La tienda más antigua de Catalunya ha conseguido sobrevivir a guerras, pandemias e impuestos. Casa Corderet cumplirá 270 años este septiembre (400 si se confirma que su piedra fundacional fecha de 1631), una cifra realmente impresionante pero que las administraciones parecen menospreciar: a pesar de haber recibido el Premi Nacional als Establiments Comercials Centenaris de la Generalitat el año 2015, no tiene ninguna ayuda pública. "Estas tiendas históricas deberían estar protegidas, en Europa no pagan el IBI", lamenta Xavier Pagès, actual propietario de la tienda.
Pero empecemos por el principio. El año 1751, la Cerería Antigua Casa Corderet revolucionó el mundo del comercio local, siendo el primer obrador en diferenciar el espacio de fabricación del punto de venta. Esta separación todavía dura hoy en día: cuando entras en el espacio, el pequeño taller que hay al final de la sala pone de manifiesto el peso que el trabajo manual y la artesanía siguen teniendo en este oficio a pesar del impacto de las cadenas de producción.
Esta es una de las características que llamó la atención de la quincena de suscriptores/as de El Nacional que el viernes pasado descubrieron el barrio y la tienda de la mano de Marc Pons, historiador y articulista del diario. De hecho, cuando entramos en una cafetería de la plaça de la Font – plaza del Ayuntamiento – y vi gradas romanas en las paredes, ya intuí que estábamos a punto de subir a una auténtica máquina del tiempo.
Una ciudad olvidada y refundada
Cuesta creer que hubiera un momento donde las calles de Tarragona estuvieran vacías. Pasó. Con la llegada de los árabes en el siglo VIII, el arzobispo decidió evacuar la población y abandonar la ciudad para no tener que someterse a las exigencias de los invasores – que querían que las oligarquías se convirtieran al islam, hablaran árabe o construyeran mezquitas. Cuando estos entraron se encontraron una ciudad desierta y se marcharon. Tanto fue el abandono, que Tarraco no se refundó en ciudad medieval hasta cuatro siglos más tarde y no fue hasta el año 1900 cuando recuperó la demografía de la época romana. Sólo la Catedral de Tarragona ya tardó un siglo en construirse.
Fue Ramon Berenguer III quien encargó la restitución de la ciudad a Robert d'Aguiló, príncipe de Tarragona y familia suya. Pero el arzobispo Bernat Tort no lo podía ni ver, y se generó una guerra urbana que acabó con el pontífice degollado mientras hacía misa y con Aguiló exiliado en Mallorca.
Tras el mostrador, velas... y fantasmas
Cuando llegamos a Casa Corderet, Xavier Pagès salió a recibirnos con los brazos abiertos dispuesto a explicarnos las mil y una historias de la tienda que hace veinte años que regenta. Y es que sólo durante las primeras generaciones la tienda perteneció a la misma familia; a partir de entonces, han sido trabajadores y trabajadoras los que han aprendido el oficio por voluntad propia.
Sólo el emblema ya explica parte de su historia: encima de la puerta de entrada, una tela señorial en colores senyera representa las olas del mar – aunque antes estaba en colores azules, lilas y plata; la letra T en honor a la patrona Santa Tecla y el bastón verde de Sant Magí, el patrón de la ciudad; y en medio, el corderet pascual, quien da nombre a la institución.
Echando una ojo al interior, la tienda tiene alguna incorporación arquitectónica reciente, como el suelo, pero conserva el aire del pasado: los mismos mostradores, las mismas repisas, el escaparate idéntico del siglo XVIII, unas estatuas romanas a ambos lados de la fachada. Incluso una puerta secreta en medio de la tienda que escondió mucha gente en épocas pasadas y una historia de fantasmas que, comentó Xavier, es bastante curiosa. "Cuando no hay mucho trabajo las pequeñas cosas se mueven y cambian de sitio; yo por si las moscas, antes de entrar siempre digo ¡buenos días, corderet!".
Reivindicando el comercio local
Justo delante de la tienda estaba el Castillo del Patriarca, antigua sede del arzobispado de Tarragona que fue destruida por las tropas de Napoleón. Hoy hay un Supermarket 7 días y un Indian Divya Restaurant. Cosas de la evolución.
Para el propietario de Casa Corderet, depende de nosotros mantener la historia comercial, cultural y nacional, porque "cada vez que alguien compra por Internet, una familia se queda sin trabajo". Xavier es quien hace el cirio pascual de la Catedral de la ciudad pero también diseña velas para judíos, protestantes, ortodoxos, budistas o islámicos; se ha adaptado a las nuevas realidades para mantener vivas la tradición y la tienda.
Y Casa Corderet todavía cuenta con otra particularidad: la de ser también la tienda que más tiempo mantuvo su cartel en catalán. A día de hoy se puede leer Cereria y comestibles Antigua Casa Corderet pero es que eso también forma parte de la historia.
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