Falset (veguería de Montblanc), 14 de octubre de 1714. Hace 310 años. Habían pasado cuatro semanas desde la capitulación de Barcelona y de Cardona, las últimas plazas austracistas del Principado de Catalunya. Pere Joan Barceló i Anguera —popularmente “Carrasclet”—, excombatiente del conflicto sucesorio hispánico (1705-1714/15) con el grado de capitán del Real Ejército de Catalunya, y acogido al indulto general del 28 de septiembre anterior (promulgado por Berwick, el comandante del ejército de ocupación borbónico francoespañol), era arrestado y encarcelado en las mazmorras del castillo de Falset. Carrasclet fue acusado de un incidente ocurrido dos semanas antes: había golpeado a un oficial borbónico español que extorsionaba y agredía a la población civil de la villa, empobrecida por el conflicto y desarmada por los ocupantes.
¿De dónde venía Carrasclet?
Pere Joan Barceló había nacido en 1682 en el Mas Carrasclet, una explotación agraria situada entre las villas de Marçà y Capçanes, actualmente a la comarca del Priorat, pero en aquel momento sobre el límite entre las veguerías de Montblanc y Tortosa. Mas Carrasclet era llamado así porque tenía un horno para fabricar carbón vegetal y había estado en manos de la misma familia durante varias generaciones. Pere Joan sería el primogénito del propietario, Francesc Barceló, y desde el principio ostentaría la categoría de heredero de herederos. Pasado casi un cuarto de siglo, estalla la Revolución austracista en Barcelona (1705). El país se suma a la alianza internacional austracista y los Barceló, padre e hijo, se incorporan al Real Ejército de Catalunya, que, formaría parte del Ejército Imperial de Carlos de Habsburgo.
¿Qué pasó después de la guerra?
Carrasclet combatió en muchas de las batallas del conflicto sucesorio. Pero su figura no se dimensionaría hasta acabada la guerra. Poco después de la detención, conseguiría escapar de la mazmorra, se emboscaría en las montañas del Priorat y con un grupo de antiguos migueletes (infantería ligera catalana), crearía el primero y el más importante foco de resistencia austracista en Catalunya. Un pequeño ejército, buen conocedor del terreno y con un importante apoyo social, que, durante años (1714-1720), y con la táctica de la guerra de guerrillas, llevaría a cabo continuos asaltos contra los convoyes militares borbónicos que proveían de víveres y de munición al ejército de ocupación desplegado sobre el territorio. El aparato de dominación borbónico catalogaría a Carrasclet y a sus hombres como bandoleros, cuyo equivalente actual sería 'terroristas'.
¿Qué más sucedió después de la guerra?
A inicios de octubre de 1714, Felipe V convirtió en papel higiénico el indulto general que, a cambio de la capitulación de Barcelona (12-13 de septiembre de 1714) habían firmado su comandante general Berwick y las autoridades catalanas. Después de unas semanas de relativa calma, el régimen borbónico desplegaría un brutal aparato de represión que tenía un doble objetivo: la persecución y encarcelamiento de los líderes políticos y jefes militares austracistas (decapitar Catalunya liquidando, físicamente, sus clases dirigentes) y el espolio fiscal de la sociedad (arruinar Catalunya imponiéndole una tributación de guerra). El régimen borbónico encarceló a Villarroel, Basset o Bellver, para citar, solo tres ejemplos. E impuso el “Catastro”, un brutal sistema de exacción que muchas familias no podrían pagar y que se saldaría con miles de confiscaciones y desahucios.
¿Quiénes eran, en realidad, los terroristas?
Si entendemos que terrorista es aquel que hace uso sistemático del terror para conseguir sus objetivos, queda muy claro quién era, en realidad, el terrorista en la Catalunya de la posguerra de Sucesión. El grupo de guerrilleros de Carrasclet, es decir, la resistencia austracista catalana, que luchaba por la expulsión de los borbónicos, atacaba y saboteaba todo tipo de intereses estratégicos de los ocupantes. Pero, exclusivamente, equipamientos militares. En cambio, el régimen borbónico —que era el fabricante de aquel estado de terror en el que estaba sumida Catalunya—, se había apresurado a criminalizar la resistencia austracista, negándole su componente claramente político e ideológico, catalogándola de foco de “bandidaje” y tipificándola como un delito que se pagaba, tanto para los guerrilleros como para quienes los apoyaran socialmente, con la pena de muerte (la tercera pata del sistema represivo borbónico).
El terrorismo borbónico
El régimen borbónico, incapaz de acabar con la guerrilla austracista por los métodos militares, recurrió al chantaje. José de Armendáriz y de Perurena, comendador de la Orden de Santiago, teniente de los Reales Ejércitos Españoles y gobernador militar de Tarragona (1717-1718), ordenó el encarcelamiento de la familia de Carrasclet (los padres, la esposa y los hijos y los hermanos, cuñadas y sobrinos). Y publicó un bando amenazando con la ejecución de la familia Barceló si Carrasclet no se entregaba. Carrasclet y sus hombres, y gracias a la potente red de apoyo social, asaltaron el castillo de Falset, destrozaron la guarnición militar borbónica y liberaron a los prisioneros. Pero ya no fue posible rescatar con vida a la madre de Carrasclet, que había muerto durante el cautiverio. En este punto, conviene recuperar la pregunta “¿quién eran, en realidad, los terroristas”?
Veciana y los Mossos
La estrategia del chantaje no les había funcionado. Y entonces recurrieron a la vieja táctica de la división, con el propósito de provocar la ruptura de la red social que daba apoyo a la resistencia austracista catalana. Carrasclet y sus hombres ya habían atacado los cuarteles militares borbónicos de algunas villas importantes del Camp de Tarragona. Y Pere de Veciana, alcalde de Valls nombrado a dedo por Francisco Pio de Saboya, capitán general y máxima autoridad política, militar y judicial del régimen borbónico en Catalunya, había creado un grupo de civiles armado con gente de su entorno familiar, que se habían adjudicado la misión de perseguir el “bandidaje”. Luis Fernández de Córdoba, gobernador militar de Tarragona, autorizaría a los parientes de Veciana a atacar y exterminar la resistencia catalana, más allá de los límites estrictos de Valls. Habían nacido los Mossos d'Esquadra.
Carrasclet y Felipe V
Carrasclet y sus hombres no pudieron resistir la ofensiva conjunta del ejército borbónico español y de los parientes de Veciana (estos últimos buenos conocedores del terreno). Y se exiliaron en Viena (1720). El emperador Carlos de Habsburgo les confirmó el grado militar que habían ostentado durante el conflicto sucesorio y les reconoció la resistencia catalana ascendiéndoles. Carrasclet murió en combate en 1743, en Breisach —Westfalia— como coronel del Ejército Imperial y como el héroe que había sido siempre. En cambio, Pio de Saboya había muerto grotescamente veinte años antes (1723) después de que una repentina riada se lo llevara a él y a su berlina al fondo de un barranco. Y Felipe V murió tres años después que Carrasclet (1746), totalmente orate, corriendo, gritando, orinando y defecando —desnudo— por los pasillos de palacio.