El Museu de les Aigües de Agbar, en Cornellà del Llobregat, se ha enriquecido con una gaudiniana cascada, que es la fiel reproducción de la que había en la Casa Vicens de la calle Carolines de Gràcia (la primera obra de Antoni Gaudí en Barcelona, hecha en 1883) y que desapareció en 1945, cuando se redujo el jardín de la Casa Vicens para construir edificios. Sólo tuvo, pues, 60 años de vida, como también el espectacular templete del pozo, que también estaba integrado en el conjunto de la obra (y que protegía la fuente de Santa Rosa, de la que se dice que tenía cualidades medicinales sino milagrosas). El experto en arte Daniel Giralt-Miracle, inspirador de esta iniciativa y asesor artístico de esta cascada, la ha valorado como "Una obra germinal", que estaría al margen del modernismo y de todas las corrientes. Sería una obra "genuinamente de Gaudí". La obra se inaugura este viernes, con motivo del Día Mundial del Agua, y se podrá visitar a partir de Semana Santa, siempre en visitas guiadas.
Una obra monumental y funcional
La cascada es una obra hecha de ladrillo, un material muy sencillo en la época, y la estructura es de una gran simplicidad, pero de unas dimensiones muy grandes: hace un cuadrado de 10 x 10 metros, con una escalera por encima de la cascada. Giralt-Miracle ha destacado que además de la obvia belleza estética de la construcción, que se desmarca por completo de lo que eran los surtidores de la época, se trataba de una obra muy funcional. Situada a 10 metros de la casa, servía para preservar la intimidad de la casa de veraneo de los Vicens y, al mismo tiempo, para refrescar la vivienda en los meses de calor. Daniel Giralt-Miracle se ha confesado "emocionado" por el hecho de poder ver, por fin, un Gaudí que no se había visto en los últimos 77 años. La cascada demostraría que "Disfrutó no sólo sabía hacer casas". El habitualmente circunspecto Giralt-Miracle concluye, emocionado, que se trata de "Una obra de cojones" y ha lamentado que la cascada original fuera destruida en unos años en que "la gente no quería saber nada del modernismo y en Barcelona triunfaba la especulación".
Reproducción fiel del original
Esta cascada se ha construido a partir de 27.000 ladrillos y 3.000 baldosas, que se han fabricado artesanalmente, de uno en uno, tal como se hacía en la época de Gaudí. En la cascada no se ha puesto ningún refuerzo estructural, más allá de los que ya había en la obra original de la Casa Vicens. Para hacer esta obra se construyó una maqueta a escala, que permitió diseñar los complejos arcos parabólicos de la fuente. Hay que tener en cuenta que cada hilera de ladrillos es diferente. Se han seguido a rajatabla los planos que se conservaban en el Archivo del Distrito de Gràcia (en la reconstrucción no se han incorporado las modificaciones introducidas posteriormente por Serra Martínez y se ha respetado al pie de la letra el proyecto de Gaudí). Josep Vicenç Gómez-Serrano, arquitecto del proyecto, ha explicado que esta obra se ha podido hacer gracias al trabajo de operarios que ya habían trabajado en la Sagrada Familia y en la cripta Gaudí y que estaban iniciados en técnicas tradicionales de construcción.
En un sitio emblemático
Sònia Hernández, directora del Museu de les Aigües de Cornellà, ha explicado que esta cascada se ha construido en un lugar emblemático. Por debajo del Museu de les Aigües i del Parque de las Aguas circula el 50% del agua de grifo que se consume en Barcelona. En el mismo centro conviven las instalaciones antiguas integradas en el Museu, con los más modernos sistemas de captación de agua, que están en activo y que usa Aigües de Barcelona. Y el agradable parque que lo rodea está dominado por la fresca presencia del agua y por unos árboles impresionantes. Se espera que la construcción de esta cascada sirva, también, para posicionar el Museu en las rutas sobre Gaudí y para incrementar sus 45.000 visitantes anuales. En realidad, en esta iniciativa el Museo de las Aguas ya ha colaborado estrechamente con la Casa Vicens.