurat. Me gustó muchísimo y lo he tenido mucho en la cabeza. Es cierto que lo que hacemos es diferente. Allí sí que había una identificación con los personajes, pero es cierto que hablamos de textos muy conocidos de nuestra literatura que te transmiten, con la elección de palabras, memoria de nuestra cultura. Hay este diálogo entre lo que ves en escena que te permite abrirte a cierta abstracción.

Háblame de Lurdes Barba. Directora, activo de gran recorrido. Ahora la has dirigido.
Ha sido increíble, un regalo encontrarnos con Lurdes. Tenemos muchos amigos en común. No nos conocíamos tanto ni teníamos una relación de afecto, aunque hemos visto los montajes de la otra. Fue un placer que aceptara. Enseguida fue apareciendo su fuerza por el simple hecho de ser la mayor de todo el equipo. Haces un cierto recorrido de edades, en Lurdes recae todo el peso de la evocación, transmite a escena toda la memoria familiar de la generación de su madre y su abuela, que han vivido muchas de las experiencias que se narran.

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Foto: Carlos Baglietto

Y ahora, háblame de Anna Pérez Moya.
Para mí siempre es muy importante eso, que en la medida de lo posible es muy vivificador que aparezcan nuevas colaboraciones. Me aferro a las largas complicidades y recorridos de un proyecto a otro. Es muy valioso para mí tener nuevas incorporaciones, refrescan todo el trabajo. Y yo la había visto como bailarina con Andrés Corchero, y había oído hablar tan bien, también como colaboradora y como mirada externa en otros montajes. Y en este sentido tiene una mirada muy rica, desde la corporalidad, y me fascinan su voz y los ojos. Es bonito que nos hayamos encontrado. Aporta desde otro extremo, desde la ligereza, desde el cuerpo.

Carlota, ahora estrenas en el Teatre Nacional, y se ha abierto una convocatoria para la dirección artística del Teatre Lliure.
Ahora mismo no diré nada. Para mí es un momento muy rico. Y muy bonito. No quiero hablar de este tema, ni quiero alimentar cierta rumorología sobre este tema.

¿Tienes proyectos en la cabeza?
Tengo una deuda conmigo misma, que es la escritura. En este sentido, estoy muy a la expectativa de lo que vendrá. No quiero hablar de nada más que del montaje que estrenamos con un gran impacto para mí. Hace años que estoy en un proceso de búsqueda de mí misma muy grande y me siento muy confiada con la idea en entrar en una nueva etapa. Y llevarla a escena. Mi carrera ha pasado por momentos muy diferentes y ahora abro una nueva etapa. No sé qué forma cogerá y no está concretada en proyectos inmediatos. No tengo ningún proyecto a corto plazo y eso me irá bien para encarar con calma el siguiente.